miércoles, 16 de febrero de 2011

EL CRISTIANISMO SIONISTA EN LOS EE.UU.

El nuevo movimiento proisraelí en Estados Unidos
El CUFI: 50 millones de evangelistas partidarios de Israel 
por Thierry Meyssan (*) 
18 de agosto de 2006

En un país cuyos ciudadanos abandonan los partidos políticos para integrarse a las iglesias evangélicas, el condicionamiento de la opinión pública empieza por la manipulación de los creyentes. Paralelamente a la preparación de la ofensiva contra el Líbano, el Pentágono y el ejército israelí montaron el CUFI, una federación que reúne a los cristianos sionistas y cuyo objetivo es transformar a 50 millones de adeptos de las iglesias evangélicas en militantes a favor de la guerra
Con vistas a garantizar el apoyo de la opinión pública estadounidense a la guerra contra el Líbano –y probablemente contra Siria e Irán–, el Pentágono y Tsahal [ejército israelí] crearon, a finales de 2005, una estructura proselitista encargada de movilizar 50 millones de adeptos de las iglesias evangélicas.
El eje central de la operación consistió en integrar a los líderes de estas a una estructura ideológica única que responde al nombre de Christians United for Israel (Cristianos Unidos por Israel – CUFI). La función de este nuevo grupo no es reemplazar al AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) [1] en lo referente al cabildeo dentro de la clase dirigente sino propagar la teología sionista en el seno de las iglesias evangélicas y más allá para que la mayoría de los estadounidenses perciba el apoyo a las ofensivas israelíes como un deber religioso.
En enero de 2006 se publicó un libro que causó sensación, Jerusalem Countdown: A Warning to the World... the Last Opportunity for Peace (El conteo inverso de Jerusalén: una alerta para el mundo... la última oportunidad para la paz) [2]. Este volumen obtuvo inmediatamente, y mantuvo durante tres meses, las mejores cifras de venta en los supermercados estadounidenses.
Trataremos de resumir el contenido de este libro sin por ello perder en profundidad. En él se afirma que Irán es un país dirigido por fanáticos que quieren borrar a Israel del mapa lanzando una bomba atómica sobre Jerusalén. Después de la invasión de Israel por musulmanes y rusos, Estados Unidos tendría que librar una segunda guerra por el control de Israel contra China y la Unión Europea. Esa guerra daría lugar al surgimiento del Anticristo [3] bajo la forma de presidente de la Unión Europea. Finalmente, una terrible guerra atómica pondrá fin a ese ciclo. La batalla decisiva tendrá lugar en Meggido (Armagedón). Radiante, Cristo podrá entonces volver a la tierra para recompensar a quienes creyeron en él. Por suerte, el ejército israelí y el Pentágono pueden hacer que la balanza se incline del lado correcto mediante una intervención preventiva, recurriendo incluso a la utilización de nuevas bombas nucleares tácticas. Así que la solución consiste en ir a la guerra sin más dilación.
El autor de este best-seller de índole militar y religiosa es el pastor tejano John Hagee, nueva vedette del cristianismo sionista [4].

Orígenes del cristianismo sionista

Históricamente, el sionismo es un fenómeno cristiano desde mucho antes de ser judío. Los cristianos sionistas se creen un segundo pueblo elegido y piensan que su destino está ligado al del pueblo judío. Para ellos, el regreso de Cristo se producirá únicamente cuando los judíos se hayan reagrupado en Palestina. Para propiciar el fin de los tiempos tendrían por tanto que volver a crear un Estado para los judíos sin tener miedo a provocar cataclismos apocalípticos.
El primer jefe de Estado que pretendió convertir su país en un segundo Israel y llamar a la creación de un Estado judío en Palestina fue el puritano inglés Oliver Cromwell, en el siglo XVII. Luego de la restauración de la monarquía sus seguidores fueron expulsados del reino o huyeron a Irlanda del Norte y los Países Bajos. Más tarde fundaron colonias en África austral y en América. Pero esa corriente político-religiosa no desapareció del todo en Inglaterra. Incluso encontró una nueva forma de expresión en el primer ministro de la reina Victoria, Benjamín Disraeli, quien constituye hoy la principal referencia histórica de los neoconservadores. Sin embargo, los rabinos fueron siempre enérgicamente opuestos a la creación de un Estado judío.
En el siglo XII los rabinos rechazaron incluso una proposición del rey Saladín el Magnífico, y, en ese sentido, no cambiaron de opinión en mucho tiempo [5].
Los cristianos sionistas tuvieron que esperar hasta el siglo XIX y la aparición del nacionalismo de Theodor Hertzl para encontrar al fin judíos secularizados que apoyaran sus planes.
Como demostró Jill Hamilton, la decisión de crear en Palestina un «hogar nacional judío» tomada por Llyod George y Lord Arthur James Balfour en 1917, que dio lugar a numerosas justificaciones retóricas, no es más que la culminación del acercamiento entre cristianos sionistas y nacionalistas judíos [6].
Esa alianza enfrentaba, sin embargo una contradicción: el antisemitismo cristiano. En efecto, los cristianos sionistas afirmaban que en el último momento los judíos tendrían que abrazar la fe de Cristo o serían arrojados al infierno. O sea, el buen judío sería el judío convertido al cristianismo. Como quiera que sea, los intereses coincidentes a corto plazo se antepusieron a ese tipo de consideración y llegaron a convertirse en política.
Durante la Guerra de los Seis Días (1967), Israel tomó conciencia del peso electoral de las sectas evangélicas sionistas en Estados Unidos y comenzó a financiar al líder de estas, el pastor Jerry Falwell, cofundador de la Moral Majority [7]. En 1978, Falwell fue invitado a plantar árboles en la «Tierra prometida» y dio su nombre a un bosque. En 1979, el gobierno israelí le ofreció un jet privado para contribuir a su ministerio religioso. En 1980, el primer ministro Menahem Begin le hizo entrega solemne de la medalla Zeev Jabotinsky, que lleva el nombre del pensador de extrema derecha que le sirvió de mentor y cuyo secretario no era otro que el padre de Benjamín Netanyahu.
Esa alianza se institucionalizó en septiembre de 1980. En ocasión del voto de una resolución del parlamento israelí que proclama Jerusalén como capital de Israel, lo cual constituye una franca violación del derecho internacional, Begin financia la creación de la Embajada Cristiana Internacional de Jerusalén (International Christian Embassy Jerusalem). Este organismo desarrolla el turismo evangélico y recoge fondos entre los peregrinos para financiar la inmigración judía. Para facilitar las cosas, el mismo organismo abre un «consulado» en cada Estado de los Estados Unidos.
En agosto de 1985, la Embajada organiza con las autoridades del régimen del apartheid el primer Congreso Mundial de Cristianos Sionistas [8]. El congreso tuvo lugar en Basilea (Suiza) en la misma sala en que Theodor Herzl había creado el movimiento judío sionista 98 años antes.
En octubre de 2003, los cristianos sionistas sellaron su alianza con los neoconservadores en el marco de la Cumbre de Jerusalén, en presencia de Ehud Olmert y de Benjamín Netanyahu [9].
Finalmente, el 5 de enero de 2004, el buró de la Cumbre de Jerusalén creó un grupo ad hoc de 14 miembros del parlamento israelí bajo el nombre de Christian Allies Caucus [10].
Todas estas operaciones se han desarrollado con ayuda de la Fellowship Foundation, organización particularmente discreta que supervisa y financia desde el Pentágono una pléyade de iglesias evangélicas a través del mundo [11].

La teología de las dos alianzas


La originalidad del pastor John Hagee consiste en haber conciliado la fe evangélica con la realidad del Estado de Israel. Ya en 1988, Hagee afirma que los judíos que observen la Ley de Moisés alcanzarán la salvación sin tener que convertirse al cristianismo. En eso consiste la «teología de las dos alianzas», según la cual Dios hizo pactos diferentes con sus dos pueblos elegidos, los judíos y los evangélicos. Al principio, el reverendo Hagee fue rechazado por Jerry Falwell. Más tarde fue reintegrado al concierto de los cristianos sionistas para convertirse en su actual vocero [12]. Esta trayectoria y su innovación ideológica lo convirtieron en el hombre ideal. 
El 7 de febrero de 2006, el reverendo John Hagee dirige en Texas un encuentro de 400 pastores evangélicos estadounidenses con vistas a la creación de una federación de cristianos sionistas. Simultáneamente crea con la Embajada Cristiana JP Christian Edition una revista bimestral que se distribuye como suplemento del Jerusalem Post. El Post es un diario neoconservador cuyo director, Aviv Bushinsky, fue consejero de relaciones con la prensa y vocero del primer ministro israelí Banjamin Netanyahu. El suplemento mezcla artículos sobre el parque de atracciones evangélico de Galilea y sobre la amenaza que representan Irán y sus brazos armados, Hamas y Hezbollah. También denuncia a los universitarios europeos que analizan la Biblia dentro de su contexto histórico-social y que hablan del Israel bíblico como un mito.
Lejos de constituir un impedimento para su nueva misión, el extremismo del reverendo Hagee atrae a los miembros del Likud en la medida en que el reverendo escribió un elogio del asesinato de Yitzhak Rabin, al que considera culpable de haber vendido a vil precio la «tierra prometida» [13]
La federación de cristianos sionistas nace durante un banquete de 3 500 pastores y responsables evangélicos organizado en el hotel Milton de Washington... el 18 de julio de 2006, o sea cinco días después del inicio de la ofensiva israelí contra el Líbano. La Providencia hace las cosas tan bien que el evento de Washington sirve de marco a una movilización de todas las organizaciones evangélicas a favor del ejército israelí. Además del pastor Jerry Falwell pasan por la tribuna varios congresistas estadounidenses (los senadores Sam Brownback, John Cornyn, Kay-Bailey Hutchison y Rick Santorum así como el representante Henry Bonilla), el embajador de Israel Daniel Ayalon y el ex jefe de Estado Mayor, general Moshé Yaalon. La nueva federación toma el nombre de Christian United for Israel (CUFI) [14].
De paso, los congresistas miembros del CUFI crean dentro de la Cámara de Representantes un Israel Allies Caucus que será el interlocutor del Christian Allies Caucus anteriormente creado en el seno del parlamento israelí. El Israel Allies Caucus es copresidido por el republicano Dave Weldon y por el demócrata Eliot Engel [15]. Grupos parlamentarios similares están siendo creados en Filipinas y Corea del Sur.
Aunque el reverendo John Hagee es un exitoso predicador que dirige un pequeño imperio de la comunicación, no es él la cabeza pensante del CUFI. Quien dirige la federación de los cristianos sionistas es David Brog, asistente parlamentario judío sionista y primo del ex primer ministro israelí Ehud Barak. Aunque hay entre sus miembros varios congresistas demócratas, el CUFI se dirige casi exclusivamente a los republicanos. Son bien conocidos los estrechos vínculos que existen entre la Casa Blanca y el CUFI, que desempeñó un importante papel en la adopción por el Congreso estadounidense de una resolución de condena contra «los recientes ataques contra el Estado de Israel, considera a los terroristas y los Estados que los apadrinan responsables de esos ataques y apoya el derecho de Israel a la autodefensa» [16]. Texto redactado por el AIPAC y adoptado por 410 votos a favor y ocho en contra en la Cámara de Representantes y por unanimidad en el Senado. Al mismo tiempo, el CUFI y el Israel Allies Caucus convencieron a 115 representantes para que escribieran al presidente Bush exhortándolo a reforzar las sanciones contra Siria.
Fue David Brog el que lanzó la expresión «dolores del parto» al referirse a la remodelación del Gran Medio Oriente citando el Evangeliosegún Mateo, Capítulo 24. De las guerras actuales surgirá un nuevo mundo. ¿No fue Jesús quien dijo «Muchos vendrán invocando mi nombre y dirán “Yo soy Cristo” y engañarán a muchos? También tendréis que oír hablar de guerra y de rumores de guerra, pero no os alarméis porque eso tiene que suceder, aunque no será todavía el fin. (…) Y todo ello no hará sino comenzar los dolores del parto». Esta expresión la retomó Condoleezza Rice para que los evangélicos se sumaran a la política de los neoconservadores [17].
«Israel hace nuestro trabajo y actúa a favor de los pueblos libres. Sus enemigos son los mismos que los enemigos de Estados Unidos. Se trata de una batalla que forma parte de una guerra más amplia, la que se libra contra la civilización judeocristiana de las fuerzas del Bien contra las del Mal. (…) Israel está en la línea del fuego de la guerra contra el terrorismo y no podemos hacer otra cosa que apoyarlo», declaraba David Brog a la AFP hace unos días [18].
El trabajo de David Brog consiste principalmente en acercar los judíos a los cristianos sionistas haciendo olvidar siglos de antisemitismo cristiano [19]. Nada fácil en un país que hace dos años aplaudía un film de Mel Gibbson, La pasión de Cristo, que señalaba a los judíos como deicidas [20]. En mayo de 2006, Brog publicó un ensayo Standing with Israel: Why Christians Support Israel (De pie con Israel: por qué los cristianos apoyan a Israel) [21]. En este ensayo Brog se toma libertades con la Historia al afirmar que ambos pueblos se reconciliaron cuando Estados Unidos venció al III Reich y votó por la creación del Estado de Israel.
Impacto del CUFI
El pastor John Hagee dispone de medios de comunicación excepcionales. Dos veces al día produce un talk-show transmitido por una de las tres grandes redes mundiales evangélicas de televisión, la Trinity Broadcast Network (TBN). Transmitido al mundo entero vía satélite, ese programa se ve en 92 millones de hogares estadounidenses. La TBN siempre ha mantenido vínculos con Israel y estuvo ligada al gobierno sudafricano en la época del apartheid [22]. El reverendo Hagee cuenta también con la editora de su amigo Steve Strang que edita la publicación mensual Charisma. transformar el movimiento cristiano sionista en un grupo de influencia de masas a favor de Israel.
John Hagee no tiene problemas financieros. En el año 2000 compró en Bracktteville (Texas) un rancho administrado por la Texas Israel Agricultural Foundation que le costó 5,5 millones de dólares. Allí recibe a sus amigos, cuyos aviones aterrizan en su aeropuerto privado. En 2001, el salario de este predicador bendecido por Dios se elevaba a 1,25 millones de dólares [23]
Kevin Phillips, considerado uno de los mejores expertos en sociología electoral de Estados Unidos, asegura que la administración Bush se basa en el apoyo de tres grupos sociales: la burguesía petrolera, los fieles evangélicos y los retirados que viven de los créditos [24]. Debido al reemplazo del predominio del partido republicano por el de las iglesias evangélicas, las evoluciones teológicas se hacen determinantes para la política de Washington.
Es temprano aún para afirmar que el CUFI ha alcanzado su objetivo. Sin embargo, ante los hechos que ensangrientan el Líbano, el 68% de los estadounidenses declara en los sondeos que se sienten espontáneamente cercanos a Israel y el 63% afirma que la administración Bush debe mantener o reforzar su apoyo militar al ejército israelí [25].

1] «Les fondamentalistes pour la guerre», por Thom Saint-Pierre,Voltaire, 3 de abril de 2003.
[2] Jerusalem Countdown: A Warning to the World...the Last Opportunity for Peace, por el reverendo John Hagee, Frontline ed., 2006.
[3] Para los cristianos el Anticristo es un personaje cuya llegada debe producirse antes de la llegada de Cristo y cuyo objetivo es desviar a los fieles. La propia denominación del Anticristo subraya también que se trata de un personaje que se opone a Cristo.
[4] «Pastor Strangelove», por Sarah Posner, American Prospect, 6 de junio de 2006.
[5] Las cruzadas vista por los árabes, libro de historia de Amin Malouf
[6] God, Gunns and Israel: Britain, the First World War and the Jews in the Holy Land, por Jill Hamilton, Sutton Publishing, 2004.
[7] Jerry Falwell: An Unauthorized Profile, por William Goodman y James Price, Lynchburg, 1981.
[8] Prophecy and Politics, Militant Evangelists on the Road to Nuclear War, por Grace Halsell, Lawrence Hill & Company, 1986. La autora, que asistió al congreso como periodista, fue la redactora de discursos del presidente estadounidense Lyndon B. Johnson.
[9] «Sommet historique pour sceller l’Alliance des guerriers de Dieu»,Voltaire, 17 de octubre de 2003.
[10] «The Judeo-Christian Alliance - Is the Messianic Era Beginning?», por Victor Mordechai, Israel Today Magazine, 16 de febrero de 2004. El presidente de este grupo es el diputado Yuri Shtern, miembro del Buró de la Cumbre de Jerusalén.
[11] Sobre ese tema, ver las tres presentaciones que se desarrollaron en la conferencia Axis for Peace sobre la penetración evangélica en América Latina, en el mundo árabe y en África negra. Ver también «Las iglesias evangélicas y el juego de Estados Unidos en el mundo árabe », por Charles Saint-Prot, Voltaire, 14 de noviembre de 2005.
[12] Falwell publicó su condena contra Hagee en el número de Liberty Flame correspondiente al 6 de mayo de 1994 con el título «John Hagee: Heretic?» dando lugar de paso a una crítica de la vida privada del reverendo Hagee, quien se divorció de su primera esposa para casarse con una adolescente. Su rehabilitación se produjo durante un mitin organizado en la Liberty University, el 4 de julio de 2002. Ver «Falwell festivities have surprise guest», por Julia Duin, The Washington Times, 3 de julio de 2002, y «Old foes Falwell, Hagee defuse fireworks ar ‘old-fashioned fourth’», Church and State, septiembre de 2002.
[13] Ver The Beginning of the End, por John Hagee, STL, 1996.
[14] «Christian group to advocate more support for Israel», por Julia Duin, The Washington Times, 13 de julio de 2006. «Evangelical Christians plead for Israel», por Richard Allen Greene, BBC, 19 de julio de 2006.
[15] «Congress forms Israel Allies Caucus», por Edgar Lefkovits The Jerusalem Post, 27 juillet 2006.
[16] Resolución HR 921 del 20 de julio de 2006.
[17] «Los neoconservadores y la política del «caos constructor», por Thierry Meyssan, Voltaire, 25 de julio de 2006.
[18] «Pour des évangélistes, la guerre au Proche-Orient est “entre le Bien et le Mal”», AFP, 11 de agosto de 2006.
[19] «Birth Pangs of a New Christian Zionism» por Max Blumenthal,The Nation, 8 de agosto de 2006.
[20] «L’implosion de l’alliance judéo-chrétienne», Voltaire, 23 de febrero de 2004.
[21] Standing with Israel: Why Christians Support Israel, por David Brog, Frontline, 2006.
[22] Spiritual Warfare, The Politics of the Christian Right, por Sara Diamond, South End Press, 1989.
[23] «Critics say John Hagee’s compensation is too high», por Analisa Nazareno, San Antonio Express-News, 20 de junio de 2003.
[24] American Theocracy: The Peril and Politics of Radical Religion, Oil, and Borrowed Money in the 21st Century, por Kevin Phililips, Viking, 2006. Kevin Phillips fue el consejero electoral del presidente Nixon.
[25] Sondeo de la CNN realizado el 2 y el 3 de agosto de 2006.

(*) Therry Meyssan es periodista y escritor. Preside la Red Voltaire. Es autor de La gran impostura y del Pentagate

DESDE LA TÁRIQA DEL CORAZÓN

A la sombra de los hermanos mayores
"¿Por qué yo no tengo derecho a ser feliz?"

Bismil-Lahi r- Rahmani r- Rahim… ¡Oh!, Al-Lah. ¿Quién intercederá por mí? Al mirar a mis hermanos, los seres humanos, no puedo sino confesar que, por grandes que sean sus faltas, todas ellas anidan en mi corazón en estado de rebeldía… Tú eres Al-Mumit y Al-Mu’id, que es como decir “el agua que arranca la inmundicia y hace surgir lo cristalino”… Pero todo es conforme a Tu pretensión para conmigo.
Parece ser que hubo un tiempo en el que, para impedir una lapidación, era suficiente  que alguien pidiera que quien tirara la primera piedra estuviese libre de culpa, pero hoy en día, ¿quién estaría en condiciones de lanzar esa primera piedra?... ¡Qué fácil nos resulta ser esquivos ante nuestra propia mirada! Mirar hacia nosotros mismos y encontrarnos puros y limpios. Confundir la humildad, la cortesía y el sometimiento con la hipocresía, la crisis de autoestima o la masoquista tendencia a la mortificación intelectual y emocional tras determinados tipos de traumas… ¿Quién no ve corrección en sus actos y relaciones con los demás? ¿Quién concibe la insensatez y la dureza en sus palabras? ¿Quién no se siente redimido y justificado en su existir?... Decía Platón que para conocer a alguien hemos de conocer sus visiones oníricas, el mundo de sus sueños. Nosotros vivimos nuestros sueños, lo que implica que soñamos, pero no los conocemos. ¿Cómo podríamos entonces conocernos a nosotros mismos?...
Nos resulta sencillo hablar del Amor, como si estuviéramos preparados para conocerlo, para vivirlo, para amar… ¿Quién se siente incapaz de amar? ¿Quién no ha amado o ama? ¿Quién no siente el peso de consagrarse constantemente a los demás?... Pero, ¿quién estaría dispuesto a arriesgarlo todo por quien le desprecia y le escarnece, sin esperar nada a cambio, solo por Amor? ¿Quién responde al látigo con la caricia sin más intención que la caricia misma?...
En una ocasión tuve la oportunidad de llevar el caso de una mujer de mediana edad. Era la mayor de tres hermanos. Su padre, alcohólico, solía golpear con cierta frecuencia a la madre y a ella, e incluso tuvo más de un intento de abuso. Su madre, delicada de salud, pronto se vio impedida para el cuidado de sus hijos y falleció cuando ella contaba con veintipocos años. Con diez o doce años dejó el colegio al que acudía para cuidar de sus hermanos y ayudar a su madre con las labores domésticas. Desde los dieciséis colaboraba en el sostenimiento de su familia trabajando de doméstica. A los dieciocho, aproximadamente, fue victima de una violación que la dejó embarazada, como consecuencia su padre la echó de su casa y ella tuvo que buscarse la vida para sacar sola adelante a su hijo…
Nunca se casó con ningún hombre debido a que ya tenía un hijo y eso resultaba un impedimento para ellos, aunque tuvo una relación con alguien muy semejante a su padre en cuanto a su comportamiento, un hombre al que mantuvo un tiempo y después la bandonó. Su hijo descubrió las drogas en la adolescencia y se volvió adicto; al quedarse solos, de nuevo, fue él quien heredó la costumbre de golpearle.
Con el tiempo el chico se fue metiendo cada vez en más problemas, primero económicos, creando deudas de las que ella se intentaba hacer responsable, y después legales, que le llevaron en dos ocasiones a prisión. Yo la conocí durante la segunda de éstas detenciones. Ella había perdido su vivienda intentando hacer frente a las deudas que el hijo había creado, y a algunas multas pendientes, que de otro modo habrían agravado su situación judicial…
En una ocasión me preguntó algo así como: “¿Por qué yo no tengo derecho a ser feliz?”. “¿Qué es para ti “ser feliz”?” –le planteé… “No sé… Encontrar a alguien que me trate con cariño y amor, por una vez”… Le miré e intenté que las palabras surgieran desde la profundidad de mi corazón. Era evidente que no servía de nada decirle obviedades basadas en mi propia interpretación de su realidad. “Al-Lah, sin duda, te ha dotado de una capacidad para el Amor que resulta inalcanzable a la mayoría de los seres humanos”. “¿Por qué dices eso?”, me preguntó. “Tú mejor que yo conoces lo que viviste con tu padre, pero cuando enfermó a causa de su adicción al alcohol y tus hermanos no hicieron otra cosa que quitarle la cartilla para poder quedarse con su pensión, tú le recogiste en tu casa, le cuidaste lo mejor que pudiste y le amortajaste acompañándole hasta el último momento sin ayuda de nadie ni tener en cuenta el sufrimiento que te había provocado. También mejor que nadie conoces las condiciones en que concebiste a tu hijo y lo que ello implicó, como sabes la vida que él te ha obligado a llevar, lo que por él has hecho y lo que has recibido por su parte. Pero durante los últimos dos meses que llevas aquí yo he visto cómo has buscado trabajo y en qué condiciones lo has aceptado. Trabajas de diez a doce horas diarias, de lunes a domingo, pero con un contrato de media jornada, y el día que te dan de descanso lo utilizas para acudir a prisión sólo por ver a tu hijo un rato, y a veces él ni siquiera quiere verte, aunque si alguna semana no has podido ir él te echa en cara tu ausencia como si se tratara de un descuido.
Tu única obsesión es pagar sus deudas y sus multas a la vez que intentas ahorrar lo suficiente para buscarte un piso antes de que se determine si se le concede la libertad vigilada, ya que si él no tiene una residencia fija sabes que no se le concederá. Y todo ello mientras eres consciente de que cuando conviva contigo tu infierno volverá a ser el de siempre…” Llorando me contestó: “Pues ya estoy harta. Ya no quiero esa vida. Ya no quiero tener esa capacidad para amar. Quiero dedicarme a mí misma”. “Eso está bien –le dije–, en ese caso olvídate de tu hijo. Él es mayorcito para resolver sus problemas y tal vez necesite verse así para entender la necesidad de dar un cambio a su vida. Deja de pagar sus deudas. Deja de estar tan pendiente de lo que él quiere y necesita, y dedícate a ti. Aprovecha los días de descanso para buscarte un trabajo menos duro, aunque ganes algo menos. Cómprate ropa que te haga sentirte guapa y atractiva. Píntate. A los cuarenta se está en la mejor época de la vida, queda con amigas que les guste salir y puedan presentarte personas interesantes… Puedo darte la dirección de una asociación de gente mayor de cuarenta donde se reúnen para bailar y conocerse solteros, solteras, divorciados y divorciadas…”
Antes de que pudiera seguir me calló diciendo: “Eso no puede ser. Si conozco a un hombre tiene que aceptar a mi hijo, él no sabe lo que es tener un padre… Y si no voy a ver a mi hijo, ¿quién le va a visitar? Soy lo único que tiene… Si no pago sus deudas y sus multas ni le ofrezco una residencia fija, no le darán la libertad vigilada. Y él ya no aguanta más ahí dentro…”
Al-Lah nos enseña el camino a través de quienes nos rodean, y tal vez todos los seres humanos son nuestros hermanos mayores cuando somos capaces de mirarles desde más allá del juicio y el prejuicio… ¿Quién puede presumir de haber Amado jamás? ¿Quién, siquiera, de ser capaz de Amar?... Donde hay Amor no hay miedo, orgullo, pereza, odio, egoísmo, prejuicio ni otra cosa que el propio Amor, el ser Amado y Aquel que Ama e inspira el Amor en nuestros corazones… Al-Lahu akbar.
Autor: Sáleh Abdurrahim ‘Isa

EL SUFISMO SOBRE LA CONCIENCIA DESPIERTA

"Quien se conoce a Sí mismo, conoce a su Señor" 

El desarrollo de la Conciencia y la profundidad del Entendimiento, tienen un único Objetivo, la búsqueda de nuestra Naturaleza Esencial


por Hayy Sidi Saíd Ben Aÿiba al Andalusí, Abdú Rabihi. Fuente: Tarika Shadilia


El desarrollo de la Conciencia y la profundidad del Entendimiento, tienen un único objetivo, la búsqueda de nuestra Naturaleza Esencial 'Di; ¡Oh! vosotros los duros de corazón. No reconozco como Allah lo que vosotros reconocéis, ni vosotros sois reconocedores de lo que reconozco...Tenéis vuestro camino y yo tengo el mío.' 
El Qor ân, Surat al káfirún. 

Si pudiéramos acercarnos como observadores hasta La Causa primera de la Creación, nos parecería que toda la energía-materia ha sido llamada a la existencia desde 'nada'. 
Pero sabemos que eso es una quimera, ya que algo no puede surgir de nada. Así pues, y para poder entendernos, a ese 'Algo' desconocido le llamamos La Trascendencia. Y al no haber otro origen posible para ninguna 'cosa', le atribuimos lo que no puede tener su causa en el mero ámbito de la energía-materia. 
Puesto que toda forma es posterior al elemento-energía primordial deduciríamos que, a causa de ello, toda forma es una apariencia derivada del ensayo creador y, por lo tanto, toda apariencia habrá de concluir en la extinción. La energía-materia, siendo por el nivel de su naturaleza inconsciente, e inestable en cuanto a la forma, no puede alcanzar la consciencia por sí misma y la estabilidad eterna como objeto. No puede crear para sí misma el ser consciente como un elemento físico más entre otros, hasta el punto de poder decidir sobre su destino. 
La energía-materia irracional no puede por sí misma hacerse racional, hasta alcanzar posteriormente la consciencia de su existencia. Más bien la consciencia es el atributo primero de la Conciencia, y ésta tiene su origen en aquel 'Algo' desconocido que llamábamos La Trascendencia. Y desde La Trascendencia, como único y verdadero Ser Causante de todo lo existente, la Conciencia se insufla en la energía-materia cuando ésta ha constituido el elemento capaz de manifestarla. 
Sabemos que la Conciencia no es material, aunque para Su manifestación use la materia como soporte. Y sabemos que de la acción entre semejantes de signos opuestos, en el plano material, podemos deducir el Principio de Generación. Pero no se puede deducir de ello que sin una Causa inteligente exterior a la energía-materia, ésta acabe produciendo inteligencia y consciencia por sí misma, como resultado de la confrontación. 
Recordemos que el resultado de confrontar dos elementos entre sí es un tercer elemento que hereda cualidades de sus 'progenitores', pero la Conciencia no es un atributo de la materia.Por lo tanto, la confrontación entre dos elementos materiales no pueden dar como resultado un elemento consciente. La Conciencia, si bien se sirve de la energía-materia para su manifestación en cambio no es de su mismo 'nivel', aunque sí podemos atribuirle el mismo origen. 
Podríamos decir que el cuerpo-ego-materia y la Conciencia son distintos niveles de Una Sola Realidad que, inicialmente separados, confluyen en su plenitud, y posteriormente,  en el elemento humano como estructura capaz de ir asumiendo progresivamente el conocimiento de sí. Y también que entre ambos, y solo con el concurso de ambos,  forman la cualidad de conocer, de saber-Se y relacionar-Se con el entorno. 
Pero no es el elemento humano el único ser dotado de esta cualidad. Todos los seres son poseedores en mayor o menor grado, de lo que podríamos llamar el 'signo de la  Conciencia'. Pero solo en el ser humano se da en plenitud. Es obvio que nos referimos al planeta que habitamos y que si bien no podemos opinar sobre la vida en otros lugares no quiere decirse que la descartemos. Simplemente no hablamos de lo que aquí no debemos. 
La Conciencia madura interactivamente en colaboración con el medio y por mediación del cuerpo-ego, y dependiendo de su docilidad para el aprendizaje es, a su vez, el artífice de la educación del ego. Ego y Conciencia se desarrollan al unísono, pero más tarde van diferenciando sus tendencias. 
La Conciencia es el don otorgado a la materia, es 'más sutil' y esta llamada a la Unidad. Y el ego-cuerpo-materia es el nivel 'más elemental', con el mismo origen, pero llamado a la extinción en la forma. Será la Conciencia, como el nivel mas cualificado de saber-Se, la que habrá de ser 'educadora' del aspecto más elemental de sí, el ego. Por esta causa será determinante que en el proceso de nuestro desarrollo imprimamos en nuestra Conciencia la mejor docilidad ante La Presencia Creadora. Si la Conciencia logra educar a la parte de sí que decimos ego, este será un colaborador inestimable durante el proceso de evolución, de lo contrario siempre lo tendrá enfrentado. Hay en ello una cierta semejanza con la relación que se establece entre un hijo y sus padres. La criatura es parte de la carne y sangre de sus padres, y cuando es un bebé le consienten y toleran.Pero más tarde tiene que ser independiente, otro individuo, y para ello le educan, para que sea capaz de aceptar las frustraciones, de conocer y de diferenciar entre la fantasía infantil y la realidad adulta, capaz de crecer por sí mismo. 
Tal como nosotros interpretamos y percibimos la cualidad única de conocernos como Conciencia-ego, esta tiene en el cuerpo humano su vehículo de manifestación. La Conciencia se va distanciando del ego hacia la dimensión intelecto-espiritual, en tanto que el ego va mostrando preferencia por satisfacer a la naturaleza animal. 
El ego acercándose a la dimensión corporal forma parte de lo físico. Pero la Conciencia, desarrollándose voluntariamente en el aspecto espiritual, forma parte de otro nivel, por eso es que, para hablar de ella, empleamos otro concepto de disciplina, el de la Metafísica. 
Todo lo que somos como transitoriedad y todo lo que es fungible se disgregará, y se reintegrará nuevamente en el ciclo del movimiento dando lugar a otras 'formas'. Entonces lo único que quedará de 'nosotros' será la Conciencia no material insuflada desde el Único Ser. 
Así como en lo físico, cada átomo liberado regresa a su simplicidad para reorganizarse en nuevas moléculas, la Conciencia insuflada sobre la materia, desde el Principio Creador, regresa a Su Sede, Allah, después de haber animado -dado alma- a lo físico. Acompañar a la práctica de la ´Ibadat los ejercicios de reflexión sobre el conocimiento intelectivo de lo que significa esta cuestión, forma parte del método válido para adquirir Conciencia plena de lo que verdaderamente somos. 
Una vez despiertos a la Conciencia de nuestra verdadera naturaleza (oculta en la mayoría de las personas), podemos dominar el Dunia con relativa facilidad. Podemos desprendernos de las ataduras a lo que impida en nosotros la transmutación hacia la Conciencia expandida. 
Nuestra visión del entorno criatural deja de ser inmediata y separada, -la visión del velado-para transformarse en Universal e integrada, -la visión iluminada-. Esto implica el haber reflexionado e integrado en la Conciencia lo comentado anteriormente, implica habernos liberado de todo cuanto es apariencia inestable, y haber dejado el lugar protagonista a la Causa y no al efecto. 
Conocemos el poder de la Conciencia para ver y entender, y también conocemos las dificultades que opone el poder del Dunia, sin el que dinámica entre opuestos no sería posible dentro del plan creador. Creo que por esta razón dijo Jesús de Nazaret (a.s) aquello de: 'Son muchos los llamados y muy pocos los elegidos'. Y quizás por ello, en XX; 14, nos recomiende el Qoracute;ân; 'Realiza el Salat en recuerdo (dikr) de Mí'
Todas estas cuestiones, todos estos pensamientos y sanos deseos de progreso por las 
vías del Conocimiento previo al Amor, pudieran parecer costosos ejercicios de renuncia. Es proverbial relacionar la evolución espiritual con dramáticas privaciones y negación de todo placer y sonrisa. Pero nada hay más lejos de la realidad que este pensamiento, el mundo es para el Sufí no solo su campo de trabajo, sino que también su jardín de las delicias. Sobre nuestro mundo actuamos y de nuestro mundo recibimos, en justa compensación, todo cuanto necesitamos para nuestra ilustración, día y noche, placer y dolor, nacemos en la ignorancia y crecemos en la Sabiduría. 
El Sirata l´ Mustaqim de los Sufis, o Recto Sendero, ya dijimos que no es difícil por la misma razón por la que no es fácil, pues no es una cuestión de niveles de dificultad a superar, sino de niveles de entendimiento en pos de la simplicidad. 
Nuestro esfuerzo no solo se limita a la tolerancia, sino que se sustenta, principalmente, sobre el Conocimiento previo al amor. No es por lo tanto una cuestión de 'hacer muchas cosas difíciles', sino de comprender con sencillez el secreto oculto en la sabiduría de lo cotidiano. También sobre esta cuestión hemos comentado anteriormente. 
Conociendo la importancia del entendimiento de lo sencillo, que nos conduce hacia 'la visión', y desde esta al Amor, eje del Tassawuf, nos daremos cuenta de la dificultad que tenemos para expresar la simplicidad de nuestro método y propósito en lenguaje vulgar. No en vano, Abu Hassan as Shadzili decía que; 'En la sencillez se oculta la dificultad'. 
Cuando nos preguntamos ¿qué es el Sufismo?, podemos dar para ello diferentes respuestas, ninguna en contradicción, pero ninguna contendrá la totalidad de lo que 
queremos decir. Por esta razón la Conciencia debe de despertarse, para entender lo 
simple aún cuando tengamos dificultad para explicarlo. 
El Sufismo no puede ser contenido en un individuo, ni en un lugar o en apariencia alguna, pues así como no hay algo que no sea Acción Creadora, no hay nada que no sea Sufismo. La Acción Creadora, el individuo, su medio, y la dinámica que utilice para la expansión de la Conciencia, es todo Uno. Cuando has descubierto La Esencia que en todo se esconde, ya no puedes dejar de ser Sufi pues, sin no hay nada que no lo sea, ¿a dónde irías que no Lo encontrases?. 
La comprensión racional del significado de todas estas cosas está al alcance de muchas personas, pero no así la complejidad de sus consecuencias, y mucho menos la integración habitual de todo ello en las conciencias. El Tassawuf, al igual que otras nobles disciplinas de desarrollo, nos enseña sin grandes complejidades a entender, no solo las consecuencias de cuanto exponemos, sino la aplicación práctica y metódica de todo ello. 
Bien podemos repetir la idea de que, más que una cuestión de hacer muchas cosas complicadas, de cargar nuestras espaldas con nuevos esfuerzos, es una cuestión de imprimir en cada vida mas sencillez y coherencia, pero desde 'otra perspectiva'. 
Pues; 'Solo son verdaderos creyentes 'visionarios' aquellos cuyo corazón se estremece al recuerdo de Al Lah'. Qor´ân VIII, 2. 
'Entre los que se esfuerzan en la vía espiritual, entre los que ayunan o hacen limosna, el mas afortunado es aquel que ha comprendido esto'. Inspirado en un hadiz de S. Muhammad (s.a.s.). 
Decía el Sheyh Ahmed al ´Alawi: 'Aquel que busca a Allah a través de algo distinto 
de sí mismo, nunca llegará hasta Él'. 'Man´arafa nafsahu,´arafa Rabbahu”.  'Quien se conoce a Sí mismo, conoce a su Señor'. 
En definitiva, el desarrollo de la Conciencia y la profundidad del Entendimiento, tienen un único Objetivo, la búsqueda de nuestra Naturaleza Esencial, quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Tres preguntas que se contienen en una sola respuesta, Allah el Bendito. 

FUENTE: WEBISLAM

martes, 15 de febrero de 2011

LAS DOS COLUMNAS - SAN JUAN BOSCO

LAS DOS COLUMNAS
O
s quiero contar un sueño (…) para su bien espiritual. Este sueño lo tuve hace algunos días. Figúrense que están conmigo a la orilla del mar, o mejor, sobre un escollo aislado, desde el cual no ven más tierra que la que tienen debajo de los pies. En toda aquella superficie líquida se ve una multitud incontable de naves dispuestas en orden de batalla, cuyas proas terminan en un afilado espolón de hierro, a modo de lanza, que hiere y traspasa todo aquello contra lo cual llega a chocar. Dichas naves están armadas con cañones, cargadas de fusiles y de armas de diferentes clases, de material incendiario, y también de libros, y se dirigen contra otra embarcación mucho más grande y más alta, intentando clavarle el espolón, incendiarla, o al menos hacerle el mayor daño posible.

A esta majestuosa nave, provista de todo, la escoltan numerosas navecillas que de ella reciben las órdenes, realizando las oportunas maniobras para defenderse de la flota enemiga. El viento le es adverso y la agitación del mar favorece a los enemigos. En medio de la inmensidad del mar se levantan, sobre las olas, dos robustas columnas, muy altas, poco distantes la una de la otra. Sobre una de ellas campea la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies se ve un amplio cartel con esta inscripción: Auxilium Christianorum. Sobre la otra columna, que es mucho más alta y más gruesa, hay una Hostia de tamaño proporcionado al pedestal y debajo de ella otro cartel con estas palabras: Salus credentium. El comandante supremo de la nave mayor, que es el Romano Pontífice, al apreciar el furor de los enemigos y la situación apurada en que se encuentran sus leales, piensa en convocar a su alrededor a los pilotos de las naves subalternas para celebrar consejo y decidir la conducta a seguir. Todos los pilotos suben a la nave capitaneada y se congregan alrededor del Papa. Celebran consejo; pero al comprobar que el viento arrecia cada vez más y que la tempestad es cada vez más violenta, son enviados a tomar nuevamente el mando de sus naves respectivas.

Restablecida por un momento la calma, el Papa reúne por segunda vez a los pilotos, mientras la nave capitana continúa su curso; pero la borrasca se torna nuevamente espantosa. El Pontífice empuña el timón y todos sus esfuerzos van encaminados a dirigir la nave hacia el espacio existente entre aquellas dos columnas, de cuya parte superior todo en redondo penden numerosas áncoras y gruesas argollas unidas a robustas cadenas. Las naves enemigas dispónense todas a asaltarla, haciendo lo posible por detener su marcha y por hundirla. Unas con los escritos, otras con los libros, con materiales incendiarios de los que cuentan gran abundancia e intentan arrojar a bordo; otras con los cañones, los fusiles, los espolones: el combate se torna cada vez más encarnizado. Las proas enemigas chocan contra ella violentamente, pero sus esfuerzos y su ímpetu resultan inútiles. En vano reanudan el ataque y gastan energías y municiones: la gigantesca nave prosigue segura y serena su camino. A veces sucede que por efecto de las acometidas de que se le hace objeto, muestra en sus flancos una larga y profunda hendidura; pero apenas producido el daño, sopla un viento suave de las dos columnas y las vías de agua se cierran y las brechas desaparecen.

Los asaltantes entretanto disparan los cañones, y al hacerlo revientan, se rompen los fusiles, lo mismo que las demás armas y espolones. Muchas naves se abren y se hunden en el mar. Entonces, los enemigos, encendidos de furor comienzan a luchar empleando armas cortas, las manos, los puños, las injurias, las blasfemias, maldiciones, y así continúa el combate, cuando he aquí que el Papa cae herido gravemente. Inmediatamente los que lo acompañan acuden a ayudarlo y lo levantan. El Pontífice es herido una segunda vez, cae nuevamente y muere. Un grito de victoria y de alegría resuena entre los enemigos; sobre las cubiertas de sus naves reina un júbilo indecible. Pero apenas muerto el Pontífice, otro ocupa el puesto vacante. Los pilotos reunidos lo han elegido inmediatamente; de suerte que la noticia de la muerte del Papa llega con la de la elección de su sucesor. Los enemigos comienzan a desanimarse. El nuevo Pontífice, venciendo y superando todos los obstáculos, guía la nave hacia las dos columnas, y al llegar al espacio comprendido entre ambas, la amarra con una cadena que pende de la proa a un áncora de la columna que ostenta la Hostia; y con otra cadena que pende de la popa la sujeta de la parte opuesta a otra áncora colgada de la columna que sirve de pedestal a la Virgen Inmaculada. Entonces se produce una gran confusión.

Todas las naves que hasta aquel momento habían luchado contra la embarcación capitaneada por el Papa, se dan a la huida, se dispersan, chocan entre sí y se destruyen mutuamente. Unas al hundirse procuran hundir a las demás. Otras navecillas que han combatido valerosamente a las órdenes del Papa, son las primeras en llegar a las columnas, donde quedan amarradas. Otras naves, que por miedo al combate se habían retirado y que se encuentran muy distantes, continúan observando prudentemente los acontecimientos, hasta que, al desaparecer en los abismos del mar los restos de las naves destruidas, bogan aceleradamente hacia las dos columnas, y al llegar aseguran los garfios pendientes de las mismas y allí permanecen tranquilas y seguras, en compañía de la nave capitana ocupada por el Papa. En el mar reina una calma absoluta (…)

Las naves de los enemigos son las persecuciones. Se preparan días difíciles para la Iglesia. Lo que hasta ahora ha sucedido es casi nada en comparación a lo que tiene que suceder. Los enemigos de la Iglesia están representados por las naves que intentan hundir la nave principal y aniquilarla si pudiesen. Sólo quedan dos medios para salvarse en medio de tanto desconcierto: la devoción a María Santísima y la frecuencia de Sacramentos.

HOMENAJE A ALEJANDRO MAYOL, EL "PADRE ALEJANDRO", CURA, POETA

Homenaje


MURIÓ ALEJANDRO MAYOL, EX CURA MIEMBRO DEL MOVIMIENTO DE SACERDOTES PARA EL TERCER MUNDO

Cerca del pueblo a través de la música
Por él hay que cantar aleluya.
Por Mario Wainfeld. (*)

Alejandro Mayol había nacido en el ’32, lo recuerdo hoy porque acaba de morir. Integró el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM), fue amigo y compañero de viajes de Carlos Mugica. Como Mugica, fue popular en su época (los ’60 y los ’70) pero llegó por otros caminos. El MSTM era una revolución que abría ventanas, se proponía airear la Iglesia Católica con los vientos de apertura del Concilio Vaticano II. Curas de todo el mundo, muchos y vitales en la Argentina (aunque siempre minoría) bardearon por doquier para transmitir su mensaje religioso y político.

Alejandro eligió, en aquel tramo, tocar la viola, componer canciones sencillas pero no pavas ni inocentes de sentido, acercarse al pueblo a través de la música. “El padre Alejandro” salía por la prehistórica tevé de entonces, con varios hits de su cuño. “La Creación”, también citada en la columna de Fortunato Mallimaci, fue seguramente el más sonado, con su estribillo “por eso hay que cantar Aleluya”. Cantaba para divertir más que para entretener, para comunicar alegrando. Se hacía oír sin sermonear ni levantar el dedito.

Mayol y sus compañeros creían, soñaban e impulsaban en una peculiar versión del cristianismo que contaré a mi modo hereje, con mis propias palabras. No cantaba, si se me permite la transposición a otro poeta, “a ese Jesús del madero sino al que anduvo en la mar”. 
No lo conmovían los purpurados sino el Cristo irredento y rebelde. No se prosternaba ante jerarquías facciosas e intolerantes, amaba al pueblo cristiano. Su imaginario hecho canción se tornaba rápidamente trinitario: ese pueblo cristiano era pueblo a secas y, en su versión local, pueblo peronista. El pueblo se entroncaba a la fiesta, a la alegría compartida, a la música. “Cuando se canta a coro se comulga”, me explicó una vez (o creo que me explicó o pudo explicarme, tanto da) y le creí para siempre. En tal sentido comulgué a menudo.

Era versado y lector, de libros religiosos y de los otros. A veces explicaba sus afanes metiéndose con San Agustín en un debate que se podía comprender hasta un punto. Con las canciones o los espectáculos que armó todo era más manejable. Compuso, cantó, armó una (¿cómo llamarla?) operita criolla llamada La patriada que recorría en distintos géneros musicales argentinos nuestra historia.

Reunirse con Alejandro era una experiencia embriagadora. Podía serlo, eventualmente, en sentido estricto pero hablo en sentido figurado. Se sucedían las risas, las conversaciones a los gritos, las imitaciones de personajes famosos, se cantaba, inexorablemente y sin tapujos.

Dejó los hábitos, se casó, armó un familión. Se permitía casar gente de vez en cuando en el campo, alegaba con erudición que eso le estaba permitido. Si Dios existiera y fuera el buen Dios en el que Alejandro tenía fe, piensa este agnóstico, seguro que se lo hubiera habilitado.

Recuerdo cuando fuimos juntos a General Madariaga a ver la representación de una versión teatral-musical de La Pasión según San Juan (supongo...) que había escrito y compuesto. Los actores-intérpretes eran no profesionales, habitantes de la ciudad, más centenas que decenas. La obra conmovía, ponía la piel de gallina. Al volver, bien entrada la noche, 

Alejandro manejaba y nos explicaba a Beatriz (su esposa), a mi compañera y a mí el sentido litúrgico que tenía esa Pasión encarnada en gente de pueblo. Se ensimismaba tanto que producía el pequeño milagro de no encontrar la (amigable) salida del pueblo a la ruta. Dábamos vuelta como un trompo, él no se percataba de esos detalles.

Fue un creyente fervoroso y sincero. Su inteligencia se embellecía con un acelerado sentido del humor. Era optimista y alegre, contagiosamente. Un artista, un hombre de ideas, un militante nacional-popular, un tipo dulce y entrañable. Desconocedor (y suspicaz) acerca de otra existencia después de la vida, me duele su adiós. Sólo canto Aleluya por su mensaje, por su ejemplo, por la rebosante dicha de haberlo conocido.

(*) Mario Wainfeld, periodista. Su artículo fue publicado en Página/12 el 11 de febrero de 2011

lunes, 14 de febrero de 2011

¿CÓMO ENCUENTRO YO AL CRISTO? - RUDOLF STEINER

La situación de la humanidad en el tiempo del Misterio de Gólgota. El año 666. Los impulsos de Gondishapur. El reencuentro del Cristo.


Prosiguiendo las consideraciones que la semana pasada fueron hechas aquí respecto la participación en el mundo espiritual a que el alma humana para el futuro debe aspirar (Se trata de la conferencia de Rudolf Steiner del 9 de Octubre de 1918 intitulada “¿Qué hace el ángel en nuestro cuerpo astral?”), hoy quisiera hablar algo más preciso especialmente sobre ciertas cosas que están en conexión con aquel tipo de vivenciar el Misterio de Cristo, que justamente por tales ideales espirituales como fueron tratados la vez pasada debe ser: preparado.
Si consideramos hoy día al hombre a la manera de la Ciencia Espiritual, - (se trata de pronto de una comunicación, que sin embargo en el transcurso de nuestras consideraciones de hoy será ilustrada todavía de varios ángulos visuales) - digo si de manera ciencia espiritual como hoy día lo podemos hacer con los medios de la Ciencia Espiritual, consideramos al ser humano en su vida psíquica, entonces podemos decir que en esta vida psíquica, por cuanto que está relacionada por un lado con la vida corporal física, por el otro con la vida espiritual, se produce un triple fenómeno, una triple inclinación hacia el mundo suprasensorial.
Esta triple inclinación hacia el mundo suprasensorial en realidad entonces debe ser negada, cuando de ningún modo se quiere saber algo del mundo suprasensorial.
El ser humano tiene una inclinación para conocer aquello que en general puede denominarse lo divino.
Una segunda inclinación tiene - hablamos naturalmente siempre de los seres humanos del presente ciclo de desarrollo - de conocer al Cristo.
Y una tercera inclinación: de conocer aquello que de común es denominado el espíritu o también el Santo Espíritu.
Respecto a estas tres inclinaciones Uds. saben que hay personas que las niegan. Se conocen suficientes casos justamente durante el transcurso del siglo XIX, en el cual por lo menos, dentro de la cultura europea, las cosas fueron llevadas al colmo de manera de que la gente negó rotundamente y en general lo divino en el mundo.
Ahora es el caso que ciencia espiritualmente se puede preguntar – dado que dentro de la Ciencia Espiritual no puede dudarse de lo divino, lo cual, si es permitido decir así, habita dentro de lo suprasensorial: - ¿Qué es lo que lleva al hombre a negar simplemente lo divino, aquello que en la Trinidad es denominado el Dios Padre? - Aquí la Ciencia Espiritual nos demuestra que siempre en un caso así donde el hombre niega al Dios Padre - es decir en general lo divino en el mundo, aquello divino que por ejemplo es reconocido en la religión israelita -, que en todos aquellos casos donde se niega a lo divino, existe un defecto real, genuino, una enfermedad física, una insuficiencia física en el cuerpo humano. Ser ateísta significa para el cienciaespiritualista estar enfermo de alguna manera. Naturalmente se trata de una enfermedad que los médicos no curan; - a menudo ellos mismos sufren de esta enfermedad -, una enfermedad que como tal tampoco es reconocida por la medicina contemporánea..., pero es una enfermedad que constata la Ciencia Espiritual en el hombre, cuando el hombre niega aquello que él - ahora no por su constitución psíquica, sino por su constitución corporal debe sentir. Si niega aquello que un sano sentir de su cuerpo le inspira: que algo divino  transfluye al mundo, entonces según los conceptos de la Ciencia Espiritual está enfermo, corporalmente enfermo.
Luego hay mucha gente que niega al Cristo. La negación del CRISTO, la Ciencia Espiritual debe considerar como algo que propiamente es una cuestión del destino y que concierne a la vida psíquica humana. Negar al Cristo... la Ciencia Espiritual debe llamar una desgracia. Negar a Dios: una enfermedad; negar a Cristo: una desgracia. Poder encontrar al Cristo, ésto es de cierto modo un asunto del destino, es de cierto modo algo que debe relacionarse con el karma del hombre. Es una desgracia no tener relación con el Cristo.
Negar al espíritu, o al Santo Espíritu, significa una torpeza del propio espíritu. El ser humano se compone de cuerpo, alma y espíritu. Respecto a cada uno de estos componentes puede tener un defecto. Un defecto físico, realmente patológico reside en el ateismo frente a lo divino. No encontrar en la vida el punto de enlace con aquel mundo que nos hace conocer al Cristo, esto es una desgracia. No poder encontrar al espíritu en su propio interior, esto es una torpeza, en cierto sentido una idiotez, aunque una más sutil y de nuevo no reconocido por la ciencia oficial.
Ahora, estimados amigos, se trata de plantear la cuestión: ¿Cómo encuentra el ser humano al Cristo?. Y justamente sobre este encontrar al Cristo queremos hablar hoy, aquel encontrar al Cristo que en el transcurso de la vida puede suceder mediante la propia alma humana. A menudo se escucha decir a almas, que realmente son almas serias buscadoras: ¿Cómo encuentro yo al Cristo?. Si se quiere obtener una contestación comprensible a esta cuestión, se debe ocupar de la misma considerándola dentro de cierto contexto histórico. Colocamos pues, delante de nuestra alma un contexto histórico, el cual finalmente en nuestras consideraciones de hoy nos llevará a la contestación de la pregunta: “¿Cómo encuentro yo al Cristo?”.
Sabemos que nuestra actual época histórica comenzó - considerando la ciencia espiritualmente - en el siglo XV. Se puede, si se quiere indicar una fecha media, indicar el año 1413. Pero también se puede, si no se quiere admitir tales indicaciones numéricas, decir simplemente: en el siglo XV la vida psíquica de la humanidad se hizo tal como es hoy día.
Si esto no se admite en la historia moderna, la razón es solo que la historia moderna justamente también solo considera hechos externos y no tiene ninguna noción - por su naturaleza de “fable convenu” no tiene ninguna noción de esto - que tan pronto que se retrocede detrás del siglo XV, los hombres pensaban de manera distinta, sentían de manera distinta, actuaban de acuerdo a sus impulsos de manera distinta, que eran radicalmente distintos en su vida psíquica - de la vida psíquica de los hombres actuales. La época que en aquel entonces en 1413 concluyó, había comenzado en 747 a. C., es decir en el siglo VIII precristiano. Así que aquello que cienciaespiritualmente denominamos el periodo greco-romano, lo contamos de 747 a. C. hasta 1413 p. C… En este período tuvo lugar, como Uds. saben, y aproximadamente en el primer tercio de este período, el Misterio de Gólgota.
Ahora este Misterio del Gólgota era, como Uds. también saben, para mucha gente durante siglos el punto angular de todo su sentir, de todo su pensar. Este Misterio del Gólgota fue acogido por el alma especialmente de manera afectiva en aquellos tiempos que precedieron al tiempo moderno, al siglo XV, XVI, etc. Luego comenzó aquella época en la cual se empezó a leer los Evangelios en vastos círculos del pueblo. Pero entonces comenzó también la discusión sobre si los Evangelios son realmente documentos históricos. Y esta discusión - Uds. lo saben - fue llevada al colmo hasta en nuestros días. Hoy no nos queremos ocupar de las distintas fases de esta discusión, que especialmente en los círculos de la teología protestante juega un rol tan importante; solo queremos poner delante de nuestra alma aquello que hoy día puede decirse respecto de aquello que con la discusión sobre el Misterio del Gólgota en realidad se quiere, conseguir.
Se llegó, a acostumbrarse, en la época materialista de que todo sea comprobado de manera materialista. En la historia se llama “comprobar” aquello que es verificado, confirmado por documentos. Ahí, donde se encuentran documentos, ahí se supone que un hecho histórico del cual hablan estos documentos, realmente sucedió. Tal fuerza de comprobación probablemente no se podría atribuir a los Evangelios. Uds. saben por mi libro “El Cristianismo como hecho místico” (Das Christentum als mystische Tatsache), lo que son los Evangelios. Ellos son muy otras cosas que documentos históricos; ellos son libros de inspiración, libros de iniciación. Antaño se los tuvo por “documentos históricos”; ahora, debido ala real investigación, se llegó a comprobar que no son documentos históricos. También se llegó a entender que todos los demás documentos que se encuentran en la Biblia, no son documentos históricos. Y un teólogo reconocido, un teólogo reconocido indebidamente, Adolfo Harnack, comprobó como resultado de la moderna investigación bíblica, que aquello que históricamente se puede saber sobre la personalidad del Cristo-Jesús, puede escribirse en una sola cuartilla. (Adolf von Harnack, 1851-1930, dice textualmente: “Nuestras fuentes para la anunciación de Jesús son - descontando algunas importantes noticias en el Apóstol Pablo - los primeros tres evangelios. Todo lo demás que sabemos independientemente de estos evangelios sobre la historia y las prédicas de Jesús, cómodamente puede escribirse sobre una sola cuartilla, tan escaso lo es en volumen”, en “La esencia del cristianismo”, Leipzig 1901, pág. 13).
De esto lo único cierto es, si se me permite expresarme tan paradójicamente: ¡que también esto no es cierto!, que también aquello, que se escribiría sobre esta cuartilla, ¡tampoco, históricamente, es sostenible!. Lo único cierto es que no existen documentos realmente valederos sobre el Misterio del Gólgota. Si como investigador de la ciencia histórica se pregunta hoy día: ¿Se puede comprobar históricamente el Misterio de Gólgota? - entonces desde el punto de vista de la contemporánea investigación histórica debe contestarse: No es comprobable exteriormente.
Pero esto, mis queridos amigos, justamente tiene su buena razón. Es el caso que el Misterio del Gólgota no debe ser comprobable - quisiera decir que de acuerdo a la voluntad de la divina sabiduría - ¡el Misterio del Gólgota no debe ser comprobable exterior-materialistamente!. Por la simple razón porque el Misterio del Gólgota - como el hecho mas importante que se produjo en la evolución de la tierra - solo debe ser comprobable de una manera suprasensorial. Aquel que quiere encontrar una comprobación exteriormaterialista, justamente no la encontrará; sino finalmente por medio de su crítica se encuentra ante el hecho de que no existe tal comprobación. Es que la humanidad es puesta ante la decisión, especialmente frente al Misterio del Gólgota, de confesarse: debo recurrir a lo suprasensorial, o de lo contrario de ningún modo puedo encontrar cosas tales como el Misterio del Gólgota. Es como si de cierto modo el Misterio del Gólgota tiene la misión de obligar al alma humana de encontrar fuera de toda comprobación sensorial el camino a lo suprasensorial. Tiene pues su buena razón que el Misterio del Gólgota no puede ser comprobado ni por las ciencias naturales, ni de algún otro modo históricamente. Esto justamente será lo significativo de la moderna Ciencia Espiritual que - cuando toda ciencia exterior, toda ciencia que se apoya solo en lo sensorial, tendrá que confesarse que no tiene más un acceso al Misterio del Gólgota, cuando la misma teología, en cuanto es crítica, se comporta descristiana -, será la Ciencia Espiritual la que tendrá que conducir a los humanos hacia el Misterio del Gólgota. Pero por un camino suprasensorial, el cual ya hemos descrito muchas veces.
Ahora nos podemos preguntar: ¿Cómo era la situación de la humanidad cuando el Misterio del Gólgota tuvo Lugar en la cuarta postatlántica época cultural, la época greco-latina?. Uds., mis queridos amigos, saben, lo que significa aquella época. En el transcurso del tiempo la humanidad se desarrolla de tal manera que de cierto modo también experimenta los distintos componentes de la naturaleza humana. Uds. saben, en la época egipto-caldea, la que precedió al año 747 a. C., el hombre fue introducido por su desarrollo en aquello que se denomina el alma sensible; en la época greco-latina en lo denominado el alma racional o emocional, y desde el año 1413 p. C., en nuestra quinta época postatlántica en la así llamada alma consciente. Así que podemos decir: la esencia de la cultura greco-latina desde 747 a. C. hasta 1413 p, C. consiste en aquello de que la humanidad es educada - si es permitido esta expresión de Lessing - (“La Educación del Género Humano”, 1780) para el libre uso del alma racional o emocional.
Preguntémonos ahora: ¿Cuál era el centro de esta época? - el centro - pues podemos suponer: si esta época duraba desde 747 antes del Misterio del Gólgota hasta 1413 después, entonces tenia un centro, habiéndose por decir así desarrollado este alma racional o emocional de manera creciente hacia este centro, y después de manera decreciente. Este centro - Uds. fácilmente pueden calcularlo - es el año 333 después del nacimiento del Cristo Jesús. 333 es una fecha muy importante en el desarrollo de la humanidad pues, es el centro de la época cultural greco-latina. 333 años delante de este centro acaece el nacimiento del Cristo Jesús, acaece pues aquello que conducía al Misterio del Gólgota.
Solo podemos valorar correctamente toda la situación de la humanidad si nos preguntamos: ¿Qué hubiese ocurrido si el Misterio del Gólgota no se hubiese producido?. Recién entonces podemos apreciar de justa manera el valor que tiene el Misterio de Gólgota para la humanidad, si preguntamos: ¿Qué hubiese ocurrido si el Misterio de Gólgota no se hubiese producido?. Naturalmente entonces hubiese llegado la humanidad sin el Misterio del Gólgota, solo mediante las propias fuerzas elementales hasta el centro de la cuarta época postatlántica en el año 333. Por sus propios medios hubiese desarrollado todas aquellas facultades que pertenecen al alma racional o emocional. Estas facultades entonces las hubiese tenido en los siglos siguientes.
Esto fue cambiado esencialmente debido a que ocurrió el Misterio del
Gólgota. Acaeció pues algo muy diferente de lo que de otra manera hubiese acaecido - acaeció algo tremendamente diferente -. Si miramos bien el Misterio del Gólgota entonces podemos, para caracterizar este especial acontecimiento, queda a toda la tierra un sentido, considerar justamente aquel aspecto como el más importante de todos: que hay solo un acceso suprasensual al Misterio del Gólgota, que solo de manera suprasensual se puede llegar a él.
En realidad ¿Cuál es la razón de que sea así?. La razón, es que el hombre, aunque en la cuarta época postatlántica y hacia el año 333 se acercaba al máximo florecimiento del alma racional o emocional, que el hombre entre el nacimiento y la muerte en su vida física del todo estaba muy distante de comprender la naturaleza del Misterio del Gólgota con sus ordinarias fuerzas humanas.
Aquello, que es lo importante, es que nos podemos desarrollar y llegar a muy avanzada edad: con las fuerzas que debido a nuestro desarrollo físico entre el nacimiento y la muerte podemos desenvolver en nosotros, ¡con estas fuerzas no podemos comprender el Misterio del Gólgota!. Esto también es la razón de que los contemporáneos del Cristo Jesús, aquellos contemporáneos que lo amaban, los discípulos, los apóstoles solo podían comprender – hasta el punto que debían comprenderlo - cuál era la esencia del Cristo Jesús al cual rodeaban: que en cierto sentido estaban provistos de clarividencia atavística (lo he dicho muchas veces) y que debido a su clarividencia atavística tenían un presentimiento de Aquel que andaba entre ellos. Pero por sus propias fuerzas humanas no lo tenían.
Y entonces también escribían los Evangelios - los autores de los Evangelios - ayudándose con antiguos libros de misterios. Los escribían, estos monumentales Evangelios, por medio de esta antigua fuerza atavística de clarividencia, - no por las fuerzas salidas hasta entonces de manera natural del desarrollo de las fuerzas humanas.
Pero el alma humana sigue desarrollándose también después de haber pasado por el umbral de la muerte. Este alma humana, que sigue desarrollándose también después de haber traspasado el umbral de la muerte, crece en sus fuerzas de comprensión también después de la muerte; aprende de comprender siempre más y más.
Ahora estamos frente a la particularidad que los contemporáneos del cristo, que por su amor para con el Cristo se habían preparado para una vida en Cristo después de la muerte, que ellos por sus propias fuerzas humanas en verdad entendían del todo el Misterio del Gólgota recién en el tercer siglo después del Misterio del Gólgota. Pues aquellos que como discípulos y apóstoles del Cristo habían convivido con El, ellos luego morían, seguían viviendo en el mundo espiritual, y mientras que vivían en el mundo espiritual crecían sus fuerzas, tal como crecen aquí. Ahora es el caso que al morir no hemos llegado a tener tal entendimiento como lo tenemos dos siglos después de nuestra muerte. Los contemporáneos en realidad recién en el segundo siglo - hacía el tercer siglo - habían llegado a que luego en aquel mundo espiritual por el cual el hombre pasa viviendo entre la muerte y un nuevo nacimiento, de por sí mismos alcanzaron el entendimiento de aquello que dos o tres siglos antes habían vivenciado aquí en la tierra. Y entonces inspiraron desde el mundo espiritual a aquellos hombres que se encontraron aquí abajo en la tierra.
Leen Uds. desde este punto de vista aquello que los así llamados Padres de la Iglesia escribieron en el segundo, tercer siglo - cuando la inspiración comenzó en su recto sentido - entonces se darán cuenta como se puede entender aquello que por los Padres de la Iglesia fue escrito respecto al Cristo Jesús. Aquello que por los contemporáneos muertos del Cristo Jesús fue inspirado, se empezó a escribir en el tercer siglo. Un singular lenguaje estilan estos hombres en el tercer siglo para referirse al Cristo Jesús, - un lenguaje que en parte para el hombre de hoy - en seguida hablaremos sobre este hombre de hoy - resulta bastante incomprensible.
Quiero citar a un hombre - yo pudiese citar también a otro, pero quiero citar a uno que para la cultura materialista de hoy resulta harto despreciable: aquél, del cual esta cultura materialista dice que hubiese escrito una oración terrible: “Credo quia absurdum est”: “Creo aquello, que es tonto, y no aquello, que es cuerdo”. Quiero citar a Tertuliano. (Tertuliano, hacia 160 a 220, autor eclesiástico cartagenio. Su obra para la defensa de los cristianos: “Apologeticum”).
Cuando se cita a Tertuliano, quien aproximadamente vivió en aquella época cuando comenzó la inspiración desde arriba por los contemporáneos muertos del Cristo Jesús, y el cual hasta donde lo podía como ser humano se encontraba bajo esta inspiración... si se lee a este Tertuliano realmente, se recibe una particular impresión. Naturalmente escribía de la manera como debía escribir de acuerdo a su constitución humana. Bien se puede tener inspiraciones, pero se muestran siempre así como se las puede acoger. Así Tertuliano tampoco reproducía las inspiraciones no del todo nítidas; las reproducía tal como por su cerebro humano las podía expresar: primero, porque vivía en un cuerpo mortal, y segundo, ya que en cierto sentido era apasionado y fanático. Escribía tal como resultó, pero muy remarcablemente resultó, si es considerado desde un punto de vista justo y correcto.
Este Tertuliano se presenta, visto desde este punto de vista, como: un romano, no de la más grande educación literaria, pero un escritor de grandiosa energía expresiva. Se puede decir directamente: Tertuliano es aquel quien recién adaptó la lengua latina al cristianismo. Recién él encontró la posibilidad de adaptar mediante su ardiente temperamento y su santa pasión este idioma lo más prosaico, lo menos poético, este idioma puramente retórico, así que realmente vive en la obra de Tertuliano inmediata vida anímica, especialmente en “De carne Christi” por ejemplo, o también en aquella obra en la cual trata de rechazar todo aquello de lo cual se culpa a los cristianos. Está escrito con un santo temperamento y con una grandiosa fuerza de expresión. Y como romano - por el De carne Christi se lo puede demostrar - este Tertuliano como romano era falto de prejuicios frente a su propio romanismo. Encontró grandiosas palabras al defender los cristianos contra las persecuciones de los romanos. Los malos tratos a que se sometía a los cristianos para que desconociesen su pertenencia al Cristo Jesús, los condenaba con temperamento. Así, que decía: ¿No es que vuestro comportamiento como jueces frente a los cristianos prueba suficientemente que sois injustos?. Debéis cambiar todos vuestros procedimientos judiciales como los tenéis de ordinario, no emplearlos, cuando juzgáis a los cristianos. De ordinario obligáis por los tormentos a un testigo para que no niegue; lo obligáis para que confiese lo que es la verdad, lo que realmente piensa. Con el cristiano lo hacéis de manera inversa: ¡lo torturáis para que niegue lo que piensa!. Os comportáis como jueces frente a los cristianos de manera inversa de como os comportáis de ordinario como jueces. De ordinario queréis conocer mediante la tortura la verdad; en el caso con los cristianos queréis conocer la mentira. - Y de modo parecido, con palabras realmente acertadas, hablaba Tertuliano sobre muchas cosas -.
Y además se puede decir que aparte de que era un hombre valiente y enérgico, que se daba plena cuenta de la vacuidad del culto romano a los dioses y también lo expuso como tal; además era un hombre que siempre cuando escribía daba prueba de sus relaciones con el mundo suprasensual. Habla de los demonios de la misma manera que habla de los seres humanos, de su conocimiento. Y es que habla por ejemplo de los demonios de manera que dice: “¡Preguntad a los demonios si el Cristo, Aquel, del cual los cristianos afirman que es un Dios real, si realmente es un Dios real!. Haced la prueba y enfrentad un verdadero Cristiano a un poseído, por el cual habla un demonio... ahí veréis: si realmente conseguís que hable, os confesará que él mismo es un demonio; pues él dice la verdad”... (Esto sabia Tertuliano, que los demonios no mienten cuando se los interroga). “Pero los demonios os dicen también - si el Cristiano los interroga correctamente, saliendo la pregunta de su conciencia - que el Cristo es el verdadero Dios. Solo que lo odian, dado que lo combaten. Uds. sabrán por los demonios que éste es el verdadero Dios”. - Pues Tertuliano no se basa solo en el testimonio de los hombres, sino también en el testimonio de los demonios se refiere. Así habla de los demonios como testigos, que no solo hablan, que también confiesan que Cristo es el verdadero Dios. Todo eso dice Tertuliano de por sí. Realmente, si se llega a conocer a Tertuliano como escritor, se tiene mucha razón para preguntarle: ¿Qué era en realidad la confesión fundamental del alma de Tertuliano, que estaba conmovido por la inspiración narrada a Uds. recientemente?.
Aquello que Tertuliano confesaba en lo profundo de su alma realmente es muy instructivo. Pues Tertuliano presentía ya algo que en realidad recién bastante después del tiempo de Tertuliano debía ser revelado a la humanidad. En el fondo Tertuliano hizo profesión de tres oraciones frente a la naturaleza humana:
Primero: La naturaleza humana es así, que en el tiempo actual (este es el tiempo de Tertuliano, fines del segundo siglo cristiano), puede cargarse con la ignominia de negar el más grande suceso de la tierra. Si el hombre solo se sigue a sí mismo, no llega a conocer el más grande suceso terrenal.
Segundo: Su alma es demasiado débil para comprender éste, el más grande suceso terrenal.
Tercero: Le es totalmente imposible al hombre, si sigue solamente a aquello que su cuerpo mortal le posibilita, ganar una relación con el Misterio del Gólgota.
Estas tres cosas son aproximadamente la confesión de Tertuliano. Movido por estas tres cosas Tertuliano dijo las palabras: “Crucificado fue el Hijo de Dios; (Tetuliano en “De Carne Christi”, según Willmann “Historia del Idealismo, tomo 2, pág. 133) esto no es ignominia, porque es ignominioso. También murió; justo por eso es creíble, porque es tonto”. “Prorsus credibile est, quia ineptum est”. Esto justamente por eso es creíble, porque es tonto: esta oración se encuentra en Tertuliano. La otra oración, que el mundo le atribuye: “Credo, quia absurdum est” no se encuentra en ninguna parte, ni en Tertuliano, ni en otro Padre de la Iglesia; pero esta oración, que recién les he referido, fue hecha en aquel entonces... la mayoría de la gente no conoce de Tertuliano nada más que aquella oración, que es falsa. Tercero: “Y el sepultado resucitó (dice Tertuliano) porque es imposible. Debemos creerlo, porque es imposible.
Este triple dicho pronunciado por Tertuliano, a la gente moderna, muy inteligente, le parece algo terrible. Imagínense Uds. a una de estas personas cabalmente contemporánea, muy ilustrada y culta a la manera materialista, que escucha que alguien dice: “El Cristo fue crucificado; debemos creerlo, porque es ignominioso. El Cristo murió; debemos creerlo, porque es tonto. El Cristo en verdad resucitó, debemos creerlo, porque es imposible”. ¡Imagínense que relación podría obtener con tales oraciones una de estas personas con una típica representación materialista del mundo!.
¿Pero qué es lo que Tertuliano quiere decir?. Justamente debido a su inspiración, Tertuliano llegó a ser para su tiempo un buen conocedor del hombre, se dio cuenta en que camino se encontraba la naturaleza humana de aquel entonces. Vean Uds., los hombres iban al encuentro de los siguientes siglos del cuarto período postatlántico, del greco-latino. ¡Justo tantos años como el Misterio del Gólgota precedió al centro de esta época, 333 años, justo para tantos años después de este núcleo histórico ciertas potencias espirituales tenían el propósito de conducir el desarrollo de la tierra por vías muy diferentes de como después, por la presencia del Misterio del Gólgota, fue conducido!. 333 años después del año 333 es 666; es aquella fecha, de la cual el autor del Apocalipsis habla con tanto temperamento. ¡Leen Uds., aquellos pasajes, donde el autor del Apocalipsis habla de ello, que se refiere a 666!. (Compare capítulo 13, versículo 18, del Apocalipsis). En aquel entonces, según la intención de ciertas potencias espirituales, debía ocurrir algo con la humanidad, y hubiese ocurrido, si no hubiese tenido lugar el Misterio del Gólgota. Se hubiese utilizado el camino descendente que debía recorrer la humanidad a partir del año 333 como la cumbre de la cultura del alma emocional o racional: este camino descendente se hubiese aprovechado para conducir a la humanidad por un rumbo diferente a aquel, por el cual la humanidad debía avanzar según las intenciones de aquellos seres divinos que con ella desde el principio, desde la época de Saturno están unidos. Esto debía ocurrir por cuanto que algo que recién más tarde debía llegar para la humanidad - el alma consciente con sus contenidos - por medio de una suerte de revelación se daría a la humanidad ya en el año 666.
Si esto hubiese sido perpetrado, si realmente hubiesen sido cumplidas las intenciones de ciertos seres opuestos al desarrollo de la humanidad, pero que quieren adueñarse de este desarrollo de la humanidad, entonces en 666 la humanidad hubiese sido sorprendida, hubiese sido dotada ya con el alma consciente, como lo será recién después de un lapso de tiempo relativamente largo, después de nuestro tiempo.
En eso ciertamente reside aquello que hacen siempre aquellos seres hostiles a los dioses amantes de los hombres: que aquello, que estos seres espirituales buenos quieren dar a los hombres en un tiempo posterior, lo quieren anticipar a una fecha anterior, cuando la humanidad aún no está madura para ello. Aquello, que recién en el punto medio de nuestra época debe producirse, lo que por lo tanto recién 1080 años después del año 1413 debe ocurrir, lo que por lo tanto recién en el año 2493 debe ocurrir (recién entonces el hombre debe llegar a la madurez respecto a la consciente comprensión de su propia personalidad), esto ya en el año 666 se quería inculcar al hombre por fuerzas ahrimana-luciféricas.
¿Qué es lo que se quería conseguir de parte de estos seres?. Por este medio querían dar al hombre el alma consciente, pero con eso le hubiesen implantado una naturaleza que le hubiese imposibilitado de encontrar su ulterior camino hacia el Yo Espiritual, “el Espíritu Vital y el Hombre Espiritual. Se hubiese Cortado su camino del futuro y se hubiese requerido al hombre para muy otras vías de desarrollo.
La historia no sucedió tal como era la intención de esta configuración especial, de esta configuración fenomenal, grandiosa, pero satánica; pero vestigios de eso sin embargo se consumaron en la historia. Podían consumarse debido a que ocurrieron cosas, de las cuales solo puede decirse: los hombres las hacen en la tierra, pero en realidad las hacen siempre al transformarse en peones, en instrumentos de aquello, que ciertos seres espirituales ejecutan por intermedio de los hombres. Y así fue también el emperador Justiniano un instrumento de ciertos seres, (Justiniano, 527-565, emperador del imperio romano oriental) cuando él, que era un enemigo de todo aquello que provenía de la alta sabiduría de la cultura griega, en el año 529 cerraba las escuelas de filosofía en Atenas; así que los últimos restos de la sabiduría griega con el alto saber aristotélico-platónico fueron proscriptos y debían refugiarse en la Persia, en Nisibis, donde ya anteriormente se habían refugiado tales sabios griegos cuando en el siglo V Zeno Isaurico (emperador de 474 – 491. Había cerrado la escuela de Odessa por decreto del año 489) los había expulsado de Edessa en Siria. Y así se reunió hacia el año que se aproximaba, hacia el año 666, en la Academia persa de Gondhischapur realmente aquello que era la más escogida sabiduría que se derivaba de la antigua Grecia, y que no había tomado en consideración al Misterio del Gólgota. Y dentro de la Academia de Gondhischapur enseñaban aquellos que estaban inspirados por fuerzas lucífero-ahrimánicas.
Si aquello que en el año 666 debía sobrevenir sobre la humanidad – lo cual, si hubiese ocurrido, hubiese conducido justamente a la detención del ulterior desarrollo y a la elevación de la humanidad, al alma consciente, ya en el año 666 -, si aquello que era la intención de la Academia de Gondhischapur hubiese tenido pleno éxito, entonces en el siglo VII hubiesen surgido en muchas partes hombres de alta sabiduría, y por su alta sabiduría muy geniales, los cuales debían recorrer el norte de África, el oeste de Asia, el sur de Europa, o más bien toda la Europa y difundir aquella cultura del 666 que estaba intencionada por la Academia de Gondhischapur. Esta cultura debía ante todo poner al hombre del todo sobre su personalidad, debía traer ya totalmente el alma consciente.
No llegó a ser posible que esto sucediera. El mundo ya había tomado otra configuración, como hubiese debido ser aquella en la cual esto hubiese sido posible de producirse. Por eso todo el impulso que la cultura occidental debía recibir por la Academia de Gondhischapur quedó obtuso. Y en lugar de salir una sabiduría frente a la cual todo aquello que hoy día sabemos en el mundo exterior hubiese sido algo pequeño, en lugar de salir una sabiduría por inspiración de manera espiritual sobre todo aquello que poco a poco será conquistado por medio de la experimentación y la ciencia natural hasta el año 2493, y lo cual hubiese salido por una espléndida, grandiosa sabiduría, quedaron solo restos de todo eso en aquello que después sabios árabes llevaron a España. Pero también ya era obtuso, - no salió de la manera como había sido la intención -, salió obtuso, romo, Y en su lugar quedó el mahometanismo, quedó Mahoma (hacia 570 – 632) con su doctrina, y solo sobrevino el Islam en lugar de aquello que debía salir de la Academia de Gondhischapur. Por el Misterio del Gólgota el mundo había sido disuadido de este rumbo ruinoso para él.
Y había sido disuadido debido a que ya antes había ocurrido no solo el
Misterio del Gólgota, sino porque este Misterio del Gólgota ocurrió justamente como tal acontecimiento que no puede ser comprendido con las fuerzas humanas, comunes hasta la muerte; debido a lo cual dentro de la humanidad occidental justamente se produjo aquello que yo he descrito hace un rato: tuvo lugar inspiración de parte de los muertos, tal como lo notamos en Tertuliano y muchos otros. Debido a eso la mente de la humanidad fue dirigida hacia el Misterio del Gólgota, y con eso a algo muy distinto de aquello que debía salir de la Academia de Gondhischapur. Por ello se extendió aquello que impidió aquella alta - pero satánica - sabiduría que intentaba la Academia de Gondhischapur; pero impidió la extensión de aquella sabiduría en salvación de la humanidad.
Mucho de lo que había sido inspirado por los muertos salió maltrecho, pero sin embargo la humanidad estaba salvada de sufrir, de soportar aquello que hubiese tenido que admitir en sus almas si la Academia de Gondhischapur hubiese tenido suerte con su tendencia.
Pero tales acontecimientos, como aquel que había sido intentado por la Academia de Gondhischapur, suceden de cierto modo detrás del escenario del desarrollo exterior del mundo. Suceden en lo suprasensorial. Los hombres están en relación con ello, pero suceden totalmente en lo suprasensual. Y no podemos juzgar tales acontecimientos, como aquel que había sido intentado por la Academia de Gondhischapur, ni tampoco el Misterio del Gólgota, solamente por lo que acontece en el plano físico. Tales acontecimientos, si los queremos caracterizar, los debemos escudriñar en profundidades mucho más hondas como por lo común se cree.
Sin embargo, algo quedo a la humanidad de aquello que entonces estaba intentando para que aconteciera y que solo quedó obtuso, así que de algo que debía ser grandioso, solo se originó el fantástico y miserable Islam. ¡Algo si ocurrió con la humanidad!. Esto ocurrió: que en aquel entonces toda la humanidad, toda aquella humanidad sobre la cual tuvo influencia el impulso de Gondhischapur - este impulso neopérsico, que volvió a traer a destiempo el impulso de Zoroastro -, que toda la humanidad, si me es permitido decirlo así (si me es permitido expresarme con trivialidad) ¡recibió un choque, un impacto deformador hasta en su constitución física!. En aquel entonces, mis amigos, la humanidad recibió un impulso, que penetra hasta en lo físico, con el cual ahora seguimos siempre al nacer, que nos es innato: aquel impulso, que en verdad es idéntico a aquello que hace un rato he caracterizado. Aquella enfermedad fue inoculada a la humanidad, la cual, cuando se le permite obrar, hacer sentir sus efectos, conduce a la negación del Dios Padre.
Pues entiéndanme bien: la humanidad, en cuanto es la humanidad civilizada, tiene hoy en el cuerpo un aguijón. Y es que San Pablo habla mucho de este aguijón... (Segunda epístola a los Corintios, capítulo 12, 7). Esta humanidad tiene en el cuerpo un aguijón: San Pablo habla proféticamente; como hombre especialmente evolucionado lo tenía ya en su tiempo, los otros lo recibieron realmente recién en el siglo VII. Pero este aguijón se extenderá siempre más, llegará a ser cada vez más significativo. Si Uds., hoy llegan a conocer una persona que se abandona totalmente a este aguijón, esta enfermedad - pues esto es un aguijón en el cuerpo físico, esto es una real enfermedad - podrán observar que esta persona devendrá un ateísta, un negador de lo divino, un negador de Dios. Disposición para este ateísmo en realidad la tiene toda persona que pertenece a la civilización moderna, - solo se trata de si se abandona a esta disposición. El hombre lleva dentro de sí aquella enfermedad que le incita a negar lo divino, mientras que consecuente a su naturaleza en realidad resultaría que lo reconociese. Esta naturaleza en aquel entonces de cierto modo fue algo mineralizada, fue dada marcha atrás en su desarrollo, - así que todos nosotros llevamos dentro de nosotros esta enfermedad del ateísmo.
Debido a esta enfermedad del ateísmo una diversidad de fenómenos se produce en el hombre. Pues debido a esta enfermedad se ocasiona una mayor atracción, una mayor ligazón entre el alma del hombre y su cuerpo físico de lo que antes había y que en realidad corresponde a la misma naturaleza humana. Es como si el alma estuviese más aherrojada al cuerpo. Y mientras que el alma, por su propia naturaleza, no está destinada a tomar parte en los destinos del cuerpo, por esta causa hubiese tomado un rumbo por el cual cada vez más y más tomaría parte en los destinos del cuerpo, también en los destinos del nacimiento y de la herencia y de la muerte.
Pues nada menos intentaban ya en aquel entonces - lo que en una forma más diletante intentan ciertas sociedades ocultas también en nuestro tiempo -, nada menos querían conseguir los sabios de Gondhischapur, que hacer al hombre muy grande para esta tierra, hacerle muy sabio, pero con el inculco de esta sabiduría hacer participar su alma en la muerte; así que no tuviese la inclinación, tras haber pasado por el umbral de la muerte, de tomar parte en la vida espiritual y en las siguientes reencarnaciones. Le querían directamente cortar el ulterior desarrollo. Le querían conquistar para ellos mismos para un mundo totalmente diferente; querían conservarle mediante la vida terrenal para hacerle desistir de aquello para lo cual el hombre está en la tierra, lo que debería aprender recién en un desarrollo lento sucesivo, y por lo cual llegar al Yo Espiritual, al Espíritu Vital y al Hombre Espiritual.
El alma humana pues estaría relacionada con la tierra más de lo que le estaba predestinado. La muerte, que solo para el cuerpo está predestinada, de cierto modo hubiese llegado a ser el destino del alma. A esto se le puso una valla por el Misterio del Gólgota. Así que el hombre llegó a estar vinculado con la muerte, pero por el Misterio del Gólgota llegó a estar preservado de este vínculo con la muerte. Si por un lado una cierta corriente en el desarrollo universal causó un mayor vínculo del alma con el cuerpo humano de lo que le era predestinado al hombre, el Cristo, para mantener el equilibrio, a su vez, ató el alma más al espíritu de lo que había sido predestinado. Así que por el Misterio del Gólgota el alma humana fue acercada más al espíritu de lo que le había sido predestinado.
Esto, mis queridos amigos, recién nos faculta para ahondar bien la mirada para comprender como se relaciona el Misterio del Gólgota con las más íntimas fuerzas de la naturaleza humana a través de los milenios. Débase poder comparar la correlación que había sido destinada al hombre por Ahriman y Lucifer, la correlación entre cuerpo y alma, con la correlación entre alma y espíritu, si se quiere un acercamiento históricamente correcto al Misterio del Gólgota.
La Iglesia Católica que se encontraba fuertemente bajo los restos del impulso de la Academia de Gondhischapur, ella decidió en el año 869 en el Concilio de Constantinopla el dogma de que no se debe creer en el espíritu..., no porque hubiera querido ilustrar a cualquiera sobre el Misterio del Gólgota, sino porque quería difundir tinieblas sobre el Misterio del Gólgota. En 869 la Iglesia Católica abolió el espíritu. El dogma, que en aquel entonces fue precisado, dice: no debes creer en el espíritu, sino solo en el cuerpo y el alma, y en que el alma tuviese en sí algo parecido al espíritu. Pero que el hombre realmente se compone de cuerpo, alma y espíritu, esto fue abolido por la Iglesia Católica. Esta abolición sucedió en la Iglesia Católica todavía directamente bajo la influencia del impulso de Gondhischapur.
¡Es que la historia, mis queridos amigos, se presenta muy distinta a como para el “uso casero” de la gente, que se quiere gobernar, de este o aquel lado, es manipulada!.
Pues por el Misterio del Gólgota el hombre fue llevado a una mayor relación con el espíritu. Debido a eso hay en el hombre dos fuerzas: la fuerza, que anímicamente le hace más parecido a la muerte, - la otra fuerza, que vuelve a liberarlo de la muerte, que interiormente le conduce al espíritu.
Esta fuerza, ¿Qué fuerza es?, mis amigos. Les he dicho es una especie de enfermedad lo que en el hombre es lo que hace negar lo divino. La disposición es una especie de enfermedad, que todos nosotros llevamos adentro los que pertenecemos a la humanidad civilizada, simplemente gracias a nuestro cuerpo. Pero negar a Dios - es una enfermedad, dice la Ciencia Espiritual... esta enfermedad la tenemos dentro de nosotros. Y no negamos, si nos entendemos bien, a Dios recién entonces, cuando por el Cristo volvemos a encontrarlo. Tal como nuestro cuerpo tiene dentro de sí una fuerza que hace enfermar, que tiene la tendencia de llevar a la negación de Dios, así tenemos en nosotros la fuerza de Cristo del modo como lo he explicado muchas veces; debido al Misterio del Gólgota tenemos en nosotros una fuerza saludable, curativa. Pues para todos nosotros el Cristo, en el sentido estricto de la palabra, es el Salvador, el Redentor, el médico frente a aquella enfermedad que puede llevar al hombre a la negación de Dios. Para esta enfermedad el Cristo es un médico. Es un médico para aquella enfermedad oculta que acabo de caracterizar.
Nuestro tiempo bajo muchos aspectos y por muchas relaciones es una renovación de aquellos tiempos, que acontecieron en parte debido al Misterio del Gólgota, en parte por aquello que tuvo lugar en el 333, en parte por aquello del 666. Esto tiene muy definidos efectos. Vean Uds., al Misterio del Gólgota solo lo entienden bien, si con toda claridad se dan cuenta: no se lo puede comprender con las fuerzas que son dadas al hombre solo porque vive físicamente hasta la muerte en un cuerpo físico. Incluso los contemporáneos, los contemporáneos apóstoles, recién en el tercer siglo, es decir mucho tiempo después de su muerte, podían comprender el Misterio del Gólgota por sus propias fuerzas salidas de su condición humana. Pero todas las cosas de esta índole se incorporan en el desarrollo, por todos estos acontecimientos suceden muchas cosas. Y sucedió lo siguiente.
Es que nosotros hoy día, mis amigos, nos encontramos en muy otra situación de aquella en la cual se encontraron los que eran contemporáneos de Cristo o que vivieron en los siguientes siglos hasta en el siglo VII. Es que nosotros ya vivimos en la quinta época postatlántica y nos encontramos muy adentrados en ella; vivimos en el siglo veinte. Esto tiene como consecuencia que, al nacer como almas, pasando del mundo suprasensual al mundo sensual, hemos pasado antes muchos siglos en el mundo espiritual y donde tuvimos nuestras vivencias. Así como aquellos, que eran contemporáneos del Misterio del Gólgota, recién siglos después llegaron a la completa comprensión, así nosotros vivenciamos una especie de imagen especular antes de nacer, siglos antes deque nazcamos. Pero esto vale solo para los hombres de hoy. Los hombres de hoy llevan todos al nacer en el mundo físico consigo algo que es como un reflejo del Misterio del Gólgota, como una imagen especular de aquello, que, siglos después del Misterio del Gólgota, se vivenció en el mundo espiritual.
Ahora, aquel que no puede percibir suprasensualmente, naturalmente no puede ver directamente este impulso; pero todos pueden vivenciar en si mismos el efecto de este impulso. Y si lo vivencian, entonces encuentran la contestación a la pregunta: ¿Cómo encuentro yo al Cristo?.
Para eso es necesaria la siguiente vivencia. Se encuentra al Cristo, mis queridos amigos, cuando se tienen las siguientes vivencias:

Primero: la vivencia de decirse a sí mismo: Quiero aspirar al autoconocimiento hasta el punto que me sea posible, que me sea posible de acuerdo a mi individual personalidad humana. - Ninguno, que honradamente aspire a este autoconocimiento, podrá decirse hoy como hombre que: No puedo comprender aquello, a lo que en realidad aspiro. Me quedo con mi capacidad de comprensión detrás de aquello, a que aspiro; experimento mi impotencia frente a mi aspiración. - Esta vivencia es una muy importante. Esta vivencia debería tenerla todo aquel que, honrado consigo mismo, consulta en autoconocimiento consigo mismo: un cierto sentimiento de incapacidad de comprensión. Este sentimiento, esta sensación de impotencia es sana, pues esta sensación de impotencia no es otra cosa que sentir la enfermedad, y es sabido que se es mucho más enfermo cuando se tiene una enfermedad y no se la siente. Al experimentar la incapacidad de elevarse a lo divino en cualquier momento de su vida, se siente dentro de sí esta enfermedad, de la cual he hablado, que nos es inculcada. Y al sentir esta enfermedad, se siente que el alma, debido a nuestro cuerpo, tal como nuestro cuerpo es hoy día, en realidad estaría condenada a morir con el cuerpo. Después, cuando se siente lo suficientemente fuerte esta incapacidad, esta impotencia, entonces se produce el cambio.
Entonces llega la otra vivencia, que nos dice: Pero podemos, si no nos entregamos solo a aquello que somos capaces de conseguir mediante nuestras fuerzas corporales, podemos, si nos entregamos a aquello que nos da el espíritu, superar esta interior muerte del alma. Podemos tener la posibilidad de reencontrar nuestra alma y de atarla al espíritu. Podemos vivenciar la vanidad de la existencia de un lado, y la glorificación de la existencia por nosotros mismos, si sobrepasamos, traspasamos la sensación de la incapacidad. Podemos sentir la enfermedad por nuestra incapacidad y podemos sentir el Salvador, Redentor, la fuerza salvadora, redentora, curadora, al sentir la incapacidad, al llegar a estar vinculado, emparentado con la muerte en nuestra alma. Al sentir al Salvador, sentimos que llevamos algo en nuestra alma que puede resucitar de la muerte en cualquier momento en la propia interior vivencia. - Si buscamos estas dos vivencias, encontramos en nuestra propia alma al Cristo.
Esta es una vivencia a cuyo encuentro marcha la humanidad. Angelus Silesius lo dijo (Angelus Silesius – Johann Scheffler -, 1624 – 1677. Del “Cherubinischer Wandersmann” – El Querubino Peregrino”, libro 1, aforismo 62), cuando hablaba las significativas palabras:

“La cruz del Gólgota no te puede redimir del mal,
Si no es también en ti erigida”.

Puede ser erigida en el hombre al sentir los dos polos: la incapacidad por su carnalidad, la resurrección por su espiritualidad.
La interior vivencia, que se compone de estas dos partes, esto es aquello que realmente tiende hacia el Misterio del Gólgota. Este es un acontecimiento, frente al cual no se puede excusar diciendo que no se tenga capacidad suprasensorial desarrollada. No se la necesita para eso. Se necesita solo real autorreflexión y la voluntad para esta autorreflexión, la voluntad también para combatir aquella arrogancia, que hoy día es tan corriente, que impide al hombre darse cuenta que, si se confía en sus propias fuerzas, llega a la arrogancia, al orgullo, a la vanidad frente a sus propias fuerzas. Si no se puede sentir frente a su propia arrogancia, que pos sus propias fuerzas se llega a la incapacidad, entonces no se puede sentir ni la muerte, ni la resurrección; entonces jamás se puede experimentar el pensamiento de Ángelus Silesius:

“La cruz del Gólgota no te puede redimir del mal,
Si no es también en ti erigida”.
Pero entonces, cuando podemos sentir la incapacidad y el restablecimiento saliendo de la incapacidad, entonces se presenta para nosotros la buena suerte de tener un real vínculo con el Cristo Jesús. Pues esta vivencia es la repetición de aquello, que siglos antes vivenciamos en el mundo espiritual. Así debemos buscarlo en su imagen especular en el alma aquí en el plano físico. Busquen Uds., dentro de sí, y encontrarán la incapacidad, Busquen Uds., y encontrarán, después de haber encontrado la incapacidad, la redención de la incapacidad, la resurrección del alma hacia el espíritu.
Pero no se dejen confundir Uds., en esta búsqueda por ciertas cosas que hoy día son difundidas como mística e incluso predicadas por ciertas confesiones positivas. Cuando p. e. Harnack habla del Cristo, lo que dice no es cierto, por la simple razón de que aquello que dice del Cristo (léanlo Uds., mismos) ¡Se puede decir de Dios en general!. Se lo puede decir del mismo modo del Dios de los Judíos, se lo puede decir del mismo modo del Dios de los Mahometanos, de todos. Y muchos de aquellos que hoy día quieren pasar por los así llamados resucitados, dicen: Vivencio al Dios en mi... pero solo vivencian al Dios Padre, y aun solo lo hacen en una forma debilitada, porque en realidad no se dan cuenta que están enfermos, y solo vuelven a decir de manera tradicional lo dicho por otros anteriormente. Algo así hace p. e. Johannes Müller (Filósofo, 1864 – 1949). Pero todos ellos no tienen ningún Cristo; pues la vivencia del Cristo no consiste en una vivencia del Dios en el alma humana, sino de estos dos: de la vivencia de la muerte en el alma debido al cuerpo, y la resurrección del alma debida al espíritu. Y aquel, que dice a la humanidad que no solo siente en sí el Dios, - como lo afirman también los Teósofos simplemente retóricos - sino que puede hablar de los dos acontecimientos: de la incapacidad y de la resurrección de la incapacidad, éste habla de la real vivencia del Cristo. Pero éste se encuentra en un camino suprasensorial hacia el Misterio del Gólgota: él mismo encuentra aquellas fuerzas que a su vez estimulan ciertas fuerzas suprasensoriales y lo conducen al Misterio del Gólgota.
Hoy día, mis queridos amigos, no hay ninguna razón para desesperarse por encontrar al Cristo en la propia inmediata vida, pues se lo encontró cuando se reencontró a sí mismo, pero surgiendo de la impotencia, de la incapacidad. Toda esta sensación de nulidad, de anonadamiento que nos sobreviene cuando reflexionamos sin orgullo sobre nuestras propias fuerzas, esto debe preceder al impulso de Cristo. Hábiles místicos creen, cuando solo pueden decir: He encontrado en mí Yo al Yo superior, el Yo Divino... que esto sea Cristianismo. ¡Esto no es Cristianismo!. El Cristianismo debe basarse justamente sobre la oración:

La Cruz del Gólgota no te puede redimir del mal
Si no es también en tí erigida”.

Ya por los pormenores de la vida puede darse cuenta cuan cierto es lo que digo, y luego se puede ascender de estos pormenores de la vida hacia la gran vivencia de la incapacidad y la resurrección de la incapacidad. Mis queridos amigos, sería bello, especialmente en la actualidad, si los hombres pudiesen p. e. encontrar lo siguiente. Con toda seguridad yace en las profundidades del alma humana una tendencia hacia la verdad, y luego también de pronunciar la verdad. Pero justamente cuando nos encontramos dentro de la intención de pronunciar la verdad, y luego reflexionamos sobre este pronunciar la verdad, ahí podemos hacer un primer paso en el camino hacia el sentimiento de la incapacidad del cuerpo humano frente a la divina verdad. En aquel instante de practicar Uds., realmente la autorreflexión sobre el hablar-la-verdad, arribarán a algo muy singular. El poeta lo sintió al decir: Habla el alma, ¡Oh! ya no es el alma que habla. (Friedrich Schiller en “Tabulae Votivae”). En el camino por el cual aquello, que realmente vivenciamos como verdad en el interior de nuestra alma, se hace habla, ya pierde su agudeza, nitidez. Aún no se muere totalmente en el habla, pero ya se hace obtuso, romo. Y aquel, que conoce el habla, sabe que nada, salvo los nombres propios, que siempre solo designan una sola cosa, son rectas designaciones para esta cosa. Tan pronto como tenemos nombres generalizados, ya sean sustantivos, verbos o adjetivos, no decimos más la plena verdad. Ahí consiste entonces la verdad en aquello, de que siempre tengamos conciencia de que en el fondo con cada oración que pronunciamos, debemos desviarnos de la verdad. Cienciaespiritualmente se trata de resucitar, se intenta resucitar de esta confesión: con cada afirmación dices una mentira, haces una afirmación falsa... al proceder de una cierta manera, la cual les he caracterizado muchas veces. Les he dicho muchas veces: en la Ciencia Espiritual no tiene tanta importancia lo que se dice - pues esto cae igualmente bajo esta sentencia de incapacidad -, sino lo que más importa es como se lo dice. Hagan Uds., la prueba e intenten observar - lo pueden hacer también en mis escritos - como cada cosa está caracterizada desde los más diferentes puntos de vista, como siempre se trata de caracterizar una cosa de un lado y del otro: solo de esta manera se puede acercar a las cosas. Aquel que se da a la creencia de que las palabras mismas sean otra cosa que una Euritmia, ¡éste se equivoca mucho!. Las palabras no son otra cosa que una Euritmia ejecutada por la laringe con el concurso del aire. Solo son ademanes. La única diferencia que hay es que no son efectuados con las manos y los pies. Debemos tomar conciencia que solo hacemos indicaciones sobre alguna cosa, y que solo entonces ganamos una justa relación con la verdad, si vemos en la palabra indicaciones sobre aquello que queremos expresar - y si como seres humanos vivimos los unos con los otros de tal manera, que tenemos conciencia de que en las palabras viven indicaciones, alusiones.
Sobre esto quiere, entre otras cosas, también advertir la Euritmia, que hace de todo el hombre una laringe - quiere decir expresar por todo el hombre lo que de común se expresa solo con la laringe -, para que los hombres vuelvan a sentir que aún cuando hablan fonéticamente, solo hacen ademanes. Digo “padre”, digo “madre”... cuando generalice todo, entonces solo me puedo realmente expresar conforme a la verdad; cuando el otro junto conmigo se familiarizó con estas cosas al vivir dentro del elemento social, cuando comprende el ademán. Solo recién resucitamos de la incapacidad, la cual ya frente al habla podemos sentir, celebramos la resurrección saliendo de ella, cuando comprendemos que - al abrir la boca - ya debemos ser cristianos. Lo que se hizo de la palabra, del Logos, en el transcurso del desarrollo, solo se lo puede entender cuando el Logos vuelve a estar unido con el Cristo, cuando tomamos conciencia que: nuestro cuerpo, al hacerse la herramienta del pronunciar, fuerza la verdad a la degradación, así que en parte muere sobre nuestros labios, - y la revivimos en Cristo, si llegamos a tomar conciencia que la debemos espiritualizar, esto quiere decir: tener el espíritu en el pensamiento, - no darse por satisfecho con el habla, con el idioma como tal, sino acompañarlo en el pensamiento con el espíritu. ¡Esto es lo que debemos aprender!, mis queridos amigos.
No sé si mañana permitirá el tiempo (En la conferencia del 17 de Octubre de 1918, “La historia de la época moderna a la luz de la investigación científica espiritual”, en el tomo “Antroposofía y Ciencias Académicas”, Zürich, 1950) llamar la atención también públicamente sobre un tal asunto. Lo haría con mucho gusto, pero por de pronto lo quiero decir aquí. Si mañana lo debo repetir, les ruego disculparlo.
Ahora quiero repetir lo que ya he dicho públicamente en distintos lugares. Vean Uds., se puede hacer un notable descubrimiento. Lo quiero caracterizar por medio de un caso especial. He estudiado muy detenidamente las realmente muy interesantes composiciones escritas por Woodrow Wilson (“Mere literatura and other essays”), conferencias sobre historia americana, literatura americana, la vida americana. Se puede decir que por este Woodrow Wilson justamente el desarrollo americano, tal como se despliega desde el este americano hacia el oeste, está narrado realmente en forma grandiosa, poderosa. Su narración es típicamente la de un americano, y muy cautivantes son estas conferencias reproducidas en estas composiciones, estos artículos: “Mera Literatura” se llaman; se aprende a conocer el modo de ser americano (Woodrow Wilson es el más típico de los americanos) leyendo estas composiciones. Ahora es que he comparado - se puede hacer esta comparación muy objetivamente - ciertos pasajes de las composiciones de Woodrow Wilson con sentencias por ejemplo de Herman Grimm, (1838 – 1901, Historiador del arte, Comparación de Herman Grima y W. Wilson, vea también la conferencia del 30 de Marzo de 1918, Berlín, en “Muerte terrenal y vida cósmica. Dones Antroposóficos para la vida. Necesidades de conciencia para el presente y el futuro”. Bibl. Nr. 181, Gesamtausgabe, Dornach, 1967), un hombre que es típicamente en todo sentido un alemán del siglo XIX, un típico centroeuropeo del siglo XIX, el cual, por su estilo de escribir, me es tan simpático, como me es antipático Woodrow Wilson. Pero esto solo como algo personal al margen. Yo amo el estilo de escribir de Herman Grimm, y yo siento como algo que me es totalmente opuesto, repugnante, el estilo de Woodrow Wilson, - pero aún así se puede ser totalmente  objetivo: el típico americano Woodrow Wilson escribe simplemente con brillantez, grandioso, especialmente sobre el desarrollo del carácter, de la esencia americana. Y ahora entró en consideración otra cosa, al comparar yo los artículos de Woodrow Wilson y los de Herman Grimm, donde ambos escribieron sobre el método de la historia: se puede pasar oraciones de Woodrow Wilson a los artículos de Herman Grimm, o viceversa ¡concuerdan casi textualmente!. Toda idea de plagiado está excluida. De modo alguno quiero yo insinuar plagio - ¡esto está absolutamente excluido!. Aquí llegamos al punto donde resulta claramente a la vista, donde sin caer en lo burgués, lo filisteo se puede aprender muy bien: cuando dos dicen lo mismo, ¡no es lo mismo!. Pues, ahora surge el problema: ¿Qué hay aquí de notable, que en verdad Woodrow Wilson narra mucho más penetrante, sugestivo a sus americanos que jamás narró Herman Grimm en su Método de la Historia, y sin embargo en su narración habla con oraciones de Herman Grimm?. ¿De donde proviene eso?. Realmente surge el problema.
Si se profundiza en el asunto, se encuentra lo siguiente, mis queridos amigos: Cuando se observa el estilo de Herman Grimm, todo lo que ha escrito, entonces se nota: cada oración es fruto de una individual, personal lucha. ¡Oración por oración fue ganada en una individual, personal lucha!. Todo se desarrolla en la luz de la cultura del siglo XIX, pero saliendo inmediatamente del alma consciente.
Espléndidamente narra Woodrow Wilson, pero poseído de algo en su misma subconciencia. Existe un endemoniamiento. En su subconciencia hay algo que le inspira, le instiga lo que escribe. El demonio, que naturalmente se presenta en una forma especial en un americano del siglo XX, es el que habla por medio del alma. ¡De ahí lo grandioso, lo poderoso!.
Hoy día, mis queridos amigos, donde la perezosa humanidad tan a menudo dice cuando lee algo en alguna parte: esto lo he leído también ahí o allá... ocupándose solo del contenido, hoy llegó el tiempo donde la humanidad debe aprender que ya no importa más tanto el contenido, sino que importa quien dice algo; que se debe conocer la persona por el como lo dice, dado que las palabras solo son ademanes, y se debe saber quien hace estos ademanes. Esto es aquello que hoy debe aprender la humanidad mediante su vida cotidiana. Aquí nos encontramos frente a un grandísimo misterio de la vida común y silvestre, de la vida cotidiana. Pues hay una gran diferencia si se lucha en el Yo personal, en el ego, oración por oración... o si por ejemplo es instigado, inspirado de alguna manera de arriba o de abajo o de cualquier lado. Más sugestivo es el efecto de la instigación, pues frente a lo ganado en lucha personal, el que lo lee a su vez debe ganarse luchando cada oración. Y se aproxima el tiempo donde no se deberá prestar más atención solo al contenido verbal de aquello que se tiene frente al alma, sino donde ante todo se deberá contemplar, mirar quienes son aquellos que dicen tal o cual cosa, - no la exterior personalidad física, sino todo el contexto humano-espiritual.
Cuando la gente hoy pregunta: ¿Cómo encuentro yo al Cristo?. Se les debe contestar de este modo, pues al Cristo no se lo puede conseguir por medio de fantasías, de ficciones ingeniosas o de alguna cómoda mística, sino solo es conquistable si se tiene la valentía de colocarse directamente en la vida inmediata. Y en un tal caso también frente al habla deben Uds., sentir la incapacidad en la cual les colocó el cuerpo físico debido a que llega a hacerse el vehículo del habla, y luego la resurrección del espíritu en la palabra.
Es esto. No solo: “la letra mata, el espíritu vivifica” (Segunda epístola a los Corintios, Cap. 3, 6), un dicho que también a menudo es comprendido mal, sino que ya el sonido mata, y es el espíritu quien debe revivir, llevar a la resurrección, al anudar, vincular concretamente cada vivencia, cada acontecimiento al Cristo y al Misterio del Gólgota.
En este primer paso se encuentra al Cristo. ¡Buscar! no solo - si ahí o allá hay lindas palabras - considerar su contenido - hoy día la gente se ha acostumbrado a eso -, sino buscar los contextos humanos, buscar como las palabras brotan del lugar del cual son habladas. Esto se hace cada vez más importante. Si justamente algunos de nosotros meditáramos sobre esto, no ocurriría lo que tan a menudo se oye decir: ¡aquel autor habló del todo “antroposóficamente”o “teosóficamente”... vale la pena leerlo! - No es lo que importa que palabras estén escritas ahí, sino: de qué espíritu salen. No palabras queremos difundir con la Antroposofía, sino un nuevo espíritu; pero ciertamente aquel espíritu que debe ser el espíritu del Cristianismo a partir del siglo XX.
Esto, mis queridos amigos, era lo que yo quería aún agregar. Soy feliz por haberlo podido agregar a aquello, que ocho días atrás he explicado aquí, y que de nuevo pueda hablar a Uds., de estos asuntos que nos tocan a todos, y espero que dentro de breve tiempo nuevamente podremos continuar aquí en Zürich estas reflexiones ramales. En este sentido es que siempre lo tenemos en el pensamiento, aunque estemos separados espacialmente: Como Antropósofos estamos juntos en las almas, y en este sentido queremos fielmente quedar siempre juntos en aquel espíritu de la humanidad, que ahí debe imperar y obrar.

Según notas taquigráficas no revisadas por el conferencista

Impreso como manuscrito

Sobre el carácter de estas impresiones privadas, Rudolf Steiner manifestó en su autobiografía “El curso de mi vida” (Capítulos 35 y 36, Marzo 1925) lo siguiente:
“Como comunicaciones orales, no destinadas para la imprenta, estaban pensados los contenidos de estas impresiones...”
“En ninguna parte no esta dicho ni en lo más mínimo algo, que no sería el más puro resultado de la Antroposofía en evolución... Aquel, que lee estas impresiones privadas, las puede tomar, pues, en el pleno sentido de aquello, que la Antroposofía tiene que decir. Por eso también sin vacilar... Se pudo apartarse de la regla de difundir estas impresiones solo entre los asociados. Solamente debe tolerarse que en los modelos por mí no revisados se encuentren apuntes erróneos”.
“Un juicio sobre el contenido de una tal impresión privada sin embargo solo podrá concederse a aquel, que sabe lo que se acepta como condición previa juzgante. Y esto es para la gran mayoría de estas impresiones por lo menos en el conocimiento antroposófico del hombre, del cosmos, en lo que respecta a la descripción de su esencia en la Antroposofía, y de aquello, que como “historia antroposófica” se encuentra en las comunicaciones desde el mundo espiritual”.

NOTA DEL TRADUCTOR
 He constatado que se hace necesario prevenir al lector sobre algunas características de la presente traducción, unas de índole general y otras de índole más bien particular del presente trabajo.
Respecto a las características generales debe tenerse en cuenta que se trata de un discurso pronunciado por el conferenciante con espontaneidad, y no de la lectura de algo preparado de antemano por escrito, y menos aún de un escrito pulido y revisado. Como es natural en tal discurso, el conferenciante acompaña sus palabras con gestos, con modulaciones de su voz, con pausas, con tonos altos o bajos, interrogantes o exclamativos, etc., todo lo cual da a entender al auditorio muchas cosas que desaparecen luego en los apuntes de los taquígrafos. (En 1918 aún no se usaba grabadores; pero aún el grabador no cambia en casi nada lo que aquí se trata). Hay una fundamental diferencia entre presenciar el acto creativo del orador y de cualquier reproducción posterior, ya sea por escrito o por grabación. Lo uno es como una fruta recién cosechada, lo otro como una conserva.
 Respecto al índole particular el lector debe saber lo siguiente: El Dr. RUDOLF STEINER, tanto para sus conferencias pronunciadas, como también para sus libros escritos, tuvo que crearse un lenguaje nuevo dentro del idioma alemán, para poder expresar los resultados de sus investigaciones científicas en el mundo espiritual. Es algo parecido a lo que ocurrió a Tertuliano respecto al latín para la divulgación y defensa del primitivo cristianismo, o a Lutero para la traducción de la Biblia al alemán, y también a Paracelso para escribir en alemán algunas de sus obras científicas medicinales y filosóficas.
 Esta particularidad en las obras de Rudolf Steiner enfrenta al traductor con su propia conciencia: Traducir lo que él mismo entiende, vertiéndolo en un castellano fluido, elegante y cotidiano, o traducir lo que en alemán tiene delante de sí, lo que refleja la lucha del orador por la palabra más adecuada posible, por la expresión que más se aproxima en lo posible a lo que tiene que comunicar, por hacerse comprensible - permitiendo así que el lector de la traducción participe de esta lucha - He optado por esto último, aunque así el lector se ve obligado a colaborar con su propio esfuerzo de pensamiento, sentimiento y voluntad. Y se puede estar seguro que en la versión original alemana sucede exactamente lo mismo.

Guido Sichel