martes, 22 de diciembre de 2015

POEMA "LA SEGUNDA VENIDA" - WILLIAM BUTLER YEATS

La Segunda Venida 

William Butler Yeats




Girando y girando en el creciente círculo
El halcón no puede oír al halconero;
Todo se deshace; el centro no puede sostenerse;
Mera anarquía es desatada sobre el mundo,
La oscurecida marea de sangre es desatada, y en todas partes
La ceremonia de la inocencia es ahogada;
Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores
Están llenos de apasionada intensidad.

Seguramente alguna revelación está cerca;
Seguramente la Segunda Venida está cerca.
¡La Segunda Venida! Apenas pronunciadas esas palabras
Cuando una vasta imagen del Spiritus Mundi
Inquietó mi vista: en algún lugar en las arenas del desierto
Una forma con cuerpo de león y cabeza de hombre,
Una mirada vacía y despiadada como el sol,
Mueve sus pausados muslos, mientras por doquier
Circundan las sombras de las indignadas aves del desierto.
La oscuridad cae de nuevo; pero ahora sé
Que veinte siglos de un pétreo sueño
Fueron contrariados hasta la pesadilla por el mecer de una cuna,
¿Y qué tosca bestia, cuya hora llega al final,
Cabizbaja camina hacia Belén para nacer?


EL SIMBOLISMO DEL ROBLE Y EL MUÉRDAGO

El roble y la rama dorada

Reflexiones simbólicas a partir de un video de Neil Bromhall en time-lapse en el cual puede apreciarse el proceso de una bellota que empieza a transformarse en un pequeño roble. Les acompaña un fragmento del Quijote sobre la Edad de Oro.

En toda Europa, el quercus, un genérico que designa tanto al roble como a la encina, ha sido considerado desde la antigüedad como un árbol mágico que en algunos tratados sobre simbolismo representa la sabiduría.  Sus frutos, las bellotas, de cáscara dura, se tienen por los frutos de la sabiduría.  Y ello quizá se deba a su relación con otro fruto de cáscara dura llamado en hebreo lutz, (almendra, nuez) que aparece en la visión de Jacob. Según la cábala, lutz es un núcleo indestructible que se sitúa en la base de la columna vertebral del hombre, de donde ha de surgir la vida nueva, que en la historia de Jacob se representa por la escalera que une la tierra con el cielo. A partir de esta idea podemos entender simbólicamente el vídeo de Neil Bromhall, en él puede apreciarse como la semilla comienza a abrirse durante los meses de invierno, en enero comienza a surgir la primera raíz, en febrero el primer brote comienza su ascenso hacia el exterior, saliendo a la superficie en marzo, ese mismo mes y en abril ya forma sus primeras hojas.

El hombre antiguo se dio cuenta muy pronto de que el roble atraía de manera particular al rayo, y este hecho le procuró un carácter divino. No se debe olvidar que el rayo en la mayoría de culturas es el símbolo de la bendición, así por ejemplo, el vocablo mágico ABRACADABRA que sirve para abrir las cosas cerradas podría traducirse por el rayo (baraq) como la palabra (dabar), cosa que se interpreta como que el rayo divino abre palabra perdida, que como una semilla, lutz, yace enterrada en el ser humano, el Verbo dimissum del que habla la masonería.

Quizá por eso, por ser un imán para el fuego celeste, el roble se convirtió en un árbol consagrado a Zeus, el señor de los truenos y los rayos y más tarde a Júpiter y a Juno, su esposa. A ambas divinidades se les dedicaban  grandes coronas confeccionadas con ramas de roble.

A partir de lo dicho es lógico que además este árbol estuviese vinculado a los misterios de la palabra como sucedía en el oráculo de Dodona consagrado a Zeus. En el Fedro de Platón, se dice lo siguiente respecto a este árbol: “Es una tradición, estimado amigo, del santuario de Zeus en Dodona que de un roble salieron las primeras revelaciones proféticas”. Y Ovidio también se refiere a robles que hablan. “La comarca de Dodona con sus robles (quercu) parlantes” (Metamorfosis XIII). Por otro lado Apolodoro cuenta que Atenea puso en la proa de la nave de los Argonautas “un madero dotado de voz” que ella misma había tallado y que procedía del robre de Dodona y que servía de oráculo para Jasón.

Precisamente a causa del roble parlante colocado en la nave Argo, los alquimistas han considerado esta expedición como una alegoría de la búsqueda de la piedra filosofal. En este sentido es necesario recordar que la alquimia ha sido considerada “la hermana de la profecía”,[1] es decir, que la obra alquímica y la profética se refieren al mismo misterio. También según Pernety, la etimología del nombre Jasón, “que quiere decir el arte de curar” sería suficiente para considerar plausible la opinión de los alquimistas.

Es conocido que en alquimia un roble hueco simboliza la imagen el atanor, y, por eso, en muchas fábulas alquímicas se habla de este árbol hueco en el que se cuece la materia virginal de los filósofos.  El mismo diccionario de Pernety explica la lucha de Cadmo con el dragón como sigue: “Cadmo traspasó al dragón que había devorado a sus compañeros con una lanza y lo fijó en un roble hueco… La lanza que empleó Cadmo es el fuego, la serpiente significa el mercurio, el roble hueco es el horno secreto de los sabios…”.

   roble de saturmix

El muérdago y la rama dorada

En las ramas del roble crece el muérdago, que para los pueblos nórdicos, era dónde residía su vida, pues, cuando caían sus hojas, el muérdago conservaba su verdor.  El hecho de que esta planta creciera en el aire y no en la tierra, “le valió un carácter místico, complementario con el terreno y bien enraizado roble”. [2]

Según Plinio, la verdadera razón por la que los druidas adoraban el muérdago era porque la creían una planta caída del cielo, dando así la señal de que el árbol sobre el que caía era el elegido del dios mismo. Frazer llega a decir que los robles eran sagrados: “porque cada uno de aquellos árboles no sólo había sido fulminado por el rayo sino que tenían entre sus ramas una emanación visible del fuego celestial, así que cortando el muérdago con ritos místicos, se aseguraban para sí mismos las propiedades mágicas del rayo”.

La creencia que el muérdago es la manifestación de la vida ígnea del roble estuvo extendida en multitud de pueblos de tal modo que se usaba la madera de roble para encender el fuego por la cantidad que de este elemento contenía en su interior,  y alguna tribu americana cuando quería incendiar las casas de los colonos usaba flechas de roble por este mismo motivo.

Quizá sea esta la razón por lo que el muérdago haya sido identificado a la famosa Rama Dorada, pues en la visión popular esta planta brilla en ciertos momentos con un resplandor dorado sobrenatural. Ello unido a la creencia de que el muérdago era la manifestación del fuego de un árbol especialmente ígneo, un elemento simbólicamente relacionado con el oro hizo que la Rama dorada se identificara con el muérdago. El mismo Virgilio realizó esta comparación; el poeta cuenta en la Eneida como dos palomas guiaron a Eneas al tenebroso valle en cuyas profundidades crecía la Rama Dorada, después Virgilio describe la Rama Dorada creciendo sobre una encina o un roble, quercus, y la compara con el muérdago. Para los alquimistas es el símbolo de la materia de los sabios, que los héroes míticos tanto se esfuerzan por encontrar.

Según Dom Pernety en sus “Fábulas egipcias y griegas”, el árbol en el que se encuentra la Rama Dorada es el mismo donde estaba suspendido el Toison de oro que provocó el viaje de los argonautas. Este árbol no es difícil de encontrar, la dificultad consiste en arrancar sus frutos pues o bien se halla custodiado por un terrible dragón, o bien deben cortarse sus ramas de un modo especial o, incluso debe ser una deidad que la ofrezca al ser humano. No es difícil de encontrar pues, al igual que la primera materia de los alquimistas, se halla a la vista de todos, y precisamente se desprecia y no se tiene en cuenta porque es demasiado común.  Sin embargo, ni la fuerza ni el hierro pueden arrancarlo, recordemos que los druidas necesitaban de una hoz de oro y sólo puede lograrlo la ciencia de la obra hermética.  Pernety llega a afirmar lo siguiente: “Esta rama es la misma que aquella planta denominada molly, que  Mercurio da a Ulises para librarse de las manos de Circe”. Y es también el presente que Proserpina quiere que se le ofrezca, para que Eneas pueda salir del infierno.


    The Golden Bough by British painter J. M. W. Turner

[1] cf. R.  Arola, Alquimia y religión, Siruela, 2008, p. 70
[2] R. Andrés, Diccionario de música, mitología, magia y religión, Acantilado, 2012, p. 1424
FUENTE: ARS GRAVIS