miércoles, 27 de enero de 2016

LA GNOSIS DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO, FUENTE DE LAS PRIMERAS DOCTRINAS CRISTIANAS

 Gnosticismo y Gnosis 
del Cristianismo Primitivo
El Conocimiento Perfecto de los primeros siglos del Cristianismo ·
H. T. Elpizein






La Gnosis del Cristianismo Primitivo

El descubrimiento de la Biblioteca de Nag Hammadi en 1945 supondría, desde la perspectiva de la Historia del Cristianismo Primitivo, una revisión profunda del modo de valorizar el Cristianismo de los primeros siglos y, muy especialmente, de “uno de los fenómenos ideológicos que dominaron el pensamiento no sólo religioso, sino filosófico de la cuenca del Mediterráneo durante los siglos I al IV de nuestra era”1: El Gnosticismo y la Gnosis del Cristianismo Primitivo.

Hasta este revelador hallazgo, sólo se había contado, prácticamente, con la perspectiva de aquellos que, desde lo que posteriormente sería considerado como “ortodoxia”,2 se opusieron y mostraron su rechazo a esta expresión de “filosofía perennis et universalis”. 3

Se hace preciso clarificar aquí que, diversos de los grupos o figuras que fueron considerados o se auto-consideraban “gnósticos”, en realidad, por sus doctrinas y desenvolvimiento ético, no lo eran.4 Tal es el caso, entre otros, de Simón el Mago. En sus exposiciones “el vocablo Cristo”5 no aparece, es decir, no considera la trascendencia de la figura del Salvador.

Se ha definido el Gnosticismo como “fenómeno religioso profundo, unitario y autónomo” del que el Gnosticismo Cristiano constituye una de sus manifestaciones.6 

En forma más específica, el Gnosticismo del Cristianismo Primitivo es considerado como “una escuela [filosófica] o corriente esotérica7 cristiana identificable desde mediados del siglo I y que se mantuvo vigente durante casi cinco siglos de actividad – hasta el siglo VI-, propagándose por Palestina, Siria, Asia Menor, Arabia, Egipto, Italia y la Galia”.8

Es al Gnosticismo a quien se debe “la primera expresión de una teología cristiana sistemáticamente expuesta”9 y “el primer documento cristiano que revela una doctrina sobre el Dios Uno y Trino”- Padre-Hijo-Madre/Espíritu (Tratado Tripartito NHC I,5),10 reconociéndoseles a los gnósticos cristianos “los grandes valores de exégesis y doctrina en las alturas con que espontáneamente se mueven”.11 


El origen, sustrato o fuente del Gnosticismo del Cristianismo Primitivo, como el presente en otras tradiciones de conocimiento o latitudes espirituales, es la Gnosis.

Gnosis, del griego γνῶσις, significa Conocimiento. En este contexto, es el “Conocimiento en sí mismo”, el “Conocimiento perfecto”, 12 el “Conocimiento de la Verdad”, mas este Conocimiento, por su naturaleza, “escapa a los normales análisis racionalistas” y va más allá de la mera “creencia”, pues “el correlato de este conocimiento es el Sí Mismo: la intimidad infinita o espiritual de la persona”, su Verdadera Realidad o Ser Interior.

Este Conocimiento Intuitivo, directo, es “Revelador y Salvador” pues, revelándole su verdadera naturaleza psicológica y espiritual, libera al gnóstico (gnostikós - el que conoce- conocedor) de la ignorancia, del engaño y auto-engaño y le permite saber “quiénes éramos y en quiénes nos hemos convertido; dónde estábamos y adónde hemos sido arrojados; hacía dónde nos apresuramos y de dónde somos redimidos; qué es la generación y qué es la regeneración”. 13

Tal como se reseña en el “Evangelio de la Verdad” (NHC I,3) de los Manuscritos de Nag Hammadi: «El que llegue a conocer de este modo sabe de dónde ha venido y adónde va. Sabe, como el ebrio que ha salido de la embriaguez, que se ha vuelto hacia sí y que ha recuperado lo propio de él».14

Escribe el autor de los “Stromata”, Clemente de Alejandría: «La Gnosis es, por así decirlo, un perfeccionamiento del hombre en cuanto Hombre, que se realiza plenamente por medio del Conocimiento de las Cosas Divinas, confiriendo en las acciones, en la vida y en el pensar una armonía y coherencia consigo misma y con el Logos Divino».15

Expresado por Henri Charles Puech, historiador de las religiones: «…la gnosis es una experiencia o se refiere a una eventual experiencia interior,”...”, por la que en un estado de iluminación que es regeneración y divinización, el hombre se restablece en su verdad, se recuerda y toma conciencia de sí, es decir, al mismo tiempo, de su naturaleza y origen auténticos. Por esto se conoce y reconoce en Dios, conoce a Dios y se muestra a sí mismo como emanado de Dios y ajeno al mundo, adquiriendo de este modo, con la posesión de su ‘mismidad’ y de su condición verdaderas, la explicación de su destino y la certeza definitiva de su salvación, descubriéndose por derecho y por toda la eternidad como ser verdadero».16

En el “Libro de Tomás el Atleta”17 de la Biblioteca de Nag Hammadi (NHC II,7), el Salvador dice a Judas Tomás:
«Puesto que se ha dicho que eres mi hermano gemelo y mi verdadero amigo, examina y conoce tú mismo qué eres, cómo eres y cómo debes ser…Sé que has alcanzado el Conocimiento, puesto que me has conocido, porque Yo Soy el Conocimiento de la Verdad…Has alcanzo ya el conocimiento y serás llamado “el que conoce”, pues el que no se conoce, no conoce nada. Pero el que se ha conocido ha llegado ya al Conocimiento tocante a la profundidad del Todo».18

A la luz de este último texto, “verdadero gnóstico cristiano” es todo aquél que Conoce al Cristo, que es la Verdad, que es Uno con Él y en Él, o como significa el Apóstol Pablo, que el Cristo Vive en él.19

En el Coloquio internacional sobre los orígenes del gnosticismo celebrado en Messina en 1966, los investigadores allí reunidos consensuaron que el núcleo esencial de las doctrinas gnósticas del Cristianismo Primitivo era: la concepción de la presencia en el hombre de una chispa divina, que proviene del ámbito de lo divino, que ha caído en este mundo, regido por la fatalidad y la ley del nacimiento y la muerte y la necesidad de que esa chispa divina sea despertada por la contraparte divina del ser humano -su intimidad infinita o espiritual- para poder ser finalmente reintegrada en su estado primigenio -en el reino de lo divino, lugar de donde procede-.20

En este año 2015 se conmemoró el 70º Aniversario (1945-2015) de, junto con los Manuscritos de Qumrán, el "más importante descubrimiento de textos antiguos de la Era moderna", el hallazgo de la Biblioteca de Nag Hammadi.

El Himno de la Perla· El Himno del Alma *
Tesoro literario de la Gnosis de la Gnosis del Cristianismo Primitivo Acto IX, Capítulos 108-113 de los Hechos de Tomás


* Extracto del Artículo “El Himno de la Perla” publicado en Wikipedia el 11 de Diciembre de 2011, y actualizado en diciembre de 2014, por el Editor de este PDF (Liviano – H. T Elpizein).


"¡Despierta y levántate de tu sueño,
y escucha las palabras de nuestra carta!
¡Recuerda que eres hijo de Reyes!
¡Mira la esclavitud en que has caído!
¡Recuerda la Perla por la que
fuiste enviado a Egipto!"

El Himno de la Perla, conocido también como Himno del Alma, Himno de la Vestidura de Gloria, Canto de la Liberación, Canto de la perla o Himno del Apóstol Judas Tomas, es un breve poema alegórico de los primeros siglos del cristianismo, con claras reminiscencias de las parábolas de los Evangelios - la parábola del hijo pródigo y la parábola de la perla de gran valor -, conservado en dos manuscritos del apócrifo neotestamentario de los Hechos de Tomás, uno es un manuscrito siriaco del s. X y el otro, griego del s. XI n.e.
El conocido como Himno de la Perla aparece en el Acto IX, capítulos 108 al 113 de los Hechos o Actos de Tomás. Es recitado por el apóstol cuando, realizando misión ≪en la región de los indios≫ (hindúes), ingresa en prisión, de ahí el colofón con que termina en la versión siriaca de este evangelio apócrifo: “Fin del himno que el apóstol Judas Tomás pronunció en prisión”.

Argumento

En el Himno de la Perla, un príncipe parto relata en primera persona, como si de una narración autobiográfica se tratara, cómo siendo muy joven es enviado por sus regios padres para lograr una difícil tarea: deberá ir al lejano Egipto para encontrar una perla preciosa que es custodiada por una peligrosa serpiente a la que debe arrebatársela.
Cuando el príncipe marcha para cumplir este encargo, deja atrás no solo el seguro y lujoso ambiente del palacio real de sus padres, sino también la suntuosa túnica que le confiere su identidad y dignidad principesca. Antes de partir, los padres realizan con el príncipe un pacto: Si logra cumplir con lo solicitado, hacerse con la perla valiosa, recuperara su vestidura real y compartirá con su hermano mayor, la herencia del reino.
Se pone en marcha para el largo viaje, acompañado por dos guías que le dejan una vez llegados a tierras egipcias. Cerca ya de la serpiente pretende esperar a que se duerma para arrebatarle la perla. El príncipe continua relatando como al principio se hallaba solo, procurando evitar a los egipcios y sus hábitos impuros, y aunque trata de no llamar su atención, es descubierto y, engañado por los mismos egipcios, toma de sus alimentos y por la pesadez de los mismos cae en un profundo sueño por el que olvida su hogar, su regio linaje y el propósito ultimo por el que había emprendido su viaje.
Sus padres sabiendo su situación, le envían una carta en la que le recuerdan quien es y por qué se halla en aquellas lejanas tierras. Habiendo despertado gracias a esta misiva, el príncipe logra arrebatarle la perla a la serpiente sibilante. En el camino de regreso recibe de parte de sus padres, la hermosa túnica que se había despojado antes de su viaje y vestido nuevamente con ella, regresa a su hogar, el reino de sus padres, donde es recibido con regocijo y presentado ante el rey.

Manuscritos

Solo en dos manuscritos, siriaco y griego, de los Hechos de Tomás se encuentra el llamado Himno de la Perla. El manuscrito siriaco se halla en la Bristish Library (BM Add 14645), esta datado en el siglo X n.e., concretamente en el 936 A.D. y es en verso. El otro manuscrito está escrito en griego, es en prosa y está fechado un siglo más tarde, en el siglo XI y actualmente en la Biblioteca Vallicelliana de Roma (B35).
En el manuscrito siriaco, el texto del Himno esta precedido por un título: “Himno de Judas Tomás, el apóstol, que se encontraba en la región de los indios” y concluye con el siguiente colofón: “Fin del himno que el apóstol Judas Tomás pronunció en prisión”. En el manuscrito griego el título y el colofón no aparecen.
La lengua original del Himno es muy seguramente el siriaco y es considerado anterior en su elaboración a los Hechos de Tomás, es decir sería una interpolación realizada en el apócrifo neotestamentario, lo que viene avalado porque tanto en los manuscritos siriaco como griego, el alegórico poema viene introducido como un himno (madrashe) o salmo (psalmos).

Fecha y lugar de composición

Probablemente el Himno de la Perla fue compuesto, entre los siglos II y III de nuestra era, señalándose el año 224 (año de la caída del imperio parto) como fecha límite tardía del momento de su composición, dada la mención de los partos que se hace en unos de los versos y redactado, por las referencias geográficas que en él se dan y el contexto histórico y sociológico en que surgió, en la región de Edesa, Mesopotamia.
Significaciones y origen
El Himno de la Perla ha sido considerado como alegoría religiosa, himno de uso litúrgico o madrashe, narración épica y poema didáctico. También se ha señalado su posible condición de midras cristiano de parábolas evangélicas: la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-32) y la parábola de la perla de gran valor (referida en Mt 13:45-46 y en el Evangelio de Tomás, Logion 76).
Se ha considerado al filósofo y escritor sirio del siglo II Bardaisan de Edesa o a un poeta bardaisanita, como probable autor del Himno y, aunque recientes investigaciones sugieren que el autor era nativo de Mesena, al sur de Babilonia, y su lenguaje original era el arameo oriental y no el siriaco, esta cuestión está todavía por dilucidar.
Así mismo, el Himno ha sido relacionado también con el entorno del maniqueísmo, aun dentro de un contexto gnóstico y, por último, también se ha apuntado su posible origen en ancestrales leyendas de carácter dualista y sincrético de la cultura irania.
En todo caso, muy prontamente, buena parte de los estudiosos y eruditos del Himno señalaron o sugirieron las fuentes gnósticas del cristianismo primitivo como origen del mismo. Y es que en este alegórico poema es expresada, con el ropaje del simbolismo, la soteriología gnóstica que contempla en el hombre la presencia de una chispa, esencial o anímica, que proviniendo del ámbito de lo divino y sometida en este mundo al destino, al nacimiento y a la muerte, puede y necesita ser despertada por la contraparte divina del ser humano - por medio de la Gnosis o Conocimiento introspectivo de lo divino que hay en su interior - recordando su naturaleza original, para ser finalmente reintegrada con su primigenia pureza, al lugar de donde procede.
El Himno de la Perla de los Hechos de Tomás conforma, junto con el Evangelio de Tomás y el Libro de Tomas el Contendiente (o Libro de Tomás el atleta), lo que se ha venido en denominar literatura tomasina, adscrita a la escuela o corriente tomasina del primitivo cristianismo sirio.
En estos textos y muy especialmente en el Himno de la Perla, aflora el sentimiento de extranjería en este mundo que se traduce en una llamada a la búsqueda de la verdadera e íntima identidad trascendente para, por medio de este esfuerzo, acercarse a un Conocimiento del Padre.

Elementos simbólicos del Himno

Destacan:

El Padre, el Rey de Reyes; La Madre, la Soberana de Oriente, el Hijo, el más cercano en rango. Las regias figuras paternales del príncipe buscador de la perla, junto con su hermano, el hijo de aquellos, expresan, en un sentido, la Divina Trinidad -Padre, Hijo y Espíritu Santo- tal como era explicitada por algunas corrientes del gnosticismo y cristianos proto-ortodoxos sirios de los primeros siglos. En la primitiva literatura cristiana siriaca, era considerada también la naturaleza femenina del Espíritu Santo toda vez que el sustantivo que lo significaba, viento o aire, es de género femenino (como ocurre en hebreo, Ruach). Por ello el Espíritu Santo en los antiguos evangelios siriacos, en Efren de Siria y en Afraates, ≪el sabio persa≫ (quien también lo denomina "Madre"), es designado, casi siempre, en forma femenina.

La Perla

Desde la perspectiva soteriológica referida, la perla del Himno seria en si misma esa chispa o principio anímico divinal en todo ser humano (por ello la denominación de Himno del Alma) que encontrándose caída en el mundo denso, debe ser rescatada, salvada (-por el príncipe- simbolizándose en ello el mito gnóstico del Salvador salvado).

La Carta

La carta, simbólica expresión del Conocimiento Salvador o Gnosis de la Verdad, que le recuerda al príncipe “lo que ya estaba escrito en su corazón”, y por medio de la cual, despertando, se hizo posible que rescatara la perla de su alma y recibiera nuevamente la túnica o vestidura de gloria.

La Túnica o Vestidura de Gloria

La Túnica o Vestidura de Gloria presenta diversos posibles significados. Por un lado, alegoriza los aspectos más elevados del propio ser interior, la propia dignidad íntima y transcendental que confiere, al reintegrarse con ella en el camino de regreso a la Casa o Reino del Padre, la perfecta completitud y libertad. En otro sentido ha sido explicada como una simbólica alusión al cuerpo espiritual y cuerpos celestiales, que menciona el apóstol San Pablo (1 Co. 15:44 y 1 Co. 15:40) y muestra, así mismo, una afinidad muy estrecha con la Vestidura de Luz que es referida en diversos pasajes de la Pistis Sophia (obra gnóstica de ca. s. III n.e.).

La serpiente sibilante

La serpiente sibilante, en el contexto del Himno, alegoriza las fuerzas contrarias del error y la ignorancia que, dentro del propio individuo y fuera de él, en el mundo, se oponen a que pueda poseer la perla de su alma (- pues se tiene alma, mas no se posee: “en vuestra paciencia poseeréis vuestras almas”, Lc 21:19).

Legado e influencia

Debido seguramente a la interrelación de cristianos sirios con círculos musulmanes sufíes en el Bagdad de finales del Califato Abasí (s. XIII n.e.), el Himno de la Perla trascendió, aunque adaptado y con diferente exposición teológica, a la literatura islámica en árabe (el primer manuscrito en el que aparece es del siglo XV) y, en siglos posteriores, al persa, turco y urdu.
El Himno de la Perla es una de las más reconocidas creaciones poéticas escritas en siriaco que continúa siendo motivo de profundos estudios eruditos, filosóficos y exegéticos.
La sobria belleza de su texto expresa como pocos otros, el arquetípico mito universal del olvido y del recuerdo: la necesidad del individuo de volver en sí mismo para recordar quien es, su naturaleza original, de donde viene, y cuál es su destino, si despierta, para su esencia real.

El Himno de la Perla

Cuando era un niño
vivía en mi reino en la Casa de mi Padre,
y en la opulencia y abundancia
de mis educadores me solazaba,
cuando mis Padres me equiparon y
enviaron desde el Oriente, nuestra Patria.

De las riquezas de nuestro tesoro
me prepararon un hato pequeño.
Era abundante, pero tan ligero que yo solo
podía llevarlo:
Oro de Bet 'Elayye' y
plata de la gran Gazak,
rubíes de la India,
ágatas de la región de Kushán.

Me ciñeron con duro acero,
capaz de quebrar el hierro.
Me quitaron la túnica brillante
que amorosamente Ellos habían confeccionado para mí,
y la toga purpúrea
que había sido hecha para mi talla.

Hicieron conmigo un pacto
y lo escribieron en mi corazón para que no lo olvidara:
"Si desciendes a Egipto
y logras traer la Perla única,
la que está en el fondo del mar,
cerca de la serpiente sibilante,
[entonces] vestirás de nuevo tu túnica brillante
y la toga que cae por encima de ella,
y con tu Hermano, el más próximo a nuestro rango,
serás heredero de nuestro Reino."

Abandoné Oriente y descendí
acompañado de dos guías,
pues el camino era peligroso y difícil,
y yo era joven para recorrerlo.
Atravesé por las fronteras de Mesena,
lugar de parada de los mercaderes de Oriente,
llegué a la tierra de Babel
y penetré en las murallas de Sarbug.

Llegué a Egipto y
mis compañeros se separaron de mí.
Fui directo a la serpiente,
y acampé cerca de su morada,
esperando que la pudiera el sueño y se durmiera
y así poder arrebatarla mi Perla.

Y cuando estaba absolutamente solo,
siendo un extraño para los compañeros
de mi posada,
vi allí a uno de mi raza,
un hombre libre, un oriental,
joven, hermoso y amable,
hijo de nobles,
y vino y se relacionó conmigo
y lo hice mi amigo íntimo,
un compañero en quien confiar mi propósito.

Le exhorté a guardarse de los egipcios
y de unirse a los impuros.
Y me vestí con sus atuendos
para que no sospecharan que había venido de lejos
para coger la Perla
e impedir que excitaran la serpiente contra mí.

Pero de alguna manera
se dieron cuenta de que yo no era un compatriota
y me hicieron comer de sus alimentos.

Olvidé que era hijo de Reyes,
y serví a su rey.
Olvidé la Perla
por la que mis Padres me habían enviado
y, a causa de la pesadez de sus alimentos,
caí en un profundo sueño.

Pero esto que me acaecía
fue sabido por mis Padres y se apenaron por mí
y salió un decreto en nuestro Reino,
ordenando que todos acudieran a nuestra Corte,
a los reyes y príncipes de Partia
y a todos los nobles de Oriente,
y determinaron sobre mí
que no fuera abandonado en Egipto.

Me escribieron una carta y
cada noble puso su firma en ella:
"De tu Padre, el Rey de reyes,
y de tu Madre, la Señora de Oriente,
y de tu Hermano, nuestro más cercano en rango,
para ti nuestro hijo, que está en Egipto, ¡Saludos! [¡Paz!]

¡Despierta y levántate de tu sueño,
y escucha las palabras de nuestra carta!

¡Recuerda que eres hijo de Reyes!
¡Mira la esclavitud en que has caído!
¡Recuerda la Perla por la que
fuiste enviado a Egipto!

Piensa en tu túnica resplandeciente
y recuerda tu gloriosa toga,
con la que podrás vestirte y engalanarte
cuando tu nombre sea leído en el 'Libro de los Valientes'[Héroes],
y junto con tu hermano, nuestro Virrey,
estarás en nuestro Reino."

Y mi carta era una carta
que el rey selló con su mano derecha
[para preservarla] de los malvados, de los hijos de Babel
y de los demonios salvajes de Sarbug.

Voló [la carta] como un águila,
el rey de todas las aves;
voló y se posó a mi lado,
y toda ella se convirtió en palabra.

A su voz y al sonido de su murmullo
me desperté y me levanté de mi sueño.

La tomé y la besé, rompí su sello y la leí
y las palabras de mi carta,
eran lo mismo que estaba grabado en mi corazón.

Recordé que era hijo de Reyes
y libre por propia naturaleza.
Recordé la Perla
por la que había sido enviado a Egipto,
y comencé a encantar
a la terrible serpiente sibilante.

La hice dormir y caer en un sueño profundo [la dominé],
cuando pronuncié el Nombre de mi Padre contra ella,
y el Nombre de mi Hermano,
y el de mi Madre, la Reina de Oriente.
Y le arrebaté la perla,
y emprendí la vuelta a la Casa de mis Padres.

Me quite el vestido sucio e impuro
y lo abandoné en su país
y me encaminé directamente
hacia la Luz de nuestro país, Oriente.

Y mi carta, la que me despertó,
la tenía ante mí durante el camino,
y lo mismo que me había despertado con su Voz,
ahora me guiaba con su Luz,
pues la seda real [de la carta] mostraba
su forma luminosa ante mí;
su Voz y su guía también me animaba
a apresurarme y su amor me atraía.

Salí atravesando Sarbug,
dejé Babel a mi lado izquierdo,
y llegué a la gran Mesana,
el puerto de los mercaderes
que está a la orilla del mar.

Y mi túnica brillante [vestidura de luz],
que yo me había quitado,
y mi toga que la revestía,
desde las cumbres de Hyrcania
mis Padres me la enviaron hasta allí,
por medio de sus tesoreros,
a los que, por su fidelidad,
se las habían confiado;
pero yo no recordaba su dignidad y
que la había abandonado en mi juventud
en la Casa de mi Padre.

Pero, repentinamente,
cuando la tuve frente a mí,
la vestidura parecía un espejo de mí mismo.
En toda ella pude verme a mí mismo
reflejado por entero,
de manera que éramos dos diferentes,
y de nuevo Uno en una sola forma.

Y también a los tesoreros,
que me la habían traído,
del mismo modo los vi,
dos en una sola forma,
un solo Signo Real grabado sobre ellos,
el [Signo]de Aquel que,
por medio de ellos,
me había restituido mi honor y mi riqueza,
mi adornada túnica brillante,
engalanada con magníficos colores,
con oro y con berilos,
calcedonias y ágatas,
sardónices de variados colores;
ella había sido preparada para enaltecerla,
todas sus costuras habían sido festoneadas
con piedras de diamantes,
y la imagen del Rey de reyes,
toda entera, por todo el [tejido]
aparecía bordada en relieve;
y, como la piedra de zafiro,
así sus colores eran variados.

Y nuevamente vi que toda ella [la vestidura],
se agitaba sacudida por el conocimiento [gnosis].

Como si de nuevo fuera a hablar,
vi que se preparaba.

Oí el sonido de sus cantos,
que musitaba mientras descendía:
"Soy el más diligente de sus servidores;
por eso he sido enaltecido ante mi Padre".

Y también percibí como mi estatura
crecía al tiempo que realizaba sus trabajos.
Y con un movimiento regio
fue desplegándose toda ella hacia mí,
y de la mano de sus portadores
me incitó a tomarla.

Y también mi amor me urgía
para que corriera a su encuentro
y la recibiera.

Entonces extendí [mi mano] y la recibí;
con sus hermosos colores me engalané,
y quedé completamente cubierto
por mi toga de brillantes colores.

Me vestí con ella y fui elevado
a la Corte de la Paz y de la Adoración,
incliné mi cabeza
y adoré el Esplendor de mi Padre
que me la había enviado,
porque yo había cumplido sus Mandamientos,
y Él también su promesa.

Y en la corte de sus escribas,
entre sus nobles, fui mezclado,
pues se regocijo por mí, y
me encontraba con Él en su Reino.

Y al son de plegarias
todos sus siervos le alaban
Prometió también que me presentaría
con Él ante la Corte del Rey de reyes,
y, con mi ofrenda y mi Perla,
me mostraría junto con Él
ante nuestro Rey.

"Fin del Himno que el Apóstol Judas Tomás, cantó en prisión"

La Ascesis* de la Gnosis del Cristianismo Primitivo
* Ascesis: reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu.

Gran parte de los textos gnósticos cristianos se valieron del simbolismo, la metáfora o la alegoría para expresar no sólo el proceso de la Creación desde el “Dios Absoluto e Inmanifestado”, Agnostos Theos, sino también la naturaleza del “microcosmos”, del mundo interior, del ser humano.
Con esto último destacaban la necesidad de adentrarse en el propio interior para descubrir, dentro de sí, la causa del sufrimiento, del dolor, la angustia e insatisfacción. Como describe Monoimo, gnóstico citado por Hipólito en sus Refutaciones:
«Abandona la búsqueda de Dios y la creación y otros asuntos de parecida índole. Buscadle tomándoos a vosotros mismos como punto de partida. Averiguad quién hay dentro de vosotros que se adueña de todo y dice: “mi Dios, mi mente, mi pensamiento, mi alma, mi cuerpo”. Averiguad las fuentes del pesar, del gozo, del amor, del odio… Si investigáis cuidadosamente estas cuestiones, le encontraréis en vosotros mismos».21
Conociendo la realidad interna es que se abre la puerta a la posibilidad de reparar, en sí mismos “la deficiencia” que confiere la falta de Plenitud del Alma. No es de extrañar pues que Jung, uno de los más destacados “exploradores de la psique” de nuestro tiempo, se sintiera tan atraído por las doctrinas gnósticas y concluyera: “es claro e indudable que muchos de los gnósticos no eran otra cosa que psicólogos”22; psicólogos, en el sentido profundo y etimológico de la palabra Psicología - Psykhé Alma y λογία, logía, «tratado» o «estudio»- sabios sobre el Alma y el Espíritu del ser humano. Pues “la psique lleva dentro de sí misma el potencial para liberación o la destrucción”23.
En su anhelo de alcanzar la “Perfecta Completitud”, “regresar” al Reino del Padre, y Madre Celestial, con la “herencia perdida” recuperada, “la Perla” y “las Vestiduras de Luz” del Himno de la Perla, su propia Alma y Espíritu revestidas de Luz, el gnóstico cristiano comprende la necesidad de Purificarse interiormente, pues sabe que son las “tinieblas interiores” del error y la ignorancia, las que le han alejado y alejan del “Reino de la Luz”.
Se hace preciso pues, “sacar” de adentro “lo que nos destruye”: «Si sacas lo que está dentro de ti, lo que saques te salvará. Si no sacas lo que está dentro de ti, lo que no saques te destruirá», dice Jesús en el Evangelio de Tomás. 24

Por ello están presentes en los más significativos textos gnósticos del Cristianismo Primitivo, la referencia a “la depuración del mal de raíz” dentro de sí mismos, la Purificación del Corazón, que permite alcanzar la Plenitud que se deriva de la Libertad de no ser “esclavos del pecado”, de la ignorancia y el error.

«Quien posee la Gnosis de la Verdad es libre; porque quien es libre no peca, pues “quien peca es esclavo del pecado”; la Madre es la Verdad, el Conocimiento es el Padre. A aquellos a quienes no es permitido pecar el mundo les llama “libre”. La Gnosis de la Verdad eleva los corazones de aquellos a quienes no les es permitido pecar, es decir, los hace libres y los enaltece por encima de este mundo...»
Evangelio de Felipe (77 13-35)

No dejan de retransmitir, en definitiva, lo que Jesús el Cristo, “El Maestro de Maestros” gnósticos cristianos, dice:
«Si alguno quiere venir en pos de Mí, Niéguese a sí mismo…»
Evangelio según Mateo 16:24

«Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre».
Evangelio según Marcos 7:21-23

«De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto».
Juan 12:24

Así el Evangelio de Felipe de la Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi declara:

«Por ello dice el Logos: “Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles”. Éste no podará, {pues} lo que se poda brota de nuevo, sino que cava{rá} hasta el fondo, hasta sacar la raíz. Jesús arrancó la raíz enteramente; otros, en cambio, sólo en parte. Nosotros mismos, cada uno de nosotros, penetre hacia la raíz del mal que está dentro de él, y arránquelo de raíz de su corazón. Será arrancado si lo reconocemos. Pero si lo ignoramos echa raíz en nosotros y produce sus frutos en nuestro corazón. Él nos domina. Nosotros somos sus esclavos. Nos hace cautivos, induciéndonos a hacer lo que no queremos, y lo que queremos no lo hagamos. Es poderoso porque no lo reconocimos y mientras {esté allí -en el corazón-} sigue actuando. La ignorancia es la madre de {todo mal}. La ignorancia resultará en {muerte, pues} aquellos que provienen de {la ignorancia} ni fueron, ni {son}, ni serán…”…”{La Verdad} da la Libertad. El Logos dijo: «Si conocéis la Verdad, la Verdad os hará libres» La ignorancia es esclavitud, la Gnosis es Libertad. Si conocemos la Verdad, hallaremos los frutos de la Verdad en nosotros. Si estamos unidos a Ella, nos aportará nuestra Plenitud [πλήρωμα Pleroma]».
                                                                               Evangelio de Felipe (82-8414)

Clemente de Alejandría reseña las palabras del Maestro Gnóstico Valentín: 

«También Valentín, escribiendo a algunos, se refiere a los apéndices [o pasiones] (del alma) con estas mismas palabras: "Uno solo hay bueno, cuya libre expresión es la manifestación a través del Hijo, y por medio de Él únicamente podría el corazón purificarse, una vez expulsado de él todo espíritu malo. Pues muchos espíritus lo habitan y no le dejan purificarse, ya que cada uno de ellos ejecuta su propio cometido, exasperándolo frecuentemente con deseos inconvenientes. A mi entender, al corazón le sucede lo que a una posada. Pues ésta es maltratada, deteriorada y con frecuencia ensuciada por gente que se comporta sin recato alguno, sin preocuparse en absoluto por el lugar, por cuanto pertenece a otro. De la misma manera, el corazón, hasta que no se encuentra con la Providencia, es impuro, morada de muchos demonios [los propios "defectos inherentes"]. Pero, cuando se ocupa de él el Padre Único y Bueno, aparece santificado y resplandece de Luz, y así se llena de felicidad el que tiene un tal corazón, puesto que verá a Dios».
Clemente de Alejandría, Stromata, II, 114,3-6

Clemente de Alejandría define a esta depuración o purificación interior de los propios defectos inherentes, ”espíritus malos” o “demonios”[interiores], como “Muerte Gnóstica”, siendo un “morir en vida” al error y la ignorancia:

“«La Muerte gnóstica» [«θάνατος γνωστικός», Tánatos gnostikós], «lleva y separa el alma de las pasiones» (Stromata, 7. 71. 3) [y es por ello] «muerte salvadora» [«θάνατος σωτηρίας», Tánatos soterías] (Pedagogo, 2, 8, 2).”25

Este “morir antes de morir” es, para el Apóstol Pablo, “cotidiano”:
«Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero». 26

De ahí que, desde esta significación, pueda comprenderse por qué los verdaderos gnósticos del cristianismo primitivo, sin negar la Resurrección del Salvador con Su cuerpo físico, 27 resaltaban la necesidad, siguiendo el Ejemplo y Camino trazado por Jesús Cristo, de que la “Resurrección” debía darse como proceso espiritual en vida, siendo ésta la culminación de haber llegado “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”28:

«Los que dicen que primero morirán y {luego} resucitarán yerran. Si uno no recibe primero la Resurrección en vida, tampoco recibirá nada al morir».
Evangelio de Felipe (73 1-)

En la verdadera ascesis gnóstica del cristianismo primitivo se halla presente, junto a la “Muerte Mística”, el Misterio de la Cámara Nupcial mencionado en diversos textos. Entre ellos el Evangelio de Felipe (NHC II,3) de los Códices de Nag Hammadi. Destaca en este Tratado su doctrina sacramental, enunciándose cinco sacramentos distintos: Bautismo, Unción, Eucaristía, Redención y Matrimonio o «Cámara Nupcial», constituyendo este último “la culminación del sistema sacramental” pues, es patente en esta "compilación de textos y sentencias", la sacralización de la unión del varón y la mujer como "lugar de revelación del Amor creador y salvador"29 30, lo que resulta en consonancia con lo que expresa el Apóstol Pablo: «…en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón…»31

Algunos extractos de este Tratado:

«El Misterio del Matrimonio es grande”… “Reparad en la unión {sin mancha} pues tiene {un gran} poder». (64)

***
«Si la mujer no se hubiera separado del varón, no habría muerto con el varón. Su separación significó el comienzo de la muerte. Para esto vino Cristo, para rectificar la separación acontecida desde el principio y de nuevo unirlos a los dos, y para dar vida y unir a los que habían muerto por la separación». (70 10-18)

***
«Si el matrimonio deshonroso (del mancillamiento) permanece oculto, ¡cuánto más es el Matrimonio impoluto (sin mancilla)32 un verdadero misterio! Éste no es carnal, sino puro; pertenece no a la pasión, sino a la voluntad; pertenece no a la tiniebla o la noche, sino al día y a la luz». (81)
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 «Si uno se hace hijo de la Cámara Nupcial, recibirá la Luz». (864)

***

EL EVANGELIO SEGÚN FELIPE

Consideraciones sobre el Cristianismo Gnóstico Primitivo 

De un modo gradual se ha ido abriendo, en los medios académicos y eruditos de la Historia y Fenomenología de las Religiones, de la Religión Comparada y de la Filosofía, una nueva perspectiva del Gnosticismo y de la Gnosis de los primeros siglos del Cristianismo, que ha ido dejando el lastre de contemplarlos meramente desde la “malograda” mirada de los primeros heresiólogos eclesiásticos. A pesar de ello, desafortunadamente, esta distorsionada y estereotipada imagen del Gnosticismo Cristiano Primitivo y, con ella, de la Gnosis que la sustenta, persiste aún en buena parte de los estudiosos académicos.

Los verdaderos gnósticos del Cristianismo Primitivo, “hombres transidos de trascendencia”, “almas profundamente espirituales y místicas”, trataron ante todo, “de interpretar el mensaje”, 33 las Enseñanzas, de Jesús el Cristo y, en ese anhelo, audazmente, hicieron uso de todos aquellos instrumentos míticos y filosóficos de que disponían, en el contexto de la época que les tocó vivir, para expresar lo que, por su propia naturaleza no sensitiva, escapa a ser aprehendido en el concepto o la lógica intelectiva o racional: la “Sabiduría de Dios en Misterio, la Sabiduría Oculta”. 34

En realidad, el Gnosticismo Cristiano y la Gnosis que lo configura, es consustancial al propio Cristianismo Primigenio en el que Jesús daba a conocer “los Misterios del Reino de Dios” a Sus Discípulos personalmente, directamente, y “a los otros”, que no formaban parte de ese “círculo”, “en parábolas”. 35

Como “escuela filosófica o corriente esotérica” del Cristianismo Primitivo, el Gnosticismo conformando el Círculo Interno o Esotérico de la Primitiva Iglesia, cumplía la labor de retransmitir, a aquellos (hombres y mujeres) del Círculo Exotérico o Externo preparados para recibirlo,36 el «Conocimiento y una Comprensión de las realidades presentes, futuras y pasadas, con la seguridad y firmeza que le confiere el hecho de haber sido entregado y revelado por el Hijo de Dios.... Esta Gnosis fue entregada por vía no escrita a algunos de los Apóstoles y nos llegó por transmisión de generaciones sucesivas...» como expone Clemente de Alejandría en sus Stromata (VI, 7, 61)

Avalando esta vía “no escrita”, “de labios a oído”, de transmisión del Conocimiento, de la Gnosis de Cristo, continua diciendo Clemente Alejandrino:

«El Señor no reveló a muchos lo que no estaba al alcance de muchos, sino a unos pocos, a los que sabía que estaban preparados para ello, a los que sabía que podían recibir la Palabra y configurarse con Ella. Los Misterios, como el mismo Dios, se confían a la Palabra (Viva), no a la letra. Y si alguno objeta que está escrito que "nada hay oculto que no haya de manifestarse, ni escondido que no haya de revelarse" (Mt 10), le diremos que la misma Palabra Divina anuncia que el secreto será revelado al que lo escucha en secreto, y que lo oculto será hecho manifiesto al que es capaz de recibir la Tradición transmitida de una manera oculta, como la Verdad. De esta suerte, lo que es oculto para la gran masa, será manifiesto para unos pocos...»
Clemente de Alejandría, "Stromata", I, 1, 13, 2.

«El Señor, después de resucitado, comunicó la Gnosis a Santiago el Justo y a Juan y a Pedro. Estos se la entregaron a los demás Apóstoles, y los demás Apóstoles a los Setenta, de los cuales formaba parte también Bernabé».
Clemente de Alejandría, "Hypotyposeis", VII37

Hasta mediados del siglo II de nuestra era convivían, complementándose, en la incipiente Iglesia Cristiana, los diversos niveles de comprensión de las Enseñanzas y Mensaje de Jesús.

Ejemplo y prueba de ello es que el Maestro Gnóstico Valentín, el mayor exponente de la Gnosis del Cristianismo Primitivo, durante el pontificado de Pío (140-155) y Aniceto (155-166) “era un maestro reconocido, permaneciendo en comunión con la Iglesia romana” y que “los valentinianos nunca constituyeron un secta o iglesia aparte, manteniéndose siempre en el seno de la comunidad ortodoxa”. 38 39

El rechazo y condenación por parte de las autoridades eclesiásticas de la verdadera gnosis cristiana en el Cristianismo Primitivo dejó “incompleto”, “desnaturalizó” al Cristianismo naciente, de su “verdadera razón de ser” como “escuela” o “instrumento” de “regeneración, crecimiento y perfeccionamiento espiritual” del varón y la mujer. Se causaba con ello, un profundo daño a lo Esencia del Mensaje del Salvador pues, los que comenzaron a detentar las directrices de la Iglesia, “ni entraron ni dejaron entrar”, “escondiendo las llaves del Conocimiento” que Jesús, precisamente, había “traído nuevamente a la luz”:

«Los fariseos y los escribas recibieron las llaves del Conocimiento y las han escondido: ni ellos entraron, ni dejaron entrar a los que querían. Pero vosotros sed cautos como las serpientes y sencillos como las palomas».40

Esta persecución y desprecio no pudo ser vivida sino con dolor, mas serenamente, por los verdaderos gnósticos cristianos primitivos al ver cómo eran rechazados, por ignorancia y falta de entendimiento de sus, hasta entonces, hermanos de Iglesia:

«Somos despreciados de los mundos, aunque ningún interés les prestamos cuando nos difaman. Los ignoramos cuando nos persiguen. Cuando nos humillan, les miramos y guardamos silencio».41
                                                                                    Enseñanza autorizada NHC VI,3

Con todo, la Gnosis Cristiana no desapareció y “obligada a vestirse con otros ropajes”, como el de la “Alquimia Medieval”, pervivió en el tiempo hasta nuestros días…

H.T. Elpizein, mayo 2015


1 A. Piñero, Textos Gnósticos Biblioteca de Nag Hammadi I, pág. 10. Editorial Trotta, 2011.
2 "La Iglesia primitiva no estaba constituida por una sola ortodoxia de la que luego se apartaron diversas minorías heréticas"..."por el contrario"..."el cristianismo asumía en la antigüedad una significativa variedad de formas, ninguna de las cuales representaba con claridad a una importante mayoría de creyentes en detrimento de las demás." Bart D. Ehrman, Cristianismos perdidos, págs. 254 y 259. Ed. Crítica, 2009.
3 F. García Bazán, Gnosis la esencia de dualismo gnóstico, pág.12. Ediciones Castañeda, 1978.
4 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 32. Editorial El Hilo de Ariadna, 2013
5 A. Orbe, Cristología Gnóstica Introducción a la soteriología de los siglos II y III, Cap. I Simonianos, pág. 36. Editorial BAC, 1976.
6 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 32.
7 De griego ἐσωτερικός y éste a su vez de έσώτερος esoteros, «dentro, desde dentro, interior, íntimo».
8 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 34.
9 F. García Bazán, Gnosis la esencia de dualismo gnóstico, pág. 24.
10 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 220.
11 A. Orbe, Cristología Gnóstica Introducción a la soteriología de los siglos II y III. pág. XVI.
12 A. Piñero, J. Montserrat, Textos Gnósticos Biblioteca de Nag Hammadi I, pág. 34.
13 Clemente de Alejandría (ca. 150-ca. 215-217 e.c.), Excerpta ex Theodoto, 78.2.
14 Evangelio de la Verdad, 22,13-19.
15 Clemente de Alejandría, Stromata, VII, 10, 55, 1.
16 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 30.
17 Atleta en el sentido de Contendiente o “luchador interior” o asceta espiritual.
18 F. García Bazán, Gnosis la esencia de dualismo gnóstico, pág. 43.
19 “…y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” Epístola a los Gálatas 2:20.
20 Cf. U. Bianchi, Le origini dello gnosticismo: colloquio di Messina 13-18 aprile 1966 ; testi e discussioni. BRILL 1970.
* Fuente imagen original: “The Claremont Colleges Digital Library (CCDL)”
Nag Hammadi archive: http://ccdl.libraries.claremont.edu/cdm/landingpage/collection/nha
21 E. Pagels, Los Evangelios Gnósticos, Introducción, pág. 19. Editorial Crítica, 2ª edición,1987.
22 C.G. Jung, Collected Works of C.G. Jung, Volume 9 (Part 2): Aion: Researches into the Phenomenology of the Self, The Structure and Dynamics of the Self, pág. 222, Princeton University Press, 2014.
23 E. Pagels, Los Evangelios Gnósticos, La Gnosis, pág. 178.
24 Ibid.
25 Paola Druille, Clemente de Alejandría: los tres tipos de muerte y su alcance moral, Universidad Nacional de la Pampa, 2010.
26 1 Corintios, 15:31.
27 "La gnosis heterodoxa no tuvo prejuicios para la letra de los cuatro evangelios. Admitió la noticia sobre la resurrección y apariciones de Jesús con la misma sencillez con que dio cabida a los relatos sobre su pasión y muerte." A. Orbe, Cristología Gnóstica II, Introducción a la soteriología de los siglos II y III, pág. 489. Editorial BAC, 1976.
28 Efesios 4:13 “hasta que todos lleguemos…, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo…”
29 Jean-Yves Leloup, El Evangelio de Felipe, pág. 26. Editorial EDAF, 2004
30 “Se trata de llegar a ser uno –lo que nos ayuda a deducir la conformación mixta, masculino-femenina de los cenáculos gnósticos- y de la superación ascético-espiritual tanto del varón como de la mujer.” F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 30.
31 1 Corintios 11:11
32 «Honroso es en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; mas a los fornicarios y  los adúlteros juzgará Dios» (Hebreos 13: 4)
33 F. García Bazán, Gnosis la esencia de dualismo gnóstico, pág. 24.
34 1 Corintios 2:7
35 Lucas 8:10
36 Cf. “Carta a Flora de Ptolomeo”.
37 Citado por "Eusebio de Cesarea", "Historia Eclesiástica", "Libro 2, Capítulo I".
38 J. Monserrat Torrents, Los Gnósticos, pág. 57. Editorial Gredos, 1983.
39 Ibid. pág 34: “Los gnósticos cristianos –y sobre todo, su escuela más importante, los valentinianos- eran miembros de la comunidades cristianas (en Alejandría, en Roma, en Lugdunum, hoy Lyon, en África)…”
40 Evangelio de Tomás, dicho 39.
41 F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, pág. 111.

Bibliografía
Luis B. Palacio A., La Gnosis de Cristo, Testimonios de un Discípulo, 2012.
A. Orbe, Cristología Gnóstica Introducción a la soteriología de los siglos II y III. Editorial BAC, 1976.
E. Pagels, Los Evangelios Gnósticos. Editorial Crítica, 2ª edición, 1987.
F. García Bazán, Gnosis la esencia de dualismo gnóstico. Ediciones Castañeda, 1978.
F. García Bazán, La gnosis eterna, Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos I. Editorial Trotta, 2003.
F. García Bazán, La gnosis eterna, Antología de textos gnósticos griegos, latinos y coptos II. PISTIS SOPHIA/FE SABIDURIA. Editorial Trotta, 2007.
F. García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos. Editorial El Hilo de Ariadna, 2013.
A. Piñero, J. Montserrat Torrents, F. García Bazán, F. Bermejo y A. Quevedo, Textos gnósticos, Biblioteca de Nag Hammadi I: Tratados filosóficos y cosmológicos. Editorial Trotta, Cuarta edición 2011.
A. Piñero, J. Montserrat Torrents, F. García Bazán, Textos gnósticos, Biblioteca de Nag Hammadi II: Evangelios, Hechos, Cartas. Editorial Trotta, Cuarta edición 2011.
A. Piñero, J. Montserrat Torrents, F. García Bazán, Textos gnósticos, Biblioteca de Nag Hammadi III: Apocalipsis y otros escritos. Editorial Trotta, Cuarta edición 2011.
Paola Druille, Clemente de Alejandría: los tres tipos de muerte y su alcance moral, Universidad Nacional de la Pampa, 2010.
31
32
Esta edición de
“Gnosticismo y Gnosis del Cristianismo Primitivo”
fue concluida en mayo de 2015.
Ediciones Epopteia, España.
Edición no comercial, sin ánimo de lucro.