EL
TIEMPO Y LA ESPERA
PEDRO CASALDÁLIGA
A los pobres,
a los mártires,
a los contemplativos,
a los militantes
y a los teólogos
de la liberación,
por quienes y con quienes
-por Él, con Él y en Él-
el tiempo se hace cristiano
y la espera esperanzada.
I.
SONETOS
IDENTIDAD
Si
no sabéis quién soy. Si os desconcierta
la
amalgama de amores que cultivo:
una
flor para el Che, toda la huerta
para
el Dios de Jesús. Si me desvivo
por
bendecir una alambrada abierta
y
el mito de una aldea redivivo.
Si
tiento a Dios por Nicaragua alerta,
por
este Continente aún cautivo.
Si
ofrezco el Pan y el Vino en mis altares
sobre
un mantel de manos populares...
Sabed:
del Pueblo vengo, al Reino voy.
¡Tenedme
por latinoamericano,
tenedme
simplemente por cristiano,
si
me creéis y no sabéis quién soy!
EN
ÉXODO
La
vida sobre ruedas o a caballo,
yendo
y viniendo de misión cumplida,
árbol
entre los árboles me callo
y
oigo como se acerca Tú Venida.
Cuanto
menos Te encuentro, más Te hallo,
libres
los dos de nombre y de medida.
Dueño
del miedo que Te doy vasallo,
vivo
de la esperanza de Tú vida.
Al
acecho del Reino diferente,
voy
amando las cosas y la gente,
ciudadano
de todo y extranjero.
Y
me llama Tú paz como un abismo
mientras
cruzo las sombras, guerrillero
del
Mundo, de la Iglesia
y de mí mismo.
CLARIDAD
Decir
el pan, la lucha, el gozo, el llanto,
el
monótono sol, la noche ciega.
Verter
la vida en libación de canto,
vino
en la paz y sangre en la refriega.
Desnuda
al viento mi palabra os llega.
Sobre
la plaza de la fiesta canto.
Pido
que todos entren en la siega.
Vengo
a espantar las fieras del espanto.
Mediterráneamente
luminosa
escancio
en mi palabra cada cosa,
vaso
de luz y agua de verdad.
Si
el Verbo se hace carne verdadera,
no
creo en la palabra que adultera.
Yo
hago profesión de claridad.
SONETILLO
YO
Catorce
surcos de tierra,
catorce
ríos de sangre,
catorce
almenas en vela
y
el sueño en catorce mares.
Catorce
vuelos sin nido,
paloma
en catorce aras,
catorce
noches testigo,
catorce
veces el alba.
La
muerte sobre el camino,
el
Pueblo por compañía
y
el Viento por toda voz.
Como
un silencio que digo,
catorce
versos mi vida,
catorce
versos y Dios.
SILENCIO
HABLADO
Si
amar es mi costumbre,
la
tengo mal sabida:
llena
de muchedumbre,
sola
de mí mi vida.
La
guerra fue mi lumbre;
mi
madre, la partida.
Velo
mi mansedumbre
como
una espada herida.
Derramando
palabras,
de
mis silencios vengo
y
a mis silencios voy.
Y
en Tus silencios labras
el
grito que sostengo
y
el silencio que soy.
NO
TE HE NEGADO
Por
causa de Tú causa me destrozo
como
un navío, viejo de aventura,
pero
arbolando ya el joven gozo
de
quien corona fiel la singladura.
Fiel,
fiel..., es un decir. El tiempo dura
y
el puerto todavía es un esbozo
entre
las brumas de esta Edad oscura
que
anega el mar en sangre y en sollozo.
Siempre
esperé Tú paz. No Te he negado,
aunque
negué el amor de muchos modos
y
zozobré teniéndote a mi lado.
No
pagaré mis deudas; no me cobres.
Si
no he sabido hallarte siempre en todos,
nunca
dejé de amarte en los más pobres.
CARTA
DE NAVEGAR
(Por
el Tocantins amazónico)
«Leer
las aguas» será siempre un sueño
mayor
que mis estudios. No consigo
leerme
por debajo, serme dueño,
tenerlas
todas, a la vez, conmigo.
Flotan
sombras de mí, maderas muertas.
Pero
la estrella nace sin reproche
sobre
las manos de este niño, expertas,
que
conquistan las aguas y la noche.
Me
ha de bastar saber que Tú me sabes
entero,
desde antes de mis días;
que
en Ti voy siendo la verdad que hago;
que
has puesto en mis tesoros y en mis llaves
Tus
luminosos ojos por vigías
¡y
que eres mi Camino de Santiago!
CALUMNIA,
QUE ALGUIEN QUEDA
Voy
a engarzar en paz esas espinas
entre
las rosas todavía nuevas.
Mi
voluntad rendida Tú examinas,
Tú
mi holocausto sin retorno pruebas.
Tus
manos han ceñido mis riñones
desde
la mocedad. Te ha reservado
mi
corazón la flor de sus carbones.
Si
he amado, Señor, a Ti te he amado.
Mi
opción de eunuco por el Reino ostento
sobre
esta frágil condición de hombre,
capaz,
con todo, de acoger Tu aliento.
Cuando
el lagar su desazón concluya,
Tú
salvarás la causa de mi nombre
que
sólo quiere ser la Causa
Tuya.
ELLA
VENDRÁ
Ya
la acogí, en las sombras, muchas veces
y
la temí rondándome, callada.
No
era el vino nupcial, eran sus heces;
era
el miedo al amor, más que la amada.
Pero
sé que vendrá. Confío en ella,
amada
fiel de todos y maldita.
No
hay modo de escapar a su querella.
Sin
hora y sin lugar, ella es la cita.
Vendrá.
Saldrá de mí. La llevo dentro
desde
que soy. Y voy hacia su encuentro
con
todo el peso de mis años vivos.
Pero
vendrá... para pasar de largo.
Y
en la centella de su beso amargo
vendremos
Dios y yo definitivos.
COMO
UN RÍO
(Por
el Río das Mortes)
Como
un río que me invade mansamente.
Que
penetro, deslumbrado. Como un río
que
me arrastra, poderoso, en su corriente
mientras
abro, libremente, el curso es mío.
Como
un río que respeta mis orillas.
Con
el cielo todo entero en su regazo.
Que
yo sigo, por las noches, de rodillas
y
circundo, bajo el sol, con un abrazo.
Como
un río que me acuna, que me sacia.
Que
yo invento con las aguas de Su gracia.
Como
un río ya llegado y por llegar.
Donde
muere el día y nace el día nuevo.
Como
un río que me lleva y que yo llevo.
Como
un río que se sabe río y mar.
AGUSTINIANO
«Ámame
más, Señor, para quererte».
Búscame
más, para mejor hallarte.
Desasosiégame,
por no buscarte.
Desasosiégame,
por retenerte.
Pódame
más, para más florecerte.
Desnúdame,
para no disfrazarte.
Enséñame
a acoger, para esperarte.
Mírame
en todos, para en todos verte.
¡Por
los que no han sabido sospecharte,
por
los que tienen miedo de encontrarte,
por
los que piensan que ya te han perdido,
por
todos los que esperas en la muerte,
quiero
cantarte, Amor, agradecido,
porque
siempre acabamos por vencerte!
VERSIÓN
DE DIOS
En
la oquedad de nuestro barro breve
el
mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna
lengua a Su Verdad se atreve.
Nadie
lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.
Mayor
que todo dios, nuestra sed busca,
se
hace menor que el libro y la utopía,
y,
cuando el Templo en su esplendor Lo ofusca,
rompe,
infantil, del vientre de María.
El
Unigénito venido a menos
traspone
la distancia en un vagido;
calla
la Gloria y el
Amor explana;
Sus
manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro
de carne y sol del Escondido,
¡versión
de Dios en pequeñez humana!
JESÚS DE NAZARET
¿Cómo
dejarte ser sólo Tú mismo,
sin
reducirte, sin manipularte?
¿Cómo,
creyendo en Ti, no proclamarte
igual,
mayor, mejor que el Cristianismo?
Cosechador
de riesgos y de dudas,
debelador
de todos los poderes,
Tu
carne y Tu verdad en cruz, desnudas,
contradicción
y paz, ¡eres quien eres!
Jesús
de Nazaret, hijo y hermano,
viviente
en Dios y pan en nuestra mano,
camino
y compañero de jornada,
Libertador
total de nuestras vidas
que
vienes, junto al mar, con la alborada,
las
brasas y las llagas encendidas.
ESPÉRAME
TAMBIÉN
Porque
lo espero a El, y porque espero
que,
al encontrarlo, todos nos veamos
restablecidos
por el sol primero
y
el corazón seguro de que amamos;
porque
no acepto esa mirada fría
y
creo en el rescoldo que ella esconde;
porque
tu soledad también es mía;
y
todo yo soy una herida, donde
alguna
sangre mana; y donde espera
un
muerto, yo reclamo primavera,
muerto
con él ya antes de mi muerte;
porque
aprendí a esperar a contramano
de
tanta decepción: te juro, hermano,
que
espero tanto verLo como verte.
GRATUIDAD
Os
desvivís para morir de hastío
delante
de la Esfinge
que bosteza.
La
gran Ciudad os ha secado el río.
Sois
cauces de orfandad y de impureza.
Aquí,
la luna cruza el Araguaia;
los
ojos a su encuentro, como remos,
y
el corazón tendiéndole su playa.
Hijos
del cielo, de Belleza ardemos,
libres
aún para cantar Su Nombre
y
el Universo que Su Mano escribe,
las
cosas escanciadas, una a una.
Comer,
sumar, poder, no es todo el Hombre.
No
sólo de progreso el Hombre vive,
vive
también de Dios y de la Luna.
AVISO
PREVIO A UNOS MUCHACHOS
QUE
ASPIRAN A SER CÉLIBES
Será
una paz armada, compañeros,
será
toda la vida esta batalla;
que
el cráter de la carne sólo calla
cuando
la muerte acalla sus braseros.
Sin
lumbre en el hogar y el sueño mudo,
sin
hijos las rodillas y la boca,
a
veces sentiréis que el hielo os toca,
la
soledad os besará a menudo.
No
es que dejéis el corazón sin bodas.
Habréis
de amarlo todo, todos, todas,
discípulos
de Aquel que amó primero.
Perdida
por el Reino y conquistada,
será
una paz tan libre como armada,
será
el Amor amado a cuerpo entero.
MAR
DE SÃO MATEUS
Azul
la paz, al menos este día,
la
lengua pertinaz de blanca espuma,
olas,
miradas, velas, vuelos suma,
llamándome,
inviable lejanía.
Anchieta
con sus versos por la arena,
las
tribus con sus huesos por la muerte,
mi
corazón como una playa inerte
ante
los pobres entre sol y pena.
El
mar que soy, el mar que me convida,
de
donde viene, a donde va mi vida,
el
mar que nunca habré de terminar.
Volviéndome,
envolviéndome en sí mismo,
roca,
horizonte, singladura, abismo,
el
mar aún, de nuevo, siempre el mar.
AL
CIPRÉS DE ITAICÍ
Capucha,
el sol latinoamericano.
La
asceta soledad estalla en flores.
Pero
no dejará de ser hermano
de
todos los cipreses rezadores.
Savia
del Pueblo, lluvia de Tu Gracia,
ora
y convoca, vela y desafía.
Cirio
pascual de verde pertinacia,
horada
las tinieblas y abre el día.
Ciprés
también, acógelo, Señor:
¡el
mismo anhelo lo levanta a Ti!
Allá,
mudo el ciprés en el fervor
de
Silos. ¿Todavía mudo? Aquí,
aljaba
de combates, el clamor
de
este ciprés profeta de Itaicí.
REBAÑO
DE BECERROS
Marejadas
de furias, domeñada
por
la voz de un vaquero y el estío,
manada
sois y moriréis manada,
yerta
la sangre y humillado el brío.
Cueros
de cal en serie, la alambrada
os
delimita el mundo con su hastío.
Carga,
divisas, carne congelada,
no
ha de salvaros este verso mío.
No
me miréis, atónitas preguntas.
Rendid
la inútil lira de dos puntas.
En
vano mugiréis contra la suerte.
Sin
libertad, sin hijos, sin arenas,
número
y peso os toca ser apenas
para
engordar los lucros de la muerte.
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