EL TIEMPO Y LA ESPERA
PEDRO CASALDÁLIGA
II.
SALMOS DE VIGILIA
PREGUNTAS
PARA SUBIR
Y BAJAR EL MONTE CARMELO
Y BAJAR EL MONTE CARMELO
(A
Gustavo Gutiérrez, maestro
espiritual en
los altiplanos de la
Liberación ,
por
su itinerario latinoamericano «Beber
en su propio pozo'').
«Por
aquí ya no hay camino».
¿Hasta
dónde no lo habrá?
Si
no tenemos su vino
¿la
chicha no servirá?
¿Llegarán
a ver el día
cuantos
con nosotros van?
¿Cómo
haremos compañía
si
no tenemos ni pan?
¿Por
dónde iréis hasta el cielo
si
por la tierra no vais?
¿Para
quién vais al Carmelo,
si
subís y no bajáis?
¿Sanarán
viejas heridas
las
alcuzas de la ley?
¿Son
banderas o son vidas
las
batallas de este Rey?
¿Es
la curia o es la calle
donde
grana la misión?
Si
dejáis que el Viento calle
¿qué
oiréis en la oración?
Si
no oís la voz del Viento
¿qué
palabra llevaréis?
¿Que
daréis por sacramento
si
no os dais en lo que deis?
Si
cedéis ante el Imperio
¿quién
proclamará el misterio
de
la entera Libertad?
Si
el Señor es Pan y Vino
y
el Camino por do andáis,
si
al andar se hace camino
¿qué
caminos esperáis?
(Desde
la Amazonia
brasileña,
en
tiempos de probación
y
de invencible esperanza criolla).
SALMO
DE ABRIL EN SÃO PAULO
«Quaresmeiras»
en flor, banderas cálidas, verdad de rosa y lila,
velan
junto a los tintes de las frías banderas
al
pie de los cajones monstruosos de cemento.
Ellas
vencen la niebla del miedo persistente
y
salvan, con la gracia de sus pequeñas risas,
las
prisas de los hombres, llevados por las máquinas,
la
desazón de la ciudad violenta,
la
maldición del mundo.
El
metro de São Paulo me lleva, como un túnel de anónimas preguntas,
lucha
adentro.
(El
metro de Madrid, rueca de noches mías, inflamadas,
regresaba,
por fin, a Buen Suceso).
Caminos,
los semáforos, guiñan el ojo verde.
Guiñan
el ojo rojo de los riesgos,
la
vida.
(Por
los barros y pastos, integrando colores, por mi ancha Amazonia,
santiguaba
la tarde el arco iris,
semáforo
de nuevas alianzas.
Noé
lo contemplaba con mis ojos, un poco más maduros).
Tres
días de cansancio
—cada
Jonás, su Nínive—,
toda
una vida yendo, de llamada.
Pero
el verde invadía la tierra y el anhelo,
y
las garzas me daban su lección
—¡Todavía
es
posible ser libres!
En
la ciudad, perdidos yo y Tu Nombre,
el
mundo es tan pequeño como un nido olvidado,
tan
triste como un pájaro sin alas ni gorjeos.
¡Pero
Tus Alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!
En
Taboão da Serra
la
juventud ensaya
muerte
y eucaristía.
Las
rosas de la Serra ,
deshojándose, vuelcan
sus
redomas cansadas.
María
Liliane ha entregado a la muerte su rosa prematura.
Cantan
los compañeros, con Milton Nascimento:
—«Amigo
é coisa (amigos)
de
se guardar
debaixo
de
sete chaves (libres)
dentro
do coração...»
¡Nunca
debajo de una losa fría!, replica el Evangelio.
—¡Lázaro,
Liliane, salid fuera!
Con
el vino de misa, bebieron muchos vinos, en sus frenados sueños,
estos
curas alcólatras que ahora
pacen,
como corderos, la vergüenza vencida.
Duval,
el chansonier,
soñó
también, un día (muchas noches),
en
su petite tête y su corazón grande,
la
luna y le grand ciel...
y
ahora nos sorprende, con toda su guitarra de rodillas,
sabiendo
más que nunca, lejos de todo palco,
que
el Señor reviendra, que il l'a promis,
que
il reviendra la nuit qu'on n'l'attend pas...!
Los
guacamayos tiemblan—como yo deportados—
del
frío de São Paulo, del frío de este mundo.
«Es
invierno en la Iglesia »,
advertía Karl Rahner, haciendo testamento de profeta.
(Y
el frío es la tristeza del Mundo,
y
el invierno
es
pecado en la Iglesia
que ha abrasado el Espíritu)
—¿Qué
estas haciendo ahora?
le
preguntaba el papa (¿inquisidor? ¿benévolo?).
Respondía
el teólogo (¿evasivo? ¿maestro?):
—Me
preparo a vivir el gran Encuentro.
Y
a sus ochenta abriles, bien pensados,
oyente
del Misterio en la Palabra ,
se
ha zambullido en el total Futuro.
Abril
portará encara, per les nostres carenes, els ganfalons florits?
Les
rosas de Sant Jordi besaran els timbals, encara joves,
o
s'esfereiran pels dracs de tota mena?
A
Montserrat, l'abril quin virolai hi canta?
Com
sabrà celebrar la primavera
el
meu enfeinat Poble?
Les
roses y l'abril, els fulls, les fulles,
els
llibres que embreçolen la meva saviesa,
els
llibres que festejo, tents, quimèrics,
els
llibres que em fan pare...
les
roses que em fan nen immarcescible.
La
mare ja no hi és a Catalunya,
ja
és a dalt de Casa.
Ginesta
catalana, groga de tants records,
què
hi fas ací, paulista?
En
São Miguel Paulista dos hombres más reclaman,
con
el título póstumo de su sangre extendida,
la
tierra que les hurta el latifundio,
la
casa que les niega la ciudad sitiada, exceso de codicias.
Floresta
de pancartas enseña por las calles el abc del hambre:
—«Também
os professores querem comer».
Diretas!»
«Diretas
já!», gritan todos los muros, derramando impaciencia
El
comercio pregona
una
pascua de huevos
de
chocolate (amargo
para
los otros niños).
¿Socarres
piensa con los pies sus dólares?
Las
huelgas paralizan las máquinas del lucro homicidas. ¿En vano?
Estudiarán
en vano estos sindicalistas, acosados de leyes y de arbitrios,
la
autogestión, la autonomía, el Pueblo?
Geraldo,
en Santarém, arde, como una ofrenda,
[con
los huesos roídos, en la fragua.
Por
la madera noble del labio mentuktire —palabra de verdad pirografada—
Amerindia
reclama, desde el Xingu irredento:
—«Devolvednos
la tierra, respetadnos la paz,
y
haremos, con vosotros, la gran fiesta».
19
de abril, ¡Día del Indio!
«Cabo
Anselmo (ex-Nordeste, ex-Marinha, ex-Guerrilha,
ex-Traição)
contra
tudo»
Esses
cabos-fantasma, os comandantes-zero,
ñao
contam com o Povo!
¿Por
qué el 9 por ciento de los niños se mueren
«antes
de tiempo» aún, Santo Padre las Casas?
Genocida
e impune, Reagan mina en los puertos
la
núbil libertad de Nicaragua
donde
ya nuestros mares, recobrados, bebían
su
sed adolescente.
Arde el Líbano y mueren los penúltimos cedros.
Mueren
los palestinos, ¡Palestino!
Arde
en la India el
corazón de Gandhi (¿inútilmente manso?).
El
Chile de Neruda (¿inútilmente fiero?)
quiere
estallar a gritos su losa interminable.
...¿Por
que sembraré versos
delante
de este Mundo?
Obispo,
como un niño sin embargo.
Poeta,
como un hombre simplemente.
Siempre
un poco en la sola compañía.
Siempre
un poco extranjero en todas partes.
Como
una «quaresmeira», lila y rosa,
florida
de nostalgia, ¿florida de Evangelio?
Rahner
lo ha dicho. Y ya no hay más lecciones:
—La
cima de mi vida está aún por llegar:
es
el abismo
del
Misterio de Dios
donde
nos despeñamos,
libres
por fin,
muriendo...
Capitulo
ante Ti, oh Dios, Innominado, ¡Mayor siempre!
«Solitarios
extraños» vamos hacia Tu encuentro,
¡Sentido
de la sed de todos los sentidos!
Capitulo
ante Ti,
abril
humano yo, loca esperanza niña,
¡oh
Dios, mi Primavera,
Abril
del Mundo entero,
Dios
ya por siempre Humano!
AMANECER
El
lago y yo amanecemos llenos
de
Dios, de Dios, de Dios...
—Tú
me das el vigor de ese toro muchacho
tallado
al sol naciente
junto
al cactus asceta.
Las
cigarras ensayan, pertinaces,
la
alegría monótona del Tiempo.
Penachos
de maíz, niños del todo,
saludan
los caminos de los hombres.
La
golondrina, sola,
haciéndome
verano,
pulsa
el hilo sonoro de distancias.
'Dejadme
hacer acopio de ternura:
¡tengo
la vida, entera, entre las manos!
ATARDECER
El
hombre segaba esperas
cortando
el césped maduro.
Subía
un silencio monje
por
los cipreses oscuros.
Venía
el alma a la boca.
La
tarde ganaba el muro.
¿Qué
Dios es éste que muere,
Ausente
que siempre busco,
Presente
en aquel hondón
donde
mi yo es todo suyo,
donde
termina el vacío
de
mi soledad y el mundo?
DE
VUELTA VOY
Discretamente
sordo a los agudos,
nuevas
me llegan las vivencias graves:
los
cantos de la paz, los llantos mudos,
el
vuelo independiente de las aves,
la
trama del pecado y su reverso,
la
soledad de todos tan cercana,
la
síntesis del mundo como un verso,
la
voz de Dios más otra y más humana.
Suelta
la crin y la ternura suelta,
la
libertad por brida entre los dientes,
ya
en la recta final, estoy de vuelta
de
ciertas cabalgadas impacientes.
No
he de colgar la lira ni la espada,
no
negaré mi brazo a quien lo quiera,
pero
se pone el sol en la calzada
y
abro de par en par la antigua espera.
AL
CRISTO DE LA TRINIDAD
DE
MAXIMINO CEREZO BARREDO
Tus
manos sobre los Pobres,
por
Ti llegados a Dios
y
acogidos en familia
de
igualdad comunitaria.
Tus
manos en las del Padre,
corriente
de un mismo Espíritu.
Tus
manos en cruz, tendidas
hacia
las manos del Mundo,
villas
del Tiempo Nuevo,
Camino,
Verdad y Vida.
Trinidad
venida a menos
para
hacernos todo a todos.
Manos/Casa,
Llagas/Pascua,
Alas/Vuelo
¡Uno
y nuestro!
¡Trinidad
que nos arrastra
lucha
adentro, Pueblo adentro,
con
el Hijo,
pobre
Hermano,
también
muerto!
DEJA
LA CURIA , PEDRO
Deja
la curia, Pedro,
desmantela
el sinedrio y la muralla,
ordena
que se cambien todas las filacterias impecables
por
palabras de vida, temblorosas.
Vamos
al Huerto de las bananeras,
revestidos
de noche, a todo riesgo,
que
allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.
La
túnica inconsútil es esta humilde carne destrozada,
el
llanto de los niños sin respuesta,
la
memoria bordada de los muertos anónimos.
Legión
de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
y
el César los bendice desde su prepotencia.
En
la pulcra jofaina Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.
El
Pueblo es sólo un «resto»,
un
resto de Esperanza.
No
Lo dejemos sólo entre guardias y príncipes.
Es
hora de sudar con Su agonía,
es
hora de beber el cáliz de los Pobres
y
erguir la Cruz ,
desnuda de certezas,
y
quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano,
y
amanecer
de
Pascua.
Diles,
dinos a todos,
que
siguen en vigencia indeclinable
la
gruta de Belén,
las
Bienaventuranzas
y
el Juicio del amor dado en comida.
¡No
nos conturbes más!
Como
Lo amas,
ámanos,
simplemente,
de
igual a igual, hermano.
Danos,
con tus sonrisas, con tus lágrimas nuevas,
el
pez de la Alegría ,
el
pan de la Palabra ,
las
rosas del rescoldo...
...la
claridad del horizonte libre,
el
Mar de Galilea ecuménicamente abierto al Mundo.
RETIRO
ESPIRITUAL
EN EL CERRO DE SANTA TEREZINHA
EN EL CERRO DE SANTA TEREZINHA
Respiro
a Dios.
El
cerro, como un novio,
se
ha vestido de flores sertanejas,
porque
la madre noche ha derramado
sus
plácidas vasijas
sobre
el programa cierto de noviembre.
El
aire amanecido
—la
brisa del profeta—
visita
mis pulmones.
¡Dios
sea bienvenido!
El
campo huele auténtico.
Olor
de Dios me llega.
El
sol me arropa, tibio,
la
espalda caminante, cerro y Carmelo arriba.
Las
olas de los montes que modeló Su Mano
cubren
de paz mis ojos vespertinos.
Escribo
«Paz», sobre la arena húmeda,
sobre
la carne frágil de esta Tierra en combate.
Firma
de paz, el río, certifica el encuentro
y
sigue su camino hacia la mar lejana.
Un
pájaro me canta: «Bem-te-vi».
¡El,
El, me ve, mejor que yo me veo!
Abro
mi cruz, mis brazos,
a
todo lo que venga.
Sé
que también me espera la jornada de Elías...
Pero
ahora, hermanos, respiro a Dios, lo huelo a campo abierto.
Y
callo, bajo el sol de su presencia,
como
un niño dormido.
Ahora
Dios me abraza enteramente.
BENDICIÓN
DE SAN FRANCISCO
A
FRAY LEONARDO BOFF
¿Qué
le diría mi compadre San Francisco
a
su hijo, Leonardo Boff,
en
esta hora de probación?
—Hermano
Leonardo,
teólogo
de la Gracia
Libertadora
por
el designio del Padre:
aunque
no sea muy conforme con el Evangelio de la libertad de los hijos de Dios
esta
manera vaticana de tratar a los hermanos en la fe,
Tú,
hermano Leonardo,
en
memoria y seguimiento de Nuestro Señor y Libertador Jesucristo
que
se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz,
obedece
con humor de hermano menor del Reino.
Sé
por unos días, en sementera fecunda,
teólogo
del silencio del Verbo.
Comparte
en profundidad el misterio de los Pobres
que
no tienen voz ni en la
Sociedad ni en la
Iglesia.
Tu
libro, tan temido, se ha revestido ahora de razones más próximas.
Escucha,
en mayor silencio,
el
grito de los oprimidos que brota de este Continente de la muerte y la esperanza
y
el canto nuevo que ya rompe de las aldeas indígenas,
[de
los campos y las ciudades.
La
mujer, una vez ha dado a luz, olvida los dolores que sufrió en el parto,
feliz
por haber entregado un nuevo hijo al Pueblo.
La
noche va pasando
y
el día se aproxima.
Apresta,
durante esta vigilia, las vestes de la nueva luz.
El
viento libre del mar de Tiberíades
y
las aves evangelizadoras del monte de las Bienaventuranzas
invadirán,
para alegría de los Pobres,
todo
el recinto de la Iglesia
de nuestro Salvador Jesús.
¡Paz
y Bien, hermano Leonardo!
Toda
la hermandad te acompaña,
en
la oración de la fe,
con
las serenatas impacientes de la esperanza
y
en la rebelde fidelidad de los adultos corresponsables por el Reino de Dios.
Profeta
escogido de tantas palabras luminosas,
sé,
por un poco de tiempo, profecía callada...
...
y tu corazón experimentará la perfecta alegría.
Para
gloria del Padre que nos creó libres,
en
la Pascua del
Hijo que con su sangre nos liberó de todo cautiverio
y
en la consolación del Espíritu Santo que es el sello vivo de nuestra Libertad.
Amen,
¡Aleluya!
Y
QUE LE DIRIA, UN AÑO DESPUÉS,
MI
COMPADRE SAN FRANCISCO
A
FRAY LEONARDO?
—Hermano
Leonardo,
teólogo
confirmado de la Liberación
por
la gracia del Padre y el apremio del Pueblo:
ahora
que nuestros señores,
los
maestros de Roma,
te
han devuelto la Palabra ,
devuélvesela
entera
a
tu Señor, el Pobre;
vestida
ya por siempre con el hábito
del
color de la tierra
que
es sepultura y surco;
del
color de madera del leño de la
Pascua.
¿ME
DEJÁIS SOLO?
¿Me
dejáis solo?
¿Con
la verdad?
¿Por
qué no me ayudáis
a
examinar la piedra fascinante
que
me ha atraído siempre a la frontera?
Los
caminos trillados
son
caminos de todos.
Nosotros,
por lo menos,
debemos
arriesgar estas veredas
donde
brota la flor del Tiempo Nuevo,
donde
las aves dicen la Palabra
con
el vigor antiguo,
por
donde otros arriesgados buscan
la
humana libertad...
Si
el corazón es limpio
no
ha de atraparnos nunca
la
noche intransitable.
El
viento y las estrellas
nos
dictarán los pasos.
¿Por
qué me dejáis solo,
con
o sin la verdad?
TESTIMONIO
Y ESCÁNDALO
Cada
día sé más
que
no me pertenezco.
Ropa
tendida al sol y al comentario,
públicamente
vivo.
No
tengo cercas, ni jardín,
ni
un perro que me espante,
por
lo menos de noche,
los
visitantes más inoportunos.
Ya
han hecho de mi capa
muchos
sayos.
Sertão
que el fuego puso al descubierto,
que
todos los viandantes clasifican
con
ojos suficientes.
Tierra
que Dios calcina de exigencias
y
cubre tercamente de ternura,
de
un verde renacido con los años,
contra
toda esperanza.
Ya
soy, a cada paso que insinúo,
testimonio
o escándalo,
testimonio
y escándalo.
PORQUE
SÉ LAS COSAS, SOY
Porque
sé las cosas, soy
y
me sé Señor del mundo.
La
mañana me acaricia,
luz
devuelta, cheque en blanco,
tiempo
mío todavía.
Las
gallinas y los patos
me
circundan, sometidos.
Sobre
el césped, cuentas vivas
las
frutillas del «cajá»
y
las manos de los niños.
Canta
un pájaro sin nombre,
pero
es mía su belleza.
Solamente
la justicia
—estos
ojos, el transistor,
la
sospecha escarmentada—,
solamente
la justicia
se
me escapa de las manos
por
las manos de otros hombres,
como
yo, señores, libres.
HAMBRE
DE TI
«Amor
de Ti nos quema,
blanco
Cuerpo».
Unamuno
Hambre
de Ti nos quema, Muerto vivo,
Cordero
degollado en pie de Pascua.
Sin
alas y sin áloes testigos,
somos
llamados a palpar tus llagas.
En
todos los recodos del camino
nos
sobrarán Tus pies para besarlas.
Tantos
sepulcros por doquier, vacíos
de
compasión, sellados de amenazas.
Callados,
a su entrada, los amigos,
con
miedo del poder o de la nada.
Pero
nos quema aun tu hambre, Cristo,
y
en Ti podremos encender el alba.
POR
ESE MERO HECHO
DE
SER TAMBIÉN OBISPO
Por
ese mero hecho
de
ser también obispo,
nadie
me va a pedir
—así
lo espero, hermanos—
que
deje yo de ser
un
hombre humano.
(Humanamente
frágil, como todos.
Humanamente
libre, como algunos.
Humanamente
vuestro).
Nadie
me va a pedir
que
deje de tener yo mis amores:
los
niños, por ejemplo,
las
garzas,
Nicaragua,
«Geró»,
la vieja gata de verdes ojos sabios,
los
libros, un poema,
las
cartas, un abrazo,
una
canción reciente,
una
canción antigua
la
tarde recogida bajo la luz domada,
los
indios de estos pueblos que fueron tan desnudos,
aquellas
viñas viejas de mi lejano pueblo,
América
Latina como una esposa última,
los
Pobres de la Tierra ,
¡Jesús
de Nazaret!
Por
ese mero hecho....
nadie
me va a pedir que ponga piedras
en
esta honda cavidad del pecho.
DE
HIPONA HASTA SÃO FELIX
La
vida de Agustín
me
acoge como un poyo
al
borde del camino contestado.
Hay
huellas por la arena solitaria,
de
Hipona hasta São Félix.
diversa,
caminante.
¡No
faltarán los elegidos bárbaros
que
doblen el Imperio, hermanos de provincias!
Con
rostro palestino y al viento de la
Historia ,
Dios
marcha en caravana con nosotros.
¡Las dos Ciudades irán siendo una!
AMÉRICA
LATINA
Sobre
su larga muerte y esperanza
desnudo
el cuerpo entero
—la
palabra, la sangre, la memoria—,
definitivamente
será
mi cruz
América
Latina.
Dios,
pobre y masacrado,
grita
al Dios de la Vida
desde
esta colectiva cruz
alzada
contra
el sol del Imperio y sus tinieblas,
ante
el velo del Templo estremecido.
Mañana
será Pascua
—porque
El ya es mañana para siempre—.
(Revestida
de llagas y sorpresas,
vendrá
por el jardín
hermanos.
Y
hay que poner ternura en las quenas despiertas
y
quebrar los aromas solidarios
y
conminar el miedo del sepulcro
desarmando
a los guardas).
Pero
hoy todavía es Viernes Santo.
Todos
somos testigos,
entre
dados y lanzas,
mientras
la madre llora sobre el hijo ciado.
Yo
no quiero negarme a ese misterio.
¡Yo
no quiero negarTe!
América
Latina
será
mi cruz
definitivamente.
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