viernes, 27 de mayo de 2011

LA POESÍA MÍSTICA DE HUSAYN MANSUR AL-HALLAJ

Poemas de Husayn Mansûr al-Hallaj

Una selección de los poemas de al-Hallaj (nacido en Fars, Persia, 224/857), con una reflexión de Raimon Arola sobre la poesía mística
Sufismo - 25/05/2011 8:01 - Autor: Husayn Mansûr al-Hallaj - Fuente: Ars Gravis
¿Quién sigue escribiendo cuando el ego ha sido aniquilado?
¿Quién sigue escribiendo cuando el ego ha sido aniquilado?
La poesía amorosa que busca a Dios se suele denominar mística, como si fuera alguna forma de arrebato del espíritu. Sin embargo, el místico es aquél que conoce a Dios y este conocimiento es lo que le permite amar, pues, ¿cómo amar lo que no se conoce? Amar, incluso mejor que amarle, pues lo que se desprende de los versos que el místico compone es que el propio amor de su amar se convierte en la forma de Dios. Y el místico por el hecho de amar encuentra Dios en sí mismo, que se convierte en lenguaje vivo al decirse en su poesía, pues su sí mismo es, obviamente, Él mismo. Dios es el Dios en la mismidad del místico. Se produce una plena reunión que el lenguaje enaltece e ilumina. “Yo soy Tu. Tu eres Yo”, tal sería la síntesis del amor, que es el amar.
Lo separado se reúne y entonces, en la fusión completa, se encuentra Dios. En toda la poesía mística, Dios no es el objeto amado, ni siquiera el deseado, sino el ser hallado por el hombre y, porque no es el hombre, es por lo que a veces puede creerse que es Dios. Pero no. Dios todavía no es si existe el deseo amoroso, deseo de amor pues Dios es el mismo amar.
Aún traducida, la poesía de al-Hallaj, un maestro sufí nacido en Fars, Persia, alrededor del año 857 / 224 y ejecutado por herético el 26 de marzo del año 922 / 309, trasmite abiertamente este misterio, pues cada canto expresa el mismo amar. Hemos seleccionado los siguientes poemas.
Raimon Arola

Poemas de Husayn Mansûr al-Hallaj
1.
Si las yeguas del alejamiento te asaltan
Y la desesperación clama el fin de la esperanza
Con tu izquierda toma el escudo de la sumisión
Y con la espada del llanto fortifica tu diestra
Y tú, tú mismo, amedréntate
Guárdate de la emboscada de la ruptura
Y si de la oscuridad te alcanza el abandono
Camina a la luz de las antorchas de la pureza
Y dile al Bienamado: Mira mi humillación
Dame la gracia de tu perdón antes del reencuentro
Y, en nombre del amor, no te desvíes del amante
Sin que tenga la recompensa de una esperanza.

2.
Una noche se levantó el sol que amo
Resplandeció y ya no se ocultó
Pues el sol del día se levanta por la noche
Y el sol del corazón jamás se ausenta.

3.
Mátenme mis autoridades pues mi vida ha de ser muerta
Y mi muerte está en mi vida y mi vida está en mi muerte
La desaparición de mí es para mí un don de los más nobles
Y mi permanencia en mis cualidades, uno de los pecados viles
Gran patriarca soy, de un rango elevado
Pues he llegado a ser un niño en el jirón de las nodrizas
Habitando al mismo tiempo el hueco de una tumba en tierras salinas
Mi madre dio a luz a su padre, he aquí una de mis maravillas
Y mis hijas, de mis hijas, fueron mis hermanas
No por hecho de los tiempos ni por el hecho de los adulterios.

4.
He renegado de la religión de Dios, lo renegado
Es un deber para mí, un pecado para los musulmanes.

5.
Me esforcé en esperar
Pero mi corazón ¿puede hacer esperar a mi corazón?
Tu espíritu se mezcló con mi espíritu
En la proximidad y la distancia
Pues yo soy Tú como Tú
Tú eres yo y lo que yo quiero.

6.
Pasiones de lo Verdadero que enteras todas nacen de lo Verdadero
Pero que no pueden alcanzar la comprensión de lo más grande
Pues ¿qué es la pasión sino una inclinación seguida de una mirada
Que propaga una llama entre sus conciencias?
Si lo Verdadero llega a habitar la conciencia
Tres estados se repiten ahí al cuidado de los clarividentes:
Un estado que aniquila la conciencia en la esencia de su pasión
Luego la hace presente por la pasión en estado de perplejidad
Y un estado donde todas las fuerzas de la conciencia se aúnan
Volviéndose hacia una visión que aniquila a todo visionario.

7.
Cuando el enamorado alcanza la perfección en el amor
Y se abstiene de Invocarlo bajo el dominio de la invocación
Entonces ve la verdad de aquello con que el amor le rindió testimonio:
Blasfemia, la plegaria de los amantes.

8.
Al negarte Te santifico
Y mi razón en Ti es locura
¿Quién es Adán sino Tú?
¿Y quién en el alejamiento es Satán?

9.
Tu espíritu se mezcla a mi espíritu
Como el ámbar al almizcle oloroso
Si una cosa Te toca, ella me toca
Porque Tú eres yo inseparablemente.

10.
La vida de aquí abajo me hace creer que me equivoco
Como si yo no supiera su estado
Dios condenando lo ilícito
Y yo evitando lo lícito
Ella me tendió su derecha
Y yo la devolví con su izquierda
Yo la vi en la necesidad
Y le hice ofrenda de su totalidad
¿Y cómo llorar su abandono
cuando no conozco sus favores?

11.
Con el ojo del saber mi mirada indicó
Indicó con el solo pensamiento secreto
Y en mi conciencia algo apareció
Más sutil a comprender por la imaginación de mi imaginación
Y dividí el tumulto de la mar de mi pensamiento
Atravesándolo como una flecha
Y mi corazón se elevó con las plumas de mi nostalgia
Fijas a las alas de mi determinación
Hacia Aquel que, preguntándoseme sobre Él,
Yo indico por un símbolo pero que no nombro
Hasta que, habiendo sobrepasado todo límite
Errante en los desiertos de la proximidad
Yo miraba dos puntos de agua
Y no veía ahí nada que sobrepasara los límites de mi imagen
Entonces dócil, vine a Él
Sosteniendo el extremo de mi traílla en la palma de mi sumisión
El amor grabó de Él en mi corazón
A hierro de la nostalgia, una huella ¡qué huella!
Y en la proximidad, la visión de mí se ausentó de mí
Tanto que olvidé mi nombre.

12.
Me sorprendo de Ti y de mí
Oh Tú que deseas al deseante
Tú me has acercado a Ti
Al punto que he creído que Tú eras yo
Y me he absorbido en el amor
Al punto que Tú me has aniquilado en Ti
¡Oh, mi felicidad en la vida
Y mi quietud después de mi sepultación!
En mi lamento y mi confianza
Sólo Tú me acompañas
¡Oh Tú cuyos jardines de signos
Abrazan toda apariencia
Si yo deseo una cosa
Tú eres todo lo que yo deseo!

13.
Oh tú que me acusas por Su amor, ¡Cómo me acusas!
No me habrías acusado si de Él hubieras sabido por qué sufro
Algunos van en peregrinación, la mía está ahí donde yo habito
Sacrifican el ganado y yo, mi alma y mi sangre
Aquellos que, sin la ayuda de los sentidos, giran alrededor de la Ka’aba,
Giran alrededor de Dios,
Quien les dispensa del Lugar Sagrado.

14.
¡Ay! ¿Tú o yo? ¡He aquí dos dioses!
Lejos de mí, lejos de mí la afirmación de dos
Ah, jamás mi no-ser es para Ti un ser
Y mi todo es en todo ambiguo al doble rostro
¿Dónde, entonces, está Tu ser ahí donde yo miro?
Pues ya mi ser está allá o él no tiene “donde”
¿Y dónde está Tu rostro que yo busco con la mirada?
¿En la visión del corazón? ¿En la visión del ojo?
Entre Tú y yo, un yo está de más
¡Que la separación cese y que el Tú avasalle al yo!

15.
Dos en mí vigilan, testigos de Su amor
Y dos en mí atestiguan que Tú me ves
En lo más profundo de mí, no hay pensamiento sino para Ti
Y mi lengua no dice más que Tu amor
Si yo quiero el oriente, Tú eres el oriente del oriente
Y si quiero el occidente, Tú estás justo delante de mis ojos
Si quiero un en-lo-alto, Tú eres el en-lo alto del en-lo-alto
Y si yo quiero un en-lo-bajo, Tú eres todo espacio
Tú eres el lugar de todo, o más bien su no lugar
Y Tú estás, imperecedero, en el todo de todo
En mi corazón, mi alma, mi conciencia mi pensamiento,
La alternancia de mis respiros y el nudo de mi íntimo.

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