lunes, 2 de noviembre de 2015

GNOSIS Y PSICOANÁLISIS DESDE LA VISIÓN DEL SUFISMO

La gnosis y el psicoanálisis
La historia del rey y la sirvienta de Hazreti Rumi

Hermano mío, la historia es como un cuenco, 
y su sentido interior, como alpiste en ella.
Rumi

La escuela del sufismo, desde su comienzo, ha estado basada sobre el conocimiento de la psique del ser humano, y en ella, la responsabilidad más importante del Maestro de la Senda y de sus sheijes consistía en tratar las mentes enfermas, o desequilibradas, de quienes acudían a ellos. Sobre todo en las etapas de la educación y de la purificación del discípulo, estos guías espirituales han dedicado una especial atención a la sanación de la psique del buscador.

Molana Alal-ol din Rumi, el gran teósofo persa, tras su encuentro con su maestro, Shams Tabrizi, al que ofreció su devoción como discípulo, realizó la travesía, por la atracción del amor y bajo la dirección de Shams, por los dos aspectos de la Senda mdash;el recorrido interior y la conducta externa (seir wa soluk). Con el gran
conocimiento que había adquirido en el campo de la psique humana, ofrece en su libro Masnawi Ma`nawi un gran número de relatos, en la mayoría de los cuales, mediante símbolos y alusiones gnósticas, se dedica a esta importante tarea de guía. Se trata de relatos cuya lectura no es sólo entretenida para la gente común, sino que ésta encuentra en ellos, según su propia capacidad y entendimiento, puntos y detalles importantes para reflexionar; en cuanto a los elegidos de entre la gente, entienden el sentido profundo de estos relatos. En palabras del mismo Rumi, al principio de su obra, en donde habla por boca del ney, la flauta de caña:

Todos se hicieron amigos míos según su propio pensamiento,
pero nadie buscó en mi corazón el más hondo secreto.
Ese secreto no está lejos de mis propios lamentos,
pero no tienen esa luz[1] ni los oídos ni los ojos.
(Masnawi I 6-7)

Una de las historias interesantes que relata Rumi, y que constituye el primer relato del Masnawi, es la del «rey y la sirvienta». Una historia muy familiar para la gente, que alberga puntos esenciales del psicoanálisis de Rumi, que pasamos a analizar de forma breve.

Si me uno con los labios de aquel que es íntimo conmigo,
contaría como el «ney» todo cuanto se puede contar.
(Masnawi I 27)

El resumen de la historia del rey y la sirvienta:
¡Escuchad, oh amigos!, esta historia;
historia que, en sí, es el relato de nuestro propio estado.
(Masnawi I 35)

Un rey, acompañado de un grupo de cortesanos, ve, en el transcurso de un viaje, a una bella sirvienta, y, enamorándose de ella, la compra a su amo. Más tarde, cuando el rey quiere reunirse con su bella sirvienta, la encuentra enferma y moribunda. El rey, preocupado, llama a todos los médicos de la corte, solicitándoles que curen a su
sirvienta. Sin embargo, por mucho que los médicos la tratan, no hay ninguna mejoría en la bella doncella. El rey, muy apenado y perdida toda esperanza en los médicos, se retira y se sumerge en lamentos y oraciones, suplicando a Dios, y refugiándose en Su
misericordia. Durante sus oraciones, el rey se queda dormido y tiene un sueño en el que un anciano le da la buena nueva de que al día siguiente por la mañana un médico sabio vendrá para curar a la sirvienta. Por la mañana, el rey va a su encuentro, y cuenta su problema al médico de Dios, poseedor de un perfecto conocimiento de la psicología.
El médico espiritual, después de examinar a la sirvienta, y de estudiar todos los síntomas, diagnostica que la causa de su enfermedad no es física, sino más bien psíquica. De ahí que, para desatar el nudo emocional y resolver el problema psicológico de la sirvienta, entabla una conversación con ella. Toma la muñeca de la sirvienta en su mano, y, al mismo tiempo que controla atentamente su pulso, le pregunta acerca de las ciudades que ha visto, de la gente que conoce, etc. Hasta que, finalmente, descubre que está enamorada de un joven joyero que vive en la ciudad de Samarcanda.
A petición del médico espiritual, el rey envía un emisario en busca del joven, para ofrecerle el empleo de joyero de la corte, y éste lo acepta con codicia. Cuando el joven llega a palacio, el rey le recibe con honores y gratitud, y le confía la labor de trabajar con las valiosas joyas de la corte y, al mismo tiempo, por consejo expreso del médico, le regala a su bella sirvienta.
Después de varios meses, cuando la sirvienta recobra por completo la salud, el médico
espiritual prepara un jarabe, y echando cada día, de forma secreta, un poco en la bebida del joven joyero, hace que éste, poco a poco, enferme, volviéndose cada día más delgado y pálido, hasta perder por completo su belleza, lo que, a su vez, causa que la sirvienta pierda toda la admiración que sentía por su amado y que se apague su amor.

El enamoramiento es visible por la pena del corazón.
No hay enfermedad como la enfermedad del corazón.
Los amores que son por el color y la belleza [externa],
no son amor, sino tan sólo una desgracia.
(Masnawi I 109-110)

La interpretación de la historia

Para conocer las opiniones y las enseñanzas de Rumi debemos, en primer lugar,
presentar los símbolos que ha utilizado en esta historia, y que son éstos:
a.- el rey: el espíritu [del buscador]
b.- los cortesanos del rey: el amor [los diferentes niveles del amor]
c.- la sirvienta: el corazón
d.- el médico espiritual enviado por Dios: el maestro de la Senda
e.- el joven joyero: el nafs
f.- los médicos de la corte: el intelecto, la mente, los argumentos racionales
g.- el jarabe medicinal: las mortificaciones, el rigor espiritual

Por medio de estos símbolos, Rumi desarrolla su historia, dándole forma de relato de
amor. Sustituyendo los símbolos, podemos resumir la historia de la forma siguiente:
El «espíritu», acompañado del «amor» viaja desde su reino, el mundo de la Unidad divina, hacia el mundo de la multiplicidad, para atraer hacia sí mismo al «corazón». Sin embargo, el «corazón», que tiene, por un lado, un aspecto, el «espíritu», dirigido hacia el mundo de la Unidad divina, y otro, el nafs, que, por su parte, dirige su atención hacia el mundo de la multiplicidad, se queda perplejo y perdido entre ambos. El «espíritu» desea conquistar al «corazón», sin embargo el nafs, con la trampa de sus pasiones, mantiene encadenado a sí mismo como rehén al «corazón», y el «corazón», al ser separado del nafs y de sus pasiones, cae enfermo. Entonces, el «intelecto» intenta curar al «corazón», pero fracasa, ya que la enfermedad del «corazón» es interior, y no tiene nada que ver con la razón. El pobre «espíritu», al perder toda esperanza en el «intelecto», se dirige a Dios, refugiándose en Su misericordia. Por la gracia de Dios, un médico espiritual, bajo la vestidura del «maestro de la Senda» acude en ayuda del «espíritu», para así liberar al «corazón» del dominio del nafs y hacer que se una con el rey del mundo de la Unidad divina.

El médico espiritual después de examinar el color amarillento del rostro de su enferma, su pulso, su abatimiento, etc, diagnostica que la enfermedad del «corazón» es algo psíquico, y debe ser tratada psicológicamente; es consciente, en efecto, de que el desequilibrio psíquico tiene sus efectos sobre el cuerpo. Y así, mientras observa atentamente el pulso de la enferma, dialoga con ella, preguntándole sobre las ciudades que ha visitado, la gente con las que se ha relacionado, etc.; y por el cambio del ritmo de su pulso, descubre que el «corazón» está enfermo por la pasión y el deseo del nafs. El «maestro de la Senda», lentamente, viaja con el «corazón» por las ciudades que éste ha visitado, y le pide que hable de la gente que ha conocido en ellas, y así, por los cambios en el pulso de la enferma, llega a descubrir que el «corazón» está atraído por la belleza superficial del nafs, y que su amado vive en Samarcanda.

El «maestro de la Senda», calma al «corazón», y promete unirle con su amado. Luego
visita al «espíritu», le pone al tanto de todo, y le pide que llame al joyero, el símbolo del nafs, desde Samarcanda, y que, ofreciéndole un trabajo, le reúna con el «corazón». De esta forma, el nudo emocional del «corazón» se deshace, y después de varios meses queda curado de su enfermedad psíquica, llegando así el momento de comenzar con su purificación.
El «maestro de la Senda» mediante las «mortificaciones», poco a poco, debilita al nafs, y el «corazón», que estaba cautivado por su belleza superficial y su capacidad, pierde poco a poco su interés por él y se libra de sus ataduras. Una vez que el «corazón» reencuentra su libertad [se purifica], y es atraído por el «espíritu», asciende la escalera del «amor», hasta alcanzar la Unidad.

El amor a lo efímero no es duradero, 
porque lo efímero no tiene camino hacia Nosotros.
El amor de los interiormente vivos en el alma y en la vista,
es, en cada momento, más fresco que el capullo de una flor.
Elige el amor por aquel Uno Viviente que es perpetuo,
aquel Copero que te otorga el vino que vivifica el alma.
(Masnawi I 223-225)

Ahora bien, desde el punto de vista de la psicología de Rumi, es obvio que la sirvienta
era rehén del joven joyero; dicho de otra forma, estaba atrapada en las ataduras del nafs y sus deseos, y, por ello, necesitaba un tratamiento psíquico, que los médicos físicos del rey eran incapaces de proporcionar. El médico espiritual, el maestro de la Senda, como un psicólogo experto, diagnostica que los problemas de salud de la sirvienta son fruto de su desequilibrio psíquico, y al igual que los psicólogos científicos de hoy día, mediante el método conocido como «psicosomático»[2] se encarga de tratarla. El médico espiritual examina el pulso y otros síntomas de la enfermedad de la sirvienta, y llega a la conclusión de que la raíz de su sufrimiento es la pasión y los deseos del nafs. A solas, el médico se retira a una habitación con la sirvienta, y con un perfecto psicoanálisis, le pregunta sobre su vida, sus viajes, sus conocidos, etc... y, controlando su pulso, le pide que nombre las ciudades que ha visitado, y a las personas que ha conocido en ellas, y, poco a poco, por el cambio del ritmo de su pulso, se acerca a la ciudad y a la persona que la chica ama.
Rumi, con el profundo conocimiento en psicología que había alcanzado, desarrolla su historia de una forma perfectamente acorde con la forma de actuar de los psicólogos de nuestro tiempo. Una vez que el médico espiritual descubre la causa de la enfermedad de la chica, mediante el método que los psicólogos de hoy llaman «psicoterapia», cura, poco a poco, y con el paso del tiempo, a la sirvienta, hasta que ésta recobra la salud psíquica perdida.
A lo largo de esta historia, Rumi da ejemplos dignos de consideración. En especial, manifiesta de una forma muy bella lo difícil que es tratar a alguien psicológicamente.
Dice, por ejemplo, en otra historia, que para sacar una espina que ha penetrado en la
planta del pie de una persona, otra persona debe poner este pie sobre su rodilla, y buscar la espina con la ayuda de un alfiler, poco a poco y con suma atención. Esta es
una tarea ardua que necesita de una persona hábil. Pues si cualquier ignorante fuera capaz de sacar la espina clavada en el corazón de alguien [es decir, curar a alguien que sufre psicológicamente], no quedaría sobre la tierra corazón dolorido alguno. Al mismo tiempo, esta historia es una alusión a otro punto muy importante en psicología, ya que insiste en que, para resolver los problemas psíquicos de una persona, se la debe tratar con paciencia y tolerancia. Se debe primero estudiar bien el problema, encontrar su origen, y con calma y sólo mediante el tratamiento de un psicólogo experto, librar al enfermo de su sufrimiento.
Para aclarar mejor esta idea básica, Rumi, en la misma historia, utiliza otro ejemplo muy simple y sencillo. Dice que si alguien pone una espina bajo la cola de un asno, éste, que ignora la forma de sacar la espina, empieza a saltar y dar patadas, lo que representa un peligro serio para los que le rodean, y no sólo esto, sino que el pobre asno, inconsciente de que ésa no es la forma de librarse de ella, ayuda, en realidad, inconscientemente a que la espina se meta aún más. La única forma de remediar esta situación es buscar a un experto para que saque la espina, liberando al animal de su sufrimiento. Esto es en realidad el primer paso en la psicoterapia, en el que los allegados de una persona desequilibrada psíquicamente deben evitar, por todos los medios, provocar u originar situaciones por las que el enfermo, inconscientemente y por enfado, empeore aún más su situación. Ante todo, deben buscar la ayuda de un psiquiatra profesional y hábil para que diagnostique su problema psíquico y le ayude a recobrar la salud.
Finalmente, Rumi, en su historia del «rey y la sirvienta», además de las interpretaciones gnósticas y de las teorías psicológicas que ofrece, intenta expresar una serie de puntos y de sutilezas espirituales, a los que nos referiremos de forma resumida:
I.- El rey, sin la ayuda del médico espiritual, no podría conquistar el corazón de la
sirvienta. Esta es una alusión al papel del maestro y guía espiritual.
II.- Los médicos físicos del rey, por mucho que lo intentaron, no fueron capaces de curar a la sirvienta, ya que ellos, no sólo no tenían conocimiento alguno sobre las cosas espirituales, sino que también ignoraban el origen de la enfermedad y la gracia de Dios.
III.- Cuando el ser humano pierde toda la esperanza que ha depositado en las causas y
remedios materiales y dirige su atención hacia Dios, será, con seguridad, objeto de Su
gracia y de Su ayuda. Sin embargo, este ruego, este dirigir la atención, debe producirse con absoluta sinceridad y con pureza de intenciones, como lo fueron el ruego y la oración del rey.
IV.- Los ensueños de la gente libre y dolorida que tiene su atención fija en Dios están
cerca de la realidad, y a ellos se refiere Rumi con el sueño del rey y la buena nueva de la llegada de un médico espiritual. Esta es una alusión al efecto de la facultad imaginativa del hombre, y el dominio de ésta sobre él.
V.- La cortesía y la obediencia hacia los amigos de Dios, cuyos encuentros conllevan la
desaparición de muchos problemas propios insalvables. Esto sí, con la condición de que el buscador sea capaz de ver en el rostro de ese amigo de Dios la imagen del maestro [médico espiritual] al que busca, de la misma forma que lo hizo el rey.
VI.- La alabanza del amor que santifica al alma humana, haciéndola volar hacia el mundo infinito de la espiritualidad. Está claro que Rumi habla aquí del amor verdadero, y no de la pasión del nafs. Un amor en el que se revelan los misterios de Dios, cuya definición no cabe en palabras. Al mismo tiempo, Rumi alude a los amores manchados de pasión y de deseos, como el de la sirvienta hacia el joyero, que se apagan con la enfermedad y la pérdida de belleza de éste.
VII.- El ansia por la riqueza mundana, y el dejarse llevar por el engaño de la riqueza y del poder, cuyo final es la historia del joven joyero, que ansioso de fama y de riqueza
material, deja su ciudad y se va a la corte, para encontrar ahí la muerte.

Notas
[1] La luz necesaria para poder percibir esos secretos. (N.T.)
[2] La primera persona que habla, en la historia de la medicina, de la relación entre la
psicología y la salud corporal, y que pone en práctica este método, es el gran pensador y médico persa del siglo XII, Abu `Ali Sina, conocido como Avicena en Occidente y en los países árabes. Por ejemplo, en el tercer tomo de su obra maestra sobre la medicina, Canon, habla de lo que él llama, el «mal de amores», explicando sus síntomas corporales, y la forma de diagnosticarlo y curarlo.

FUENTE: WEBISLAM (tomada de Revista Sufí)



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