jueves, 17 de marzo de 2011

SUFISMO: LA CONCIENCIA DESPIERTA Y LA PROFUNDIDAD DEL ENTENDIMIENTO

La conciencia despierta

El desarrollo de la Conciencia y la profundidad del Entendimiento, tienen un único Objetivo, la búsqueda de nuestra Naturaleza Esencial.
Sufismo -10/11/2008 | Hayy Sidi Saíd Ben Aÿiba al Andalusí, Abdú Rabih
Fuente: Tarika Shadilia


'Di; ¡Oh! vosotros los duros de corazón. No reconozco como Allah lo que vosotros
reconocéis, ni vosotros sois reconocedores de lo que reconozco...Tenéis vuestro camino y yo tengo el mío". El Qoran, Surat al káfirún

Si pudiéramos acercarnos como observadores hasta La Causa primera de la Creación, 
nos parecería que toda la energía-materia ha sido llamada a la existencia desde 'nada'.
Pero sabemos que eso es una quimera, ya que algo no puede surgir de nada. Así pues, 
y para poder entendernos, a ese 'Algo' desconocido Le llamamos La Trascendencia. Y al no haber otro origen posible para ninguna 'cosa', le atribuimos lo que no puede tener su causa en el mero ámbito de la energía-materia.
Puesto que toda forma es posterior al elemento-energía primordial deduciríamos que, a causa de ello, toda forma es una apariencia derivada del ensayo creador y, por lo tanto, toda apariencia habrá de concluir en la extinción. La energía-materia, siendo por el nivel de su naturaleza inconsciente, e inestable en cuanto a la forma, no puede alcanzar la consciencia por sí misma y la estabilidad eterna como objeto. No puede crear para sí misma el ser consciente como un elemento físico más entre otros, hasta el punto de  poder decidir sobre su destino.

La energía-materia irracional no puede por sí misma hacerse racional, hasta alcanzar posteriormente la consciencia de su existencia. Más bien la consciencia es el atributo primero de la Conciencia, y ésta tiene su origen en aquel 'Algo' desconocido que llamábamos La Trascendencia. Y desde La Trascendencia, como único y verdadero Ser
Causante de todo lo existente, la Conciencia se insufla en la energía-materia cuando 
esta ha constituido el elemento capaz de manifestarla.
Sabemos que la Conciencia no es material, aunque para Su manifestación use la materia como soporte. Y sabemos que de la acción entre semejantes de signos opuestos, en el plano material, podemos deducir el Principio de Generación. Pero no se puede deducir de ello que sin una Causa inteligente exterior a la energía-materia, ésta acabe produciendo inteligencia y consciencia por sí misma, como resultado de la confrontación.
Recordemos que el resultado de confrontar dos elementos entre sí es un tercer elemento que hereda cualidades de sus 'progenitores', pero la Conciencia no es un atributo de la materia. Por lo tanto, la confrontación entre dos elementos materiales no pueden dar como resultado un elemento consciente. La Conciencia, si bien se sirve de la 


energía-materia para su manifestación en cambio no es de su mismo 'nivel', aunque sí 


podemos atribuirle el mismo origen.
Podríamos decir que el cuerpo-ego-materia y la Conciencia son distintos niveles de Una Sola Realidad que, inicialmente separados, confluyen en su plenitud, y posteriormente, en el elemento humano como estructura capaz de ir asumiendo progresivamente el conocimiento de sí. Y también que entre ambos, y solo con el concurso de ambos, forman la cualidad de conocer, de saber-Se y relacionar-Se con el entorno.
Pero no es el elemento humano el único ser dotado de esta cualidad. Todos los seres son poseedores en mayor o menor grado, de lo que podríamos llamar el 'signo de la Conciencia'. Pero solo en el ser humano se da en plenitud. Es obvio que nos referimos al planeta que habitamos y que si bien no podemos opinar sobre la vida en otros lugares no quiere decirse que la descartemos. Simplemente no hablamos de lo que aquí no debemos.

La Conciencia madura interactivamente en colaboración con el medio y por mediación
del cuerpo-ego, y dependiendo de su docilidad para el aprendizaje es, a su vez, la artífice de la educación del ego. Ego y Conciencia se desarrollan al unísono, pero más tarde van diferenciando sus tendencias.
La Conciencia es el don otorgado a la materia, es 'más sutil' y esta llamada a la Unidad.
Y el ego-cuerpo-materia es el nivel 'más elemental', con el mismo origen, pero llamado a la extinción en la forma. Será la Conciencia, como el nivel mas cualificado de saber-Se, la que habrá de ser 'educadora' del aspecto más elemental de sí, el ego. Por esta causa será determinante que en el proceso de nuestro desarrollo imprimamos en nuestra Conciencia la mejor docilidad ante La Presencia Creadora. Si la Conciencia logra educar a la parte de sí que decimos ego, este será un colaborador inestimable durante el proceso de evolución, de lo contrario siempre lo tendrá enfrentado. Hay en ello una cierta semejanza con la relación que se establece entre un hijo y sus padres. La criatura es parte de la carne y sangre de sus padres, y cuando es un bebé le consienten y toleran. Pero más tarde tiene que ser independiente, otro individuo, y para ello le educan, para que sea capaz de aceptar las frustraciones, de conocer y de diferenciar entre la fantasía infantil y la realidad adulta, capaz de crecer por sí mismo.
Tal como nosotros interpretamos y percibimos la cualidad única de conocernos como 
Conciencia-ego, esta tiene en el cuerpo humano su vehículo de manifestación. 
La Conciencia se va distanciando del ego hacia la dimensión intelecto-espiritual, en tanto que el ego va mostrando preferencia por satisfacer a la naturaleza animal. 
El ego acercándose a la dimensión corporal forma parte de lo físico. Pero la Conciencia, desarrollándose voluntariamente en el aspecto espiritual, forma parte de otro nivel, por eso es que, para hablar de ella, empleamos otro concepto de disciplina, el de la Metafísica.
Todo lo que somos como transitoriedad y todo lo que es fungible se disgregará, y se reintegrará nuevamente en el ciclo del movimiento dando lugar a otras 'formas'. Entonces lo único que quedará de 'nosotros' será la Conciencia no material insuflada desde el Único Ser.
Así como en lo físico, cada átomo liberado regresa a su simplicidad para reorganizarse en nuevas moléculas, la Conciencia insuflada sobre la materia, desde el Principio Creador, regresa a Su Sede, Allah, después de haber animado -dado alma- a lo físico. 

Acompañar a la práctica de la Ibadat los ejercicios de reflexión sobre el conocimiento intelectivo de lo que significa esta cuestión, forma parte del método válido para adquirir Conciencia plena de lo e verdaderamente somos. 
Una vez despiertos a la Conciencia de nuestra verdadera naturaleza (oculta en la mayoría de las personas), podemos dominar el Dunia con relativa facilidad. Podemos desprendernos de las ataduras a lo que impida en nosotros la transmutación hacia la Conciencia expandida.Nuestra visión del entorno criatural deja de ser inmediata y separada, -la visión del velado-, para transformarse en Universal e integrada, -la visión iluminada-. Esto implica el haber reflexionado e integrado en la Conciencia lo comentado anteriormente, implica habernos liberado de todo cuanto es apariencia inestable, y haber dejado el lugar protagonista a la Causa y no al efecto.
Conocemos el poder de la Conciencia para ver y entender, y también conocemos las dificultades que opone el poder del Dunia, sin el que dinámica entre opuestos no sería posible dentro del plan creador. Creo que por esta razón dijo Jesús de Nazaret (a.s) aquello de: 'Son muchos los llamados y muy pocos los elegidos'. Y quizás por ello, en XX; 14, nos recomiende el Qorân; 'Realiza el Salat en recuerdo (dikr) de Mí'.
Todas estas cuestiones, todos estos pensamientos y sanos deseos de progreso por las vías del Conocimiento previo al Amor, pudieran parecer costosos ejercicios de renuncia.
Es proverbial relacionar la evolución espiritual con dramáticas privaciones y negación de todo placer y sonrisa. Pero nada hay más lejos de la realidad que este pensamiento, el mundo es para el Sufi no solo su campo de trabajo, sino que también su jardín de las delicias. Sobre nuestro mundo actuamos y de nuestro mundo recibimos, en justa compensación, todo cuanto necesitamos para nuestra ilustración, día y noche, placer y dolor, nacemos en la ignorancia y crecemos en la Sabiduría.
El Sirata Mustaqim de los Sufis, o Recto Sendero, ya dijimos que no es difícil por la misma razón por la que no es fácil, pues no es una cuestión de niveles de dificultad a superar, sino de niveles de entendimiento en pos de la simplicidad.
Nuestro esfuerzo no solo se limita a la tolerancia, sino que se sustenta, principalmente, sobre el Conocimiento previo al amor. No es por lo tanto una cuestión de 'hacer muchas cosas difíciles', sino de comprender con sencillez el secreto oculto en la sabiduría de lo cotidiano. También sobre esta cuestión hemos comentado anteriormente. Conociendo la importancia del entendimiento de lo sencillo, que nos conduce hacia 'la visión', y desde esta al Amor, eje del Tassawuf, nos daremos cuenta de la dificultad que tenemos para expresar la simplicidad de nuestro método y propósito en lenguaje vulgar. No en vano, Abu Hassan as Shadzili decía que 'En la sencillez se oculta la dificultad'.

Cuando nos preguntamos ¿qué es el Sufismo?, podemos dar para ello diferentes respuestas, ninguna en contradicción, pero ninguna contendrá la totalidad de lo que queremos decir. Por esta razón la Conciencia debe de despertarse, para entender lo simple aún cuando tengamos dificultad para explicarlo.
El Sufismo no puede ser contenido en un individuo, ni en un lugar o en apariencia alguna, pues así como no hay algo que no sea Acción Creadora, no hay nada que no sea Sufismo. La Acción Creadora, el individuo, su medio, y la dinámica que utilice para la expansión de la Conciencia, es todo Uno. Cuando has descubierto La Esencia que en todo se esconde, ya no puedes dejar de ser Sufi pues, sin no hay nada que no lo sea, ¿a dónde irías que no Lo encontrases?.
La comprensión racional del significado de todas estas cosas está al alcance de muchas personas, pero no así la complejidad de sus consecuencias, y mucho menos la integración habitual de todo ello en las conciencias. El Tassawuf, al igual que otras nobles disciplinas de desarrollo, nos enseña sin grandes complejidades a entender, no
solo las consecuencias de cuanto exponemos, sino la aplicación práctica y metódica de todo ello.
Bien podemos repetir la idea de que, más que una cuestión de hacer muchas cosas complicadas, de cargar nuestras espaldas con nuevos esfuerzos, es una cuestión de imprimir en cada vida mas sencillez y coherencia, pero desde 'otra perspectiva'. Pues 'Solo son verdaderos creyentes -'visionarios'- aquellos cuyo corazón se estremece al recuerdo de Al Lah'. Qorân VIII, 2

'Entre los que se esfuerzan en la vía espiritual, entre los que ayunan o hacen limosna, el mas afortunado es aquel que ha comprendido esto'. Inspirado en un hadiz de S. Muhammad (s.a.s.).
Decía el Sheyh Ahmed al Alawi; 'Aquel que busca a Allah a través de algo distinto de sí mismo, nunca llegará hasta Él'. 'Manarafa nafsahu, arafa Rabbahu', 'Quien se conoce a Sí mismo, conoce a su Señor'.
En definitiva, el desarrollo de la Conciencia y la profundidad del Entendimiento, tienen un único Objetivo, la búsqueda de nuestra Naturaleza Esencial, quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Tres preguntas que se contienen en una sola respuesta, Allah el Bendito.


FUENTE: www.webislam.com

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