martes, 19 de enero de 2016

EL TIEMPO Y LA ESPERA. PEDRO CASALDÁLIGA. II PARTE: SALMOS DE VIGILIA

EL TIEMPO Y LA ESPERA
PEDRO CASALDÁLIGA


II. SALMOS DE VIGILIA

PREGUNTAS PARA SUBIR 
BAJAR EL MONTE CARMELO

(A Gustavo Gutiérrez, maestro espiritual en los altiplanos de la Liberación,
por su itinerario latinoamericano «Beber en su propio pozo'').


«Por aquí ya no hay camino».
¿Hasta dónde no lo habrá?
Si no tenemos su vino
¿la chicha no servirá?

¿Llegarán a ver el día
cuantos con nosotros van?
¿Cómo haremos compañía
si no tenemos ni pan?

¿Por dónde iréis hasta el cielo
si por la tierra no vais?
¿Para quién vais al Carmelo,
si subís y no bajáis?

¿Sanarán viejas heridas
las alcuzas de la ley?
¿Son banderas o son vidas
las batallas de este Rey?

¿Es la curia o es la calle
donde grana la misión?
Si dejáis que el Viento calle
¿qué oiréis en la oración?

Si no oís la voz del Viento
¿qué palabra llevaréis?
¿Que daréis por sacramento
si no os dais en lo que deis?

Si cedéis ante el Imperio
la Esperanza y la Verdad
¿quién proclamará el misterio
de la entera Libertad?

Si el Señor es Pan y Vino
y el Camino por do andáis,
si al andar se hace camino
¿qué caminos esperáis?

(Desde la Amazonia brasileña,
en tiempos de probación
y de invencible esperanza criolla).

SALMO DE ABRIL EN SÃO PAULO

«Quaresmeiras» en flor, banderas cálidas, verdad de rosa y lila,
velan junto a los tintes de las frías banderas
al pie de los cajones monstruosos de cemento.
Ellas vencen la niebla del miedo persistente
y salvan, con la gracia de sus pequeñas risas,
las prisas de los hombres, llevados por las máquinas,
la desazón de la ciudad violenta,
la maldición del mundo.

El metro de São Paulo me lleva, como un túnel de anónimas preguntas,
lucha adentro.
(El metro de Madrid, rueca de noches mías, inflamadas,
regresaba, por fin, a Buen Suceso).

Caminos, los semáforos, guiñan el ojo verde.
Guiñan el ojo rojo de los riesgos,
la vida.
(Por los barros y pastos, integrando colores, por mi ancha Amazonia,
santiguaba la tarde el arco iris,
semáforo de nuevas alianzas.
Noé lo contemplaba con mis ojos, un poco más maduros).

Tres días de cansancio
—cada Jonás, su Nínive—,
toda una vida yendo, de llamada.
Pero el verde invadía la tierra y el anhelo,
y las garzas me daban su lección
—¡Todavía
es posible ser libres!

En la ciudad, perdidos yo y Tu Nombre,
el mundo es tan pequeño como un nido olvidado,
tan triste como un pájaro sin alas ni gorjeos.
¡Pero Tus Alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!

En Taboão da Serra
la juventud ensaya
muerte y eucaristía.
Las rosas de la Serra, deshojándose, vuelcan
sus redomas cansadas.
María Liliane ha entregado a la muerte su rosa prematura.
Cantan los compañeros, con Milton Nascimento:
—«Amigo é coisa (amigos)
de se guardar
debaixo
de sete chaves (libres)
dentro do coração...»
¡Nunca debajo de una losa fría!, replica el Evangelio.
—¡Lázaro, Liliane, salid fuera!

Con el vino de misa, bebieron muchos vinos, en sus frenados sueños,
estos curas alcólatras que ahora
pacen, como corderos, la vergüenza vencida.
Duval, el chansonier,
soñó también, un día (muchas noches),
en su petite tête y su corazón grande,
la luna y le grand ciel...
y ahora nos sorprende, con toda su guitarra de rodillas,
sabiendo más que nunca, lejos de todo palco,
que el Señor reviendra, que il l'a promis,
que il reviendra la nuit qu'on n'l'attend pas...!

Los guacamayos tiemblan—como yo deportados—
del frío de São Paulo, del frío de este mundo.
«Es invierno en la Iglesia», advertía Karl Rahner, haciendo testamento de profeta.
(Y el frío es la tristeza del Mundo,
y el invierno
es pecado en la Iglesia que ha abrasado el Espíritu)
—¿Qué estas haciendo ahora?
le preguntaba el papa (¿inquisidor? ¿benévolo?).
Respondía el teólogo (¿evasivo? ¿maestro?):
—Me preparo a vivir el gran Encuentro.
Y a sus ochenta abriles, bien pensados,
oyente del Misterio en la Palabra,
se ha zambullido en el total Futuro.

Abril portará encara, per les nostres carenes, els ganfalons florits?
Les rosas de Sant Jordi besaran els timbals, encara joves,
o s'esfereiran pels dracs de tota mena?
A Montserrat, l'abril quin virolai hi canta?
Com sabrà celebrar la primavera
el meu enfeinat Poble?
Les roses y l'abril, els fulls, les fulles,
els llibres que embreçolen la meva saviesa,
els llibres que festejo, tents, quimèrics,
els llibres que em fan pare...
les roses que em fan nen immarcescible.

La mare ja no hi és a Catalunya,
ja és a dalt de Casa.

Ginesta catalana, groga de tants records,
què hi fas ací, paulista?

En São Miguel Paulista dos hombres más reclaman,
con el título póstumo de su sangre extendida,
la tierra que les hurta el latifundio,
la casa que les niega la ciudad sitiada, exceso de codicias.
Floresta de pancartas enseña por las calles el abc del hambre:
—«Também os professores querem comer».
Diretas!»
«Diretas já!», gritan todos los muros, derramando impaciencia
El comercio pregona
una pascua de huevos
de chocolate (amargo
para los otros niños).
¿Socarres piensa con los pies sus dólares?
Las huelgas paralizan las máquinas del lucro homicidas. ¿En vano?
Estudiarán en vano estos sindicalistas, acosados de leyes y de arbitrios,
la autogestión, la autonomía, el Pueblo?
Geraldo, en Santarém, arde, como una ofrenda,
[con los huesos roídos, en la fragua.
Por la madera noble del labio mentuktire —palabra de verdad pirografada—
Amerindia reclama, desde el Xingu irredento:
—«Devolvednos la tierra, respetadnos la paz,
y haremos, con vosotros, la gran fiesta».
19 de abril, ¡Día del Indio!

«Cabo Anselmo (ex-Nordeste, ex-Marinha, ex-Guerrilha,
ex-Traição)
contra tudo»
Esses cabos-fantasma, os comandantes-zero,
ñao contam com o Povo!

¿Por qué el 9 por ciento de los niños se mueren
«antes de tiempo» aún, Santo Padre las Casas?
Genocida e impune, Reagan mina en los puertos
la núbil libertad de Nicaragua
donde ya nuestros mares, recobrados, bebían
su sed adolescente.

Arde el Líbano y mueren los penúltimos cedros.

Mueren los palestinos, ¡Palestino!

Arde en la India el corazón de Gandhi (¿inútilmente manso?).

El Chile de Neruda (¿inútilmente fiero?)
quiere estallar a gritos su losa interminable.

...¿Por que sembraré versos
delante de este Mundo?

Obispo, como un niño sin embargo.
Poeta, como un hombre simplemente.
Siempre un poco en la sola compañía.
Siempre un poco extranjero en todas partes.
Como una «quaresmeira», lila y rosa,
florida de nostalgia, ¿florida de Evangelio?

Rahner lo ha dicho. Y ya no hay más lecciones:
—La cima de mi vida está aún por llegar:
es el abismo
del Misterio de Dios
donde nos despeñamos,
libres por fin,
muriendo...

Capitulo ante Ti, oh Dios, Innominado, ¡Mayor siempre!
«Solitarios extraños» vamos hacia Tu encuentro,
¡Sentido de la sed de todos los sentidos!
Capitulo ante Ti,
abril humano yo, loca esperanza niña,
¡oh Dios, mi Primavera,
Abril del Mundo entero,
Dios ya por siempre Humano!

AMANECER

El lago y yo amanecemos llenos
de Dios, de Dios, de Dios...

—Tú me das el vigor de ese toro muchacho
tallado al sol naciente
junto al cactus asceta.

Las cigarras ensayan, pertinaces,
la alegría monótona del Tiempo.

Penachos de maíz, niños del todo,
saludan los caminos de los hombres.

La golondrina, sola,
haciéndome verano,
pulsa el hilo sonoro de distancias.

'Dejadme hacer acopio de ternura:
¡tengo la vida, entera, entre las manos!

ATARDECER

El hombre segaba esperas
cortando el césped maduro.

Subía un silencio monje
por los cipreses oscuros.

Venía el alma a la boca.

La tarde ganaba el muro.

¿Qué Dios es éste que muere,
Ausente que siempre busco,
Presente en aquel hondón
donde mi yo es todo suyo,
donde termina el vacío
de mi soledad y el mundo?

DE VUELTA VOY

Discretamente sordo a los agudos,
nuevas me llegan las vivencias graves:
los cantos de la paz, los llantos mudos,
el vuelo independiente de las aves,


la trama del pecado y su reverso,
la soledad de todos tan cercana,
la síntesis del mundo como un verso,
la voz de Dios más otra y más humana.


Suelta la crin y la ternura suelta,
la libertad por brida entre los dientes,
ya en la recta final, estoy de vuelta
de ciertas cabalgadas impacientes.


No he de colgar la lira ni la espada,
no negaré mi brazo a quien lo quiera,
pero se pone el sol en la calzada
y abro de par en par la antigua espera.


AL CRISTO DE LA TRINIDAD
DE MAXIMINO CEREZO BARREDO

Tus manos sobre los Pobres,
por Ti llegados a Dios
y acogidos en familia
de igualdad comunitaria.

Tus manos en las del Padre,
corriente de un mismo Espíritu.

Tus manos en cruz, tendidas
hacia las manos del Mundo,
villas del Tiempo Nuevo,
Camino, Verdad y Vida.

Trinidad venida a menos
para hacernos todo a todos.
Manos/Casa,
Llagas/Pascua,
Alas/Vuelo
¡Uno y nuestro!

¡Trinidad que nos arrastra
lucha adentro, Pueblo adentro,
con el Hijo,
pobre Hermano,
también muerto!

DEJA LA CURIA, PEDRO

Deja la curia, Pedro,
desmantela el sinedrio y la muralla,
ordena que se cambien todas las filacterias impecables
por palabras de vida, temblorosas.

Vamos al Huerto de las bananeras,
revestidos de noche, a todo riesgo,
que allí el Maestro suda la sangre de los Pobres.

La túnica inconsútil es esta humilde carne destrozada,
el llanto de los niños sin respuesta,
la memoria bordada de los muertos anónimos.

Legión de mercenarios acosan la frontera de la aurora naciente
y el César los bendice desde su prepotencia.
En la pulcra jofaina Pilatos se abluciona, legalista y cobarde.

El Pueblo es sólo un «resto»,
un resto de Esperanza.
No Lo dejemos sólo entre guardias y príncipes.
Es hora de sudar con Su agonía,
es hora de beber el cáliz de los Pobres
y erguir la Cruz, desnuda de certezas,
y quebrantar la losa—ley y sello— del sepulcro romano,
y amanecer
de Pascua.

Diles, dinos a todos,
que siguen en vigencia indeclinable
la gruta de Belén,
las Bienaventuranzas
y el Juicio del amor dado en comida.

¡No nos conturbes más!
Como Lo amas,
ámanos,
simplemente,
de igual a igual, hermano.
Danos, con tus sonrisas, con tus lágrimas nuevas,
el pez de la Alegría,
el pan de la Palabra,
las rosas del rescoldo...
...la claridad del horizonte libre,
el Mar de Galilea ecuménicamente abierto al Mundo.

RETIRO ESPIRITUAL 
EN EL CERRO DE SANTA TEREZINHA

Respiro a Dios.
El cerro, como un novio,
se ha vestido de flores sertanejas,
porque la madre noche ha derramado
sus plácidas vasijas
sobre el programa cierto de noviembre.


El aire amanecido
—la brisa del profeta—
visita mis pulmones.
¡Dios sea bienvenido!


El campo huele auténtico.
Olor de Dios me llega.


El sol me arropa, tibio,
la espalda caminante, cerro y Carmelo arriba.


Las olas de los montes que modeló Su Mano
cubren de paz mis ojos vespertinos.
Escribo «Paz», sobre la arena húmeda,
sobre la carne frágil de esta Tierra en combate.
Firma de paz, el río, certifica el encuentro
y sigue su camino hacia la mar lejana.

Un pájaro me canta: «Bem-te-vi».
¡El, El, me ve, mejor que yo me veo!

Abro mi cruz, mis brazos,
a todo lo que venga.
Sé que también me espera la jornada de Elías...

Pero ahora, hermanos, respiro a Dios, lo huelo a campo abierto.
Y callo, bajo el sol de su presencia,
como un niño dormido.
Ahora Dios me abraza enteramente.

BENDICIÓN DE SAN FRANCISCO
A FRAY LEONARDO BOFF

¿Qué le diría mi compadre San Francisco
a su hijo, Leonardo Boff,
en esta hora de probación?


—Hermano Leonardo,
teólogo de la Gracia Libertadora
por el designio del Padre:
aunque no sea muy conforme con el Evangelio de la libertad de los hijos de Dios
esta manera vaticana de tratar a los hermanos en la fe,
Tú, hermano Leonardo,
en memoria y seguimiento de Nuestro Señor y Libertador Jesucristo
que se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz,
obedece con humor de hermano menor del Reino.
Sé por unos días, en sementera fecunda,
teólogo del silencio del Verbo.
Comparte en profundidad el misterio de los Pobres
que no tienen voz ni en la Sociedad ni en la Iglesia.
Tu libro, tan temido, se ha revestido ahora de razones más próximas.
Escucha, en mayor silencio,
el grito de los oprimidos que brota de este Continente de la muerte y la esperanza
y el canto nuevo que ya rompe de las aldeas indígenas,
[de los campos y las ciudades.
La mujer, una vez ha dado a luz, olvida los dolores que sufrió en el parto,
feliz por haber entregado un nuevo hijo al Pueblo.
La noche va pasando
y el día se aproxima.
Apresta, durante esta vigilia, las vestes de la nueva luz.
El viento libre del mar de Tiberíades
y las aves evangelizadoras del monte de las Bienaventuranzas
invadirán, para alegría de los Pobres,
todo el recinto de la Iglesia de nuestro Salvador Jesús.


¡Paz y Bien, hermano Leonardo!
Toda la hermandad te acompaña,
en la oración de la fe,
con las serenatas impacientes de la esperanza
y en la rebelde fidelidad de los adultos corresponsables por el Reino de Dios.
Profeta escogido de tantas palabras luminosas,
sé, por un poco de tiempo, profecía callada...
... y tu corazón experimentará la perfecta alegría.
Para gloria del Padre que nos creó libres,
en la Pascua del Hijo que con su sangre nos liberó de todo cautiverio
y en la consolación del Espíritu Santo que es el sello vivo de nuestra Libertad.
Amen, ¡Aleluya!

Y QUE LE DIRIA, UN AÑO DESPUÉS,
MI COMPADRE SAN FRANCISCO
A FRAY LEONARDO?

—Hermano Leonardo,
teólogo confirmado de la Liberación
por la gracia del Padre y el apremio del Pueblo:
ahora que nuestros señores,
los maestros de Roma,
te han devuelto la Palabra,
devuélvesela entera
a tu Señor, el Pobre;
vestida ya por siempre con el hábito
del color de la tierra
que es sepultura y surco;
del color de madera del leño de la Pascua.

¿ME DEJÁIS SOLO?

¿Me dejáis solo?
¿Con la verdad?


¿Por qué no me ayudáis
a examinar la piedra fascinante
que me ha atraído siempre a la frontera?

Los caminos trillados
son caminos de todos.
Nosotros, por lo menos,
debemos arriesgar estas veredas
donde brota la flor del Tiempo Nuevo,
donde las aves dicen la Palabra
con el vigor antiguo,
por donde otros arriesgados buscan
la humana libertad...

Si el corazón es limpio
no ha de atraparnos nunca
la noche intransitable.
El viento y las estrellas
nos dictarán los pasos.

¿Por qué me dejáis solo,
con o sin la verdad?

TESTIMONIO Y ESCÁNDALO

Cada día sé más
que no me pertenezco.
Ropa tendida al sol y al comentario,
públicamente vivo.
No tengo cercas, ni jardín,
ni un perro que me espante,
por lo menos de noche,
los visitantes más inoportunos.
Ya han hecho de mi capa
muchos sayos.
Sertão que el fuego puso al descubierto,
que todos los viandantes clasifican
con ojos suficientes.
Tierra que Dios calcina de exigencias
y cubre tercamente de ternura,
de un verde renacido con los años,
contra toda esperanza.
Ya soy, a cada paso que insinúo,
testimonio o escándalo,
testimonio y escándalo.

PORQUE SÉ LAS COSAS, SOY

Porque sé las cosas, soy
y me sé Señor del mundo.

La mañana me acaricia,
luz devuelta, cheque en blanco,
tiempo mío todavía.

Las gallinas y los patos
me circundan, sometidos.
Sobre el césped, cuentas vivas
las frutillas del «cajá»
y las manos de los niños.

Canta un pájaro sin nombre,
pero es mía su belleza.

Solamente la justicia
—estos ojos, el transistor,
la sospecha escarmentada—,
solamente la justicia
se me escapa de las manos
por las manos de otros hombres,
como yo, señores, libres.

HAMBRE DE TI

«Amor de Ti nos quema,
blanco Cuerpo».
                          Unamuno

Hambre de Ti nos quema, Muerto vivo,
Cordero degollado en pie de Pascua.

Sin alas y sin áloes testigos,
somos llamados a palpar tus llagas.

En todos los recodos del camino
nos sobrarán Tus pies para besarlas.

Tantos sepulcros por doquier, vacíos
de compasión, sellados de amenazas.
Callados, a su entrada, los amigos,
con miedo del poder o de la nada.

Pero nos quema aun tu hambre, Cristo,
y en Ti podremos encender el alba.

POR ESE MERO HECHO
DE SER TAMBIÉN OBISPO

Por ese mero hecho
de ser también obispo,
nadie me va a pedir
—así lo espero, hermanos—
que deje yo de ser
un hombre humano.
(Humanamente frágil, como todos.
Humanamente libre, como algunos.
Humanamente vuestro).

Nadie me va a pedir
que deje de tener yo mis amores:
los niños, por ejemplo,
las garzas,
Nicaragua,
«Geró», la vieja gata de verdes ojos sabios,
los libros, un poema,
las cartas, un abrazo,
una canción reciente,
una canción antigua
la tarde recogida bajo la luz domada,
los indios de estos pueblos que fueron tan desnudos,
aquellas viñas viejas de mi lejano pueblo,
América Latina como una esposa última,
los Pobres de la Tierra,
¡Jesús de Nazaret!

Por ese mero hecho....
nadie me va a pedir que ponga piedras
en esta honda cavidad del pecho.

DE HIPONA HASTA SÃO FELIX

La vida de Agustín
me acoge como un poyo
al borde del camino contestado.
Hay huellas por la arena solitaria,
de Hipona hasta São Félix.
La Iglesia viene antigua
diversa,
caminante.

¡No faltarán los elegidos bárbaros
que doblen el Imperio, hermanos de provincias!

Con rostro palestino y al viento de la Historia,
Dios marcha en caravana con nosotros.

¡Las dos Ciudades irán siendo una!

AMÉRICA LATINA

Sobre su larga muerte y esperanza
desnudo el cuerpo entero
—la palabra, la sangre, la memoria—,
definitivamente
será mi cruz
América Latina.

Dios, pobre y masacrado,
grita al Dios de la Vida
desde esta colectiva cruz
alzada
contra el sol del Imperio y sus tinieblas,
ante el velo del Templo estremecido.


Mañana será Pascua
—porque El ya es mañana para siempre—.
(Revestida de llagas y sorpresas,
vendrá por el jardín
la Libertad,
hermanos.
Y hay que poner ternura en las quenas despiertas
y quebrar los aromas solidarios
y conminar el miedo del sepulcro
desarmando a los guardas).

Pero hoy todavía es Viernes Santo.
Todos somos testigos,
entre dados y lanzas,
mientras la madre llora sobre el hijo ciado.

Yo no quiero negarme a ese misterio.
¡Yo no quiero negarTe!

América Latina
será mi cruz
definitivamente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario