martes, 19 de enero de 2016

SUPERSTICIONES MEDIEVALES: LAS DANZAS PARA CONJURAR PESTES

DANZA DE LOS MUERTOS 
(O DANZA MACABRA)

El origen de las DANZAS DE LOS MUERTOS, que fueron objeto de tantas pinturas y otras manifestaciones artísticas datan de la Edad Media.


Al principio se veían frecuentemente durante los días de carnaval, máscaras que representaban a la muerte, tenían el privilegio para danzar con todos cuantos se hallaban tomándolos de la mano y se veía el espanto de las personas a las que llamaban a bailar, pero divertían en gran manera al publico


Pronto con estas mascaras sacaron la idea de ir a bailar en los cementerios sus danzas en honor a los difuntos; los curas recomendaban esta ridícula romería como muy propia para producir útiles y saludables reflexiones, y se ha visto a los mismos sacerdotes representar sin ningún escrúpulo el personaje de la muerte. 


Estas danzas así santificadas, hicieron un ejercicio de devoción, iban acompañados de piadosas sentencias (posteriormente tomaron el nombre de danzas infernales), y después se hicieron pinturas de ellas, las cuales fueron veneradas por el pueblo con respetuosa humildad.  

Algunos sacerdotes pusieron en marcha la idea de que haciendo el voto de mandar pintar un cuadro que representase una danza de muertos, se podría librar uno de los ataques mas terribles. 


Se creyó ciegamente en este absurdo y poco se tardó en recurrir a este medio en ocasión de las epidemias de pestes tan frecuentes en aquellos tiempos. 



Una de las más famosas danzas de muertos fueron grabados realizados por Hans Holbein El Viejo en 1538 y Heinrich Aldegrever en 1541.


Otras pinturas de la Danza de la Muerte o Danza Macabra atraían un enjambre de curiosos que pagaban los gastos por medio de las ofrendas que depositaban en una caja colocada en la puerta, todos estos dones voluntarios hechos de forma muy abundantes fueron destinados a decir misas para el reposo de las almas del purgatorio, los frailes y monjas alababan la caridad de los fieles. 

Y para animarles a donar, Oliver Maillard, famoso predicador del siglo XVI decía en uno de sus sermones: "Las almas del purgatorio oyen el sonido del dinero que vosotros dais para ellas, cuando al caer el azafate hacen ting, ting, ting, y entonces se ponen a reír haciendo, ja, ja, ja, ji, ji, ji y por ello redoblaban las limosnas para poner a las almas de buen humor".




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